SANTIAGO.- Este martes la comunidad científica se despertó con un hallazgo que podría fortalecer una posible cura a la infección de VIH y que recae en el segundo caso mundial de un paciente que elimina los rastros del virus de su organismo. En todo este proceso hay un gen que se destaca en el proceso: el CCR5, un correceptor del VIH y que podría ser la clave de un futuro tratamiento.
Si bien aún no se habla de cura, sino de remisión ya que el "paciente de Londres", como ha sido denominado este caso ya que el protagonista prefiere mantener el anonimato, sólo lleva un año y medio de observación, los investigadores lo marcan como el segundo caso de éxito con un tratamiento similar, luego de que el "paciente de Berlín" presentara un cuadro similar en 2007 y, hasta la fecha, ha mantenido su organismo sin rastros del virus.
Para la inmunóloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, doctora Cecilia Sepúlveda, esta investigación se trata de un escenario "súper alentador", pero asegura que hay que tener en cuenta que se trata de un "paciente excepcional".
En el proceso que fue publicado este martes en la revista Nature, se destaca el presencia de una mutación genética en la médula que fue trasplantada que le impedía la formación del gen CCR5. De acuerdo a lo que explica la infectóloga de la Universidad Pierre et Marie Curie de París a Emol, es un correceptor que, en su ausencia, limita el ingreso del virus a los organismos de los pacientes.
"Sabemos que el virus ingresa en forma bastante específica a los linfocitos CD4 positivo que, a través de esta molécula, ingresan al organismo, pero además requieren un correceptor que, en este caso es el CCR5 y si no está presente este correceptor, no se va a producir la entrada del virus a los linfocitos y, por ende, no se va a producir la infección", explica la doctora Sepúlveda.
Al tiempo que destaca que la particularidad de que "se den las condiciones para que se pueda realizar un trasplante con células que sea compatibles con paciente que va a recibir y que además carezcan de este correceptor o bien del receptor CD4, son condiciones muy especiales".
La complejidad de este procedimiento
Parte importante de la investigación es la complejidad que esta introversión requiere. En primer lugar, los trasplantes de médula ósea son muy exigentes, tienen que darse conjuntamente muchas coincidencias para que todo resulte exitoso, comenta la doctora.
Lo que une a ambos casos -distanciados por 12 años en su publicación científica- es que ambos pacientes además de tener la expresión del virus VIH en sus organismos, padecían de linfomas que debían ser tratados con una nueva médula ósea. Además, los dos recibieron particularmente trasplantes con esta mutación genética que no presenta el gen CCR5.
En este escenario, la doctora Sepúlveda comenta que "los trasplantes de médula ósea son todavía metodologías o tratamientos difíciles que requieren que se presente una serie de condiciones", agregando que "la gran mayoría de las personas con VIH que reciben un tratamiento adecuado no va a presentar nunca tumores que requieran este tipo de intervención".
La puerta a un posible nuevo tratamiento
Algo que sí podría abrir una puerta a una nueva forma de enfrentar el virus del VIH es un trasplante de menor complejidad. "No se puede generalizar para nada que pudiera efectuarse este tipo de tratamiento en todos los pacientes. Pero sí se puede pensar en poder tratar con células que carecen de este correceptor".
"Sería posible tratar con células que sean compatibles con el paciente y que tengan estas características, podría crearse un escenario de tratar con medicamentos a los pacientes y además estas células que no tienen puerta de entrada, por lo que cualquier virus residual que pudiera quedar no va a tener forma de mantener la infección", puntualiza la experta.
Para ella, "mantener el tratamiento retroviral y además introducir células sin puerta de entrada podría generar mejores condiciones para que, a la larga, el virus deje de permanecer en el organismo de los pacientes".