La NASA enviará el próximo año una misión ordenada por un nanosatélite cúbico similar al Suchai de la Universidad de Chile, a la misma órbita lunar destinada a Gateway, la estación de la que partirán los astronautas del programa Artemis a la superficie lunar.
Se espera que CAPSTONE sea la primera nave espacial en operar en una órbita de halo casi rectilínea alrededor de la Luna. En esta órbita única, el CubeSat rotará junto con la Luna mientras orbita alrededor de la Tierra y pasará tan cerca como 1.600 kilómetros y hasta 70.000 de la superficie lunar.
La misión, denominada Pathfinder, representa una rápida demostración de vuelo lunar y podría lanzarse a partir de diciembre de 2020. CAPSTONE demostrará cómo ingresar y operar en esta órbita, así como probar una nueva capacidad de navegación, informa la NASA.
Esta información ayudará a reducir la incertidumbre logística para
Gateway, ya que la NASA y los socios internacionales trabajan para garantizar que los astronautas tengan acceso seguro a la superficie de la Luna. También proporcionará una plataforma para demostraciones de ciencia y tecnología.
"Esta es una oportunidad emocionante para que la NASA avance agresivamente hacia la Luna en asociación con varias pequeñas empresas estadounidenses como una vanguardia para Artemis y una presencia humana sostenida más allá de la órbita terrestre baja", dijo Jim Reuter, administrador asociado de la Dirección de Misión de Tecnología Espacial de la NASA.
"Esta misión es muy ambiciosa tanto en costo como en programación, y asumir ese riesgo deliberado es parte del objetivo de esta misión, junto con el rápido avance tecnológico en la navegación cislunar y la oportunidad de verificar los supuestos de la trayectoria orbital y retirar las incógnitas para futuras misiones".
El CubeSat, contratado con Advance Space, será aproximadamente del tamaño de un pequeño horno de microondas. A bordo habrá un sistema de comunicaciones capaz de determinar cambios en la distancia entre CAPSTONE y el Orbitador de Reconocimiento Lunar de la NASA. La información entre naves espaciales se utilizará para demostrar el software para la navegación autónoma, lo que permitirá que futuras misiones determinen su ubicación sin tener que depender exclusivamente del seguimiento desde la Tierra.