El observatorio LIGO, responsable por la primera detección de ondas gravitacionales en 2015, reanudará la búsqueda de este fenómeno en el Universo el próximo 1 de abril, tras más de un año de pausa en la investigación para la actualización del hardware que opera en estos centros de investigación.
La detección de las ondas gravitacionales en 2015 y su publicación al año siguiente, le valió el Premio Nobel de Física, en 2017, a Kip Thorne, Rainer Weiss y Barry Barish por la comprobación de una teoría que Albert Einstein había establecido hace más de medio siglo.
LIGO, que recibe su nombre por la sigla de Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser, en inglés), está compuesto por instalaciones gemelas en Louisiana y el estado de Washington, en Estados Unidos, que son capaces de reconocer las ondas que emiten las colisiones de agujeros negros o estrellas y que viajan por el espacio.
La necesidad de tener dos infraestructuras en lugares distintos del país es para evitar el registro de "falsos positivos".
"Hasta ahora, hemos visto 11 cosas. Tal vez veamos el doble este año", comenta Joseph Giaime, jefe del Observatorio LIGO en Luisiana ante el nuevo periodo de trabajo que iniciará el observatorio.
Desde la primera detección en septiembre de 2015 -y que no fue revelada al público hasta febrero de 2016-, los físicos han detectado ondas gravitacionales de otras procedencias, como estrellas de neutrones. El total general es de 10 pares de agujeros negros que chocan y un par de estrellas de neutrones que chocan entre sí.