Este lunes el banco Capital One, uno de los mayores emisores de tarjetas de crédito en Norteamérica, reconoció haber sido afectado por una violación de datos, donde información de unos 100 millones de clientes habría sido robada —presuntamente— por una hacker identificada como Paige Adele Thompson.
Según lo reportado por Bloomberg, la supuesta pirata informática sería una mujer transgénero de 33 años, nacida en Arkansas, que de pequeña viajó más de 3.500 kilómetros para mudarse con su madre a Seattle. Allí habría vivido hasta este lunes, antes de ser allanada por la FBI en su residencia en Beacon Hill, tras ser acusada por el ataque masivo a Capital One.
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Pasó sus días escondida en una habitación pintada de lavanda, jugando al videojuego Counter-Strike y compartiendo presumidas y violentas publicaciones en distintas redes sociales", escribió el medio.
En marzo, Thompson, apodada "Erratic" en la web, habría usado el navegador anónimo Tor para acceder a los datos de Capital One que estaban almacenados en una plataforma de Amazon. Sitio del que habría descargado 700 carpetas con los datos de 100 millones de clientes en Estados Unidos y unos 6 millones en Canadá que habían solicitado una tarjeta de crédito entre 2005 y 2019.
Información que incluiría sus nombres, fechas de nacimiento, puntajes de crédito, ingreso autoinformados y los números de sus cuentas, detalló el mismo Banco.
"Desde su arresto, la información que ha surgido sobre la vida de Thompson, tanto en línea como en entrevistas, es de una ingeniera informática con conocimientos técnicos pero luchando por encontrar estabilidad en su vida profesional y personal. Saltó de un trabajo a otro y el último que figura en su currículum, es haber sido una ingeniera de sistemas en Amazon.com, cargo que terminó hace casi tres años", informó el medio citado.
Asimismo, cuenta Bloomberg, las redes sociales de Thompson la mostraban a menudo luchando con los desafíos de la vida. En Twitter, por ejemplo, se expresó angustiada por haber tenido que sacrificar a su gata enferma llamada Millie; criticaba su propia apariencia y lamentó las pocas opciones que tenía para citas.
Tras haber robados los datos de Capital One, Thompson se habría jactado en Twitter y en un grupo de chat de Slack, publicando capturas de pantalla que evidenciaban "su hazaña". Desde allí, alguien contactó al banco para informarles el pasado 17 de julio.
Una vez que el informante les contó, la compañía cerró la vulnerabilidad y verificó que la información había sido robada. Entonces comenzaron a trabajar con el FBI y rastrearon a la ciberdelincuente, confiscándole dispositivos digitales con los archivos de Capital One y "otras entidades que pueden haber sido blanco de intrusiones intentadas o reales".
En esta línea, la entidad financiera informó que es poco probable que la información obtenida fuera utilizada para fraude, pero la investigación sigue en curso.