La huella de carbono de un sistema de transporte no es un índice fácil de calcular, o al menos no lo en primera instancia. Esto es porque es necesario tener en cuenta diversos factores y, una parte fundamental de este proceso, es precisamente la que no se considera: la construcción y mantención de estos vehículos. Así es que un equipo de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, determinó que los scooters eléctricos producen un mayor daño al ecosistema de lo que muchas empresas y usuarios han asumido en el último tiempo.
Presentados como la solución de "la última milla" o una alternativa a medios de transporte mucho más contaminantes, estos vehículos movidos por electricidad han llegado repentinamente a diversas ciudades del mundo, una tendencia de la que Santiago no es una excepción.
Sin embargo, su carta de presentación como "alternativas amigables con el medioambiente" pareciera no ser tan real como se propone. De acuerdo al estudio presentado por la casa de estudios estadounidense y publicado esta semana por la revista del MIT Technology Review, resulta ser que aquellos scooters que no se anclan a una base producen más emisiones de gases de efecto invernadero que "un bus a petróleo con altas tasas de uso, una moto urbana eléctrica, una bicicleta eléctrica, una bicicleta tradicional y, por supuesto, caminar".
En esta misma línea, un vehículo tradicional produce emisiones cercanas a los 415 gramos de dióxido de carbono por milla, mientras que estos vehículos eléctricos emiten un promedio de 200 gramos en el mismo recorrido. A esto se le suma la cantidad de veces que son utilizados por sobre otras opciones menos contaminantes.
Por ejemplo, en una encuesta realizada para el mismo estudio, los habitantes de Raleigh, en Carolina del Norte, declararon que dos tercios de las veces que utilizan estos vehículos podrían haber tomado una alternativa más amigable con el medioambiente, explica Jeremiah Johnson, ingeniero y uno de los autores del artículo publicado en la revista Environmental Research Letters.
La parte que no se ve
Una historia aparte es todo el proceso de construcción de estos vehículos eléctricos que no siempre se toma en consideración al momento de ofrecer una "alternativa" a los usuarios para evitar las emisiones de gases de efecto invernadero. Para esto, los científicos tomar información publicada anteriormente y ellos mismos desarmaron uno de los scooters.
El modelo elegido por los investigadores fue el Xiaomi M365, uno de los más utilizados por las plataformas de scooters compartidos como Lime y Bird -empresas presentes en Estados Unidos-, al que los científicos analizaron por partes, desde su estructura de aluminio, hasta sus componentes electrónicos, considera su batería de litio.
Con esto, concluyeron que la carga eléctrica es el menor aporte al cambio climático. Sin embargo, uno de los mayores problemas que también enfrentan estos productos es que su "vida" en el planeta es bastante corta debido a los actos vandálicos que terminan con su utilidad. Diversos reportes incluyen scooters quemados, dañados o incluso sumergidos en lagos.