JPL/NASA (Imagen referencial)
MADRID.- Un nuevo exoplaneta ha sido localizado a 224 años luz de nuestro Sistema Solar, orbitando en el límite de la zona de habitabilidad de una estrella enana roja, lo que lo transforma en una supertierra y abre una nueva posibilidad para encontrar rastros de vida en el Universo o potenciales escenarios para soportar la vida como la conocemos.
Este cuerpo celeste fue detectado por investigadores de la Universidad de Oviedo y del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) gracias a datos entregados por el Telescopio Kepler.
Al igual que la mayoría de los exoplanetas encontrados en los últimos años, este fue hallado gracias a la técnica del tránsito, lo que significa que fue observado por la "sombra" o cambio de luz que produce en su estrella a medida que su órbita lo hace cruzarse frente al instrumento de medición.
La estrella que da centro a este sistema estelar, la K2-286, se encuentra en la constelación de Libra y mantiene una temperatura efectiva de 3.650°C, como referencia, nuestro Sol genera una temperatura efectiva en su superficie de 5.505°C. En tanto, el exoplaneta tendría un radio 2,1 veces mayor al terrestre y se mantendría en el borde de la zona de habitabilidad.
Esta denominación es la que se le da al espacio en que los planetas pueden orbitar una estrella y mantener las condiciones para albergar vida como la que se conoce en la Tierra, es decir, agua líquida y una temperatura adecuada. En nuestro Sistema Solar esto ocurre entre 0,84 y 1,67 unidades astronómicas (UA), es decir, entre Venus y Marte, aunque con algunas concesiones.
Los datos obtenidos por los astrónomos detallan que tarda 27,36 días en girar en torno a su estrella y mantendría una temperatura de equilibrio cercana a los 60°C.
Con estas condiciones, se podría transformar en uno de los puntos de interés de estudio del próximo telescopio James Webb que sería capaz de analizar su atmósfera -en caso de que la tenga- y entregar mayores detalles sobre sus posibilidades de albergar vida, claro que a 224 años luz de la Tierra, aún presenta un gran desafío tecnológico si en algún momento se pretende hacer una visita a estos exoplanetas.