Júpiter es el planeta más grande de nuestro Sistema Solar con un diámetro de 142.984 kilómetros, es decir, 11 veces más grande que la Tierra, y tiene una masa de 1,899×10^27 kilos. Se ubica justo después de la zona de habitabilidad de nuestro vecindario, después del cinturón de asteroides que se encuentra entre Júpiter y Marte.
El nombre de “Gigante Gaseoso” le llega precisamente por su gran tamaño y su característica de no tener un centro rocoso como la Tierra, Mercurio, Venus o Marte. En su composición se encuentra hidrógeno y helio, en el interior del planeta, y argón, el gas noble que se acumula en la superficie de Júpiter.
A pesar de este nombre, los gases se comprimen de tal forma que el hidrógeno molecular presente se transforma en líquido -con características metálicas- a unos 15 mil kilómetros bajo la superficie del planeta.
En las imágenes obtenidas de Júpiter hay un detalle que siempre destaca, así como la forma de “corazón” que se observó en 2015 en Plutón, este gigante gaseoso tiene una “mancha roja” en uno de sus costados que, tras años de estudio, se determinó que es una tormenta que se ha desarrollado en el planeta durante 350 años y que posee vientos en su periferia de hasta 400 kilómetros por hora.
Esta “mancha” se ubica en a 22 grados al sur del Ecuador de Júpiter y fue el 25 de febrero de 1979 cuando la sonda Voyager 1, de la NASA, envió las primeras imágenes cercanas de esta tormenta. Mientras que en 2017, la nave Juno -que aún estudia el planeta y sus satélites naturales- logró sobrevolar la mancha y transmitir a la Tierra diversas capturas con un alto nivel de detalles.
El planeta más grande del Sistema Solar aparecerá por el sur y se moverá en su órbita durante todo el mes con un momento más brillante este lunes por lo que las condiciones para observar este cuerpo celeste serán ideales, la única complicación que podría afectar serían las nubes que están pronosticadas para la noche de ese día.
Respecto a qué se verá exactamente en el firmamento, Júpiter aparecerá como un punto más grande que una estrella común, con un tono más amarillo, pero sin llegar al naranjo característico de Marte cuando aparece en nuestro cielo. A simple vista será posible ver el planeta, mientras que para observar las cuatro lunas que también estarán visibles será necesitarán unos binoculares o un telescopio simple.
En la imagen se puede ver la disposición de las lunas galileanas que acompañan al gigante gaseoso.
En 1610 Galileo Galilei observó cuatro satélites en torno a Júpiter, si bien en la actualidad de conocen 79 lunas en torno al gigante gaseoso, estos cuatro cuerpos celestes tienen una denominación especial por ser las más importantes y grandes.
Aunque después de días de observación Galileo los denominó Júpiter I, II, III y IV, posteriormente estos satélites recibieron los nombres de Ío, Europa, Ganímedes y Calisto, sus nombres refieren a diversos personajes de la mitología griega y romana relacionados con Zeus (o Júpiter).
Ío, era una de las doncellas que se enamoró del dios; Europa, madre del rey Minos de Creta y amante de Zeus; Ganímedes, un héroe que siendo príncipe troyano, fue raptado por Zeus y convertido en su amante y en el copero de los dioses; en tanto, Calisto fue una ninfa asociada con la diosa de la caza Artemisa y también amante de Zeus.
Estas lunas son muy importantes en el estudio de Júpiter y Ganimedes, la más grande, alcanza el tamaño de Mercurio, el primer planeta del Sistema Solar, mientras que Calisto, con un tamaño levemente inferior, llega a un diámetro del 99% de Mercurio.
Si bien el planeta podrá ser observado a “simple vista” mirando al cielo durante la noche del lunes, las cuatro lunas que estarán visibles requieren de instrumentación no profesional, así, con un simple par de binoculares o un telescopio de baja capacidad será posible identificar a Ío, Europa, Ganimedes y Calisto.
Otro interesante evento que ocurrirá este mes será entre el viernes 14 y el miércoles 19 de junio cuando Saturno y Júpiter se vean en el cielo con la Luna cruzando en medio de las órbitas de estos planetas lo que también servirá para observar la inclinación de la órbita lunar con respecto a la Tierra.
Esto sucede porque la Luna se moverá en una línea distinta a los planetas gigantes del Sistema Solar, un paso que sólo podrá ser observado si se mide el lugar en que está nuestro satélite natural cada noche en el cielo. De esta forma, se registrará la inclinación de 5° de su órbita.
Tanto Saturno como Júpiter se verán como dos puntos brillantes en el cielo ya que, a pesar de ser más grandes que la Luna, están mucho más distantes que nuestra Luna.