En el ciclo del cambio climático, un equipo de científicos descubrió que cierta parte del dióxido de carbono que se pensaba quedaba en las profundidades del océano, realmente está siendo enviado a la atmósfera por los microbios que habitan en el mar. Así lo detalla un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences esta semana.
Los océanos del mundo absorben aproximadamente una cuarta parte del dióxido de carbono del que los humanos bombean al aire cada año, un efecto que permite disminuir el efecto invernadero. Junto a esto, gran parte de este elemento es absorbido por el plancton fotosintético que, al morir, lo arrastran al fondo del océano.
Hasta ahora, los científicos creían que se mantenía ahí, sin embargo, un análisis ha demostrado que las bacterias aeróbicas -que consumen plancton- llevan el CO2 de vuelta a la atmósfera cuando respiran y generan el proceso de tomar oxígeno y expulsar dióxido de carbono.
El reciente trabajo ha planteado que esta situación, sumada al aumento de la temperatura de los mares, puede generar una instancia en que a los océanos se les complique su tarea de "encerrar" el CO2 en el fondo marino. Además, destacan que, en muchos casos, las bacterias consumen más plancton a profundidades menores de lo que se creía anteriormente, y que las condiciones en las que lo hacen se propagarán a medida que aumenta la temperatura del agua.
Los científicos creen que el plancton produce alrededor de 40 mil millones a 50 mil millones de toneladas de carbono orgánico sólido cada año, de las que hasta 10 mil millones de toneladas lograrían hundirse fuera de la superficie del océano, más allá de los 100 metros de profundidad donde no pueden ser devoradas por bacterias. Sin embargo, los investigadores han tenido una mala comprensión de las profundidades a las que se respira el CO2 y, en consecuencia, de la velocidad a la que se devuelve a la atmósfera.
En este nuevo estudio, se analizaron estos datos y se logró descubrir que en la zona fértil, el oxígeno se consume rápidamente cerca de la superficie, a medida que las bacterias y otros organismos engullen la materia orgánica. A una profundidad de unos 150 metros, el contenido de oxígeno alcanza casi cero, lo que detiene la actividad aeróbica.
Los expertos señalan que los procesos que estudiaron son solo una parte del ciclo del carbono del océano. Las reacciones físicas y químicas independientes de la biología son responsables de gran parte del intercambio de carbono entre la atmósfera y los océanos, y estos procesos podrían interactuar con la biología de manera compleja e impredecible. "Este [estudio] nos da información que no teníamos antes, que podemos implementar en futuros modelos para hacer mejores estimaciones", señala el autor principal del estudio, Frank Pavia, estudiante graduado de Lamont-Doherty.