Las bacterias en la Estación Espacial Internacional (EEI) son un problema que los astronautas han debido mantener bajo control durante los 21 años de existencia de la base científica en el espacio. A pesar de esto, un reciente estudio ha demostrado un complejo ecosistema bacteriano activo en estas dependencias.
La investigación realizada por científicos de la Universidades de Montereal y McGill, y publicada en Environmental Microbiology, ha propuesto un nuevo enfoque en la forma en que se identifica y mapea a las diferentes especies dentro de la EEI, lo que en última instancia ayudará a salvaguardar la salud de los astronautas y será clave para futuros viajes espaciales a largo plazo.
"La nueva metodología nos proporciona instantáneas espectaculares del mundo bacteriano en el espacio y las posibilidades de aplicar este método para explorar nuevos entornos de microbiomas son realmente emocionantes", comenta Nicholas Brereton, investigador del Instituto de Investigación y Biología de la Universidad de Montreal.
Este es un problema que se ha mantenido a lo largo de los años en la investigación científica que se realiza fuera del planeta. Antes de la construcción de la EEI, la necesidad de mantener la limpieza se vio reflejada en la estación espacial rusa MIR que terminó con moho en gran parte de su estructura. Es por esto que en la actualidad se realizan diversas actividades para evitar caer en estos problemas.
Se han establecido estrictos protocolos de limpieza y descontaminación para mantener un entorno saludable; en órbita, los miembros de la tripulación limpian con regularidad los cuartos de estar y de trabajo de la estación. Pero a medida que llegan las misiones de reabastecimiento con una amplia gama de materiales, incluidos alimentos, equipos de laboratorio, plantas y animales vivos, se están agregando continuamente nuevas especies de bacterias.
Combinado con las bacterias humanas existentes, y también porque no se pueden abrir ventanas, la acumulación de bacterias dentro de los cuartos reducidos puede ser significativa.
"Los científicos tienen un conocimiento bien documentado de las amplias familias de bacterias en la Estación, pero ahora hemos descubierto un ecosistema bacteriano más diverso que nunca habíamos esperado", explica Emmanuel González, especialista en metagenómica de McGill. "Es un emocionante paso adelante en la comprensión de la biosfera que acompañará a los humanos en hábitats extraterrestres".
Aunque el método de caracterización microbiana se probó en el espacio, sus aplicaciones serán mucho más amplias, dicen los científicos detrás de la tecnología. Los investigadores pueden replicar este enfoque para abordar muchos desafíos y entornos, incluso en océanos y suelos, una fórmula que ya se está aplicando a enfermedades humanas y microbiomas.