Uno de los cambios del mundo que está afectando a especies es la reducción del oxígeno y que estaría poniendo en riesgo a la supervivencia de las especies en la Antártica, una más de las consecuencias de la crisis climática que afecta en el mundo. En un reciente estudio publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B se establece el riesgo que viven actualmente las especies en el continente blanco.
Esto porque, de acuerdo a las mediciones realizadas, las concentraciones de oxígeno tanto en el océano abierto como en las aguas costeras han disminuido entre un 2% y un 5% desde al menos la mitad del siglo XX. Una situación que tendría su causalidad en las actividades humanas, con elevadas temperaturas del agua, contenido de dióxido de carbono y la entrada de nutrientes.
Por esto las especies en la zona estarían aumentando su riesgo de supervivencia, ya que además de luchar contra el impacto de la humanidad, tienen que enfrentarse a la disminución del oxígeno, lo que podría representar un nuevo frente de amenaza para sus vidas.
Está extendida la convicción de que la aparición de especies gigantescas en aguas polares es posible por el hecho de que hay más oxígeno disuelto en agua helada que en las aguas más cálidas de las regiones templadas y tropicales.
Los científicos John Spicer, profesor de zoología marina en la Universidad de Plymouth, y el doctor Simon Morley, ecofisiólogo del British Antarctic Survey (BAS), investigaron cómo una serie de especies de anfípodos de diferentes tamaños, que se encuentran en abundancia en las aguas antárticas y parientes de los saltadores de arena en playas templadas, surgieron cuando se redujo el oxígeno en el agua en que se encontraban.
En general, hubo una reducción en el rendimiento con el tamaño corporal que apoya la teoría de que las especies más grandes bien pueden ser más vulnerables debido a la limitación de oxígeno.
Sin embargo, la imagen es un poco más compleja que esto con la innovación evolutiva, como la presencia de pigmentos de unión al oxígeno en sus fluidos corporales para mejorar el transporte de oxígeno, y nuevas estructuras de intercambio de gases en algunas especies, en cierta medida de compensación cualquier desventaja respiratoria de lo que presenta gran tamaño corporal.
"Nuestra investigación también muestra que algunas especies han desarrollado mecanismos para compensar las reducciones de oxígeno, por lo que no siempre es tan simple como establecer un vínculo entre el tamaño y la supervivencia futura. Pero sería imprudente poner nuestras esperanzas en un 'rescate evolutivo'. Muchas especies grandes serán casi seguramente las primeras víctimas de nuestro océano cálido y pobre en oxígeno", lamenta el científico.