El Mercurio (Archivo/Imagen referencial)
Datos entregados por el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMPM) han revelado que el agujero de la capa de ozono en la Antártida ha comenzado a formarse aproximadamente dos semanas antes de lo que se esperaba, al menos si se lo compara con los dos años anteriores.
Estas mediciones, tomadas por el Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS), han llevado al servicio de monitoreo europeo a catalogar de "peculiar" el fenómeno, ya que el agujero de ozono se encuentra descentrado y las previsiones apuntan a indicios de inestabilidad debido al considerable dinamismo de la actividad registrado en el tramo correspondiente de la estratosfera.
Como resultado de ello, la extensión espacial del agujero está ahora progresando a un ritmo notablemente inferior de lo habitual, lo que podría traducirse en un episodio de agujero de la capa de ozono de menor tamaño y, posiblemente, de menor duración.
El agujero en la capa de ozono se produce por la emisión de gases nocivos por parte de la humanidad, en concreto a las de sustancias químicas procedentes de aerosoles, refrigerantes, pesticidas y disolventes. Es por esto que se estableció el Protocolo de Monterreal en 1987 para revertir esta situación. Actualmente todos los años se monitorea esto.
Los procesos que generan el agujero
Cada año, con el inicio de la primavera austral en septiembre, el Antártico es objeto del resurgimiento del agujero de ozono. Este fenómeno se produce porque, durante el invierno del hemisferio sur, toda la región polar queda sumida en la oscuridad, lo que provoca la formación de una singular configuración del viento denominada 'vórtice'.
Las sustancias químicas que contienen bromo y cloro se acumulan en el vórtice polar y permanecen químicamente inactivas en la oscuridad, cuando las temperaturas pueden descender hasta los -78ºC y se produce la formación de cristales de hielo en las nubes estratosféricas polares que desempeñan un papel clave en las reacciones químicas.
A medida que el sol sale por el polo, la energía que desprende activa los átomos de cloro y bromo previamente inactivos en términos químicos que se encuentran en el vórtice. En consecuencia, al pasar a estar químicamente activos, estos átomos destruyen rápidamente las moléculas de ozono, lo que provoca la formación del agujero de ozono.
Según la Evaluación científica del agotamiento de la capa de ozono (edición de 2018) elaborada bajo los auspicios de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la recuperación de la capa de ozono hasta los niveles anteriores a 1970 tendrá lugar en torno a 2060.