La Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) no detiene su desarrollo para lograr nuevos hitos espaciales, por lo que ahora está trabajando en el desarrollo de los nuevos motores que utilizarán en las próximas misiones que contemplan el envío de una nueva sonda a la Luna y su primera misión a Marte.
El presidente de la Academia de Tecnología de Propulsión Aeroespacial de China, Liu Zhirang, indicó que los técnicos chinos están probando nuevas tecnologías de propulsión que permitan no sólo alcanzar el planeta rojo, sino también traer de regreso muestras lunares a la Tierra.
"Nuestras sondas [lunares] anteriores se quedaron en la Luna durante toda su vida útil, así que el objetivo de sus motores era sencillo: llevar a cabo un descenso lento y controlado", explicó Liu, citado por el diario estatal China Daily. Mientras que la nueva nave -Chang'e 5- involucra un desafío mayor: volver a la Tierra.
En este proceso, la sonda deberá enfrentar las extremas temperaturas de satélite natural de la Tierra y el engorroso polvo lunar.
"El control de temperatura será el factor más importante para determinar si los motores funcionan bien", apuntó el experto, quien agregó que éstos deberán ser no sólo resistentes, sino ligeros y lo más pequeños posible.
Esta misión, con la que China espera convertirse en el tercer país de la Tierra -tras Estados Unidos y Rusia- en traer de vuelta muestras lunares, está prevista para finales de 2019.
En cuanto a la misión a Marte, cuya fecha se ha estimado en 2020, Liu apuntó que los motores deberán ser aún más compactos que los destinados a las misiones a la Luna, dadas las peculiaridades de la atmósfera marciana, y dotados de mayor autonomía, ya que la distancia a la Tierra puede que retrase las señales desde los centros de control.