SANTIAGO.- La renovación del mercado de teléfonos de 2019 ya empezó. Luego de un año 2018 donde el "notch" fue una de las principales tendencias, las grandes marcas tecnológicas empiezan a mostrar cartas para este año, con cambios en diseño que pueden definir el futuro de los teléfonos. Y en paralelo a los primeros teléfonos "flexibles" –que llegarán a tiendas durante este año– Samsung presentó la décima versión de su teléfono más conocido, el Galaxy S.
El Galaxy S10, disponible desde esta semana en Chile, es en realidad una línea conformada por tres dispositivos: Galaxy S10, Galaxy S10e (el más barato de la línea) y Galaxy S10+, siendo este último que pudimos probar por algunos días y que, con leves cambios, se posiciona como el referente de lo que debe ser un teléfono Android en 2019.
En el papel el S10+ se ve muy similar a las dos últimas generaciones del S, con una pantalla que se curva en los bordes y una construcción que mezcla vidrio y metal. Pero en la mano se siente como un teléfono nuevo, más compacto (es ligeramente más pequeño que las variantes Plus de S8 y S9) y cómodo. Esto está dado, en parte, por el que es el mayor cambio de diseño del S10, que extiende el display hacia los bordes, eliminando el espacio para la cámara frontal, incorporándola dentro de la pantalla en un recorte. En el caso del S10+, la cámara ocupa más espacio ya que además del lente se incluye un sensor de profundidad para mejores retratos.
El detalle es notorio aunque no molesto. Y si bien es discutible si más disruptivo que el "notch" (o "muesca") –ya que el recorte para el lente implica desplazar elementos de la interfaz–, en cuanto a apariencia esta es una solución más agradable y se olvida igual de rápido.
La otra novedad clave es la inclusión de un lector de huella dactilar directamente en el display. No es el primer teléfono en hacer esto, aunque sí es el primero en usar un lector "ultrasónico". La diferencia de esta tecnología con otros sensores en el display es que éste no es óptico, por lo que no requiere luz para reconocer la huella, pudiendo operar sin prender la pantalla. No es tan rápido como los sensores fuera de la pantalla, pero es un buen cambio y más seguro que el sistema de reconocimiento facial incluido.
Mención aparte merece la pantalla en sí, que mantiene la buena racha de Samsung al ser el mejor display en el mercado, con una muy buena reproducción de colores y controlando de mejor manera la alta saturación que mostraban modelos pasados.
Pequeños detalles
El resto de los cambios son menores, pero acumulativos. La cámara trasera incluye un tercer lente, un gran angular, que permite más creatividad con las capturas, pero éstas en sí no son radicalmente distintas a las logradas el año pasado con el S9. Se incluye una opción para compartir carga inalámbrica con otros dispositivos, que sirve particularmente para cargar audífonos y relojes que lo soporten, pero que sigue siendo algo secundario a la herramienta que más importa: la presencia de carga rápida inalámbrica.
En cuando a software, los S10 corren la última versión de Android (Pie), modificados con la capa de personalización de Samsung, bautizada esta vez como OneUI. Si en años anteriores el software de Samsung ha generado comentarios negativos, esta vez la impresión es positiva, con una mejor utilización del espacio, cambios que facilitan el uso con una mano y la posibilidad de implementar un "modo oscuro". Es cierto que los iconos son muy grandes de fábrica, pero es algo que se puede modificar, haciendo que esta sea la mejor versión de software que ha hecho Samsung, lo que además se ve complementado con un chip Exynos 9820 y 8 GB de RAM, permitiendo que todo funcione de buena forma.
Hay otros detalles que hacen que el S10 destaque, como la inclusión de un conector para audífonos –algo poco usual para el segmento de teléfonos premium– y una batería que resiste fácilmente un día de uso.
La combinación de estos factores hace que el S10 asome como el paquete más completo en el mundo Android. Con el lanzamiento del flexible Galaxy Fold a la vuelta de la esquina, esta es una más que buena manera de celebrar 10 años del equipo que posicionó a Samsung en el mundo del smartphone.