MADRID.- Los datos recopilados por la sonda Cassini continúan revelando importantes misterios de Saturno, tras un periodo de investigación orbitándolo desde 2004 a 2017, la nave logró entregar información sobre los cambios observables en el color de sus cielos, los que se deberían al transcurso de las estaciones y los anillos que caracterizan a este planeta.
Los cambios en la cantidad de bruma provocada por la luz solar en la atmósfera de Saturno serían la causa de los distintos niveles de turbidez y los colores que se observan en las imágenes enviadas por la sonda de la NASA que finalmente se estrelló en el planeta en septiembre del año pasado.
En estos análisis, los científicos descubrieron que la atmósfera en el hemisferio norte variaba de azul a tonos más cercanos al oro o incluso salmón.
"Creo que todo el mundo estaba sorprendido de por qué la atmósfera era azul", comentó el científico planetario Scott Edgington, científico adjunto del proyecto de la misión Cassini, quien presentó los hallazgos la semana pasada en la reunión de otoño de la Unión Geofísica Americana 2018 en Washington.
Actualmente, los científicos se esfuerzan por localizar todas las fuentes de luz que brillan en Saturno y entender cómo la luz interactúa químicamente con la atmósfera de Saturno. Responder a estas preguntas puede ayudar a los investigadores a comprender mejor las diferencias en las atmósferas de los gigantes gaseosos del Sistema Solar.
Júpiter y Saturno tienen neblinas que les dan un color dorado, mientras que Urano y Neptuno tienen atmósferas más claras como el cielo azul de la Tierra en un día claro. Pero como los investigadores vieron en las imágenes de Cassini, Saturno no siempre estaba cubierto de bruma dorada.
La nueva investigación con los datos de Cassini detalló que -en el caso de Saturno- la luz solar particularmente limitada en el invierno parece permitir que la atmósfera se recupere de los brotes de niebla por los anillos masivos que caracterizan a este planeta.
El principal impulsor de las estaciones de Saturno es la inclinación del planeta, al igual que en la Tierra. La Tierra está inclinada de modo que el hemisferio norte se enfrenta al sol de manera más directa en junio y el hemisferio sur ve el sol de frente en diciembre. En diciembre, el hemisferio norte experimenta largas noches de invierno, mientras que el hemisferio sur disfruta de sus largos días de verano.
El mismo efecto ocurre en Saturno, que se inclina tanto como la Tierra. Pero Saturno también tiene un sistema de anillos expansivo que bloquea la luz solar para el hemisferio que se aleja del sol, lo que hace que los inviernos sean aún menos soleados en el gas gigante.
La cambiante exposición solar del planeta es responsable de los cambios estacionales en la turbidez de la atmósfera, dijo Edgington.