Este lunes el Instituto Karolinska de Estocolmo reveló a los tres ganadores del Nobel de Medicina de este año: los estadounidenses William G. Kaelin y Gregg L. Semenza, y el británico Peter J. Ratcliffe, por su aporte científico en la identificación del proceso molecular que "regula la actividad de los genes en respuesta a los niveles cambiantes de oxígeno", un paso fundamental no sólo en la ciencia básica, sino también en el desarrollo de algunos tratamientos experimentales.
La maquinaria que le valió el mayor galardón a los investigadores consiste el "descubrimiento de mecanismos asociados en la respuesta de las células a la presencia de cantidades altas y bajas de oxígeno, que nos permitieron conocer los procesos básicos que facilitan nuestra adaptación como organismos a los cambios en la concentraciones de oxígeno", explica a Emol el director del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Andrés Bello (UNAB), doctor Martín Montecino.
Así, el avance realizado por Semenza y Ratcliffe consistió en el hallazgo de la proteína HIF-1alfa que controla a nivel genético la hormona responsable de la producción de glóbulos rojos y cómo funciona frente a distintas condiciones de oxígeno. Mientras que Kaelin trabajó con la proteína VHL que tiene un rol fundamental en la predisposición en individuos a desarrollar cáncer. Por lo que -comenta Montecino- el trabajo de los tres científicos se conecta "dentro del mecanismo celular que controla la respuesta a los niveles de oxígeno en nuestro organismo".
El aporte de los investigadores, detalla Mauricio Retamal, investigador del Instituto de Ciencias e Investigación en Medicina (ICIM) de la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo (UDD), se centra en "cómo las células del organismo pueden sensar el oxígeno. Existen condiciones en que el oxígeno puede disminuir, entonces las células tienen estos como 'sensores' que detectan estos cambios de oxígeno".
El HIF en el cáncer
Uno de los hallazgos que ha permitido el aporte de estos investigadores en la ciencia es que actualmente existen tratamientos -experimentales y complementarios a la quimioterapia- para luchar con cierto tipo de tumores cancerígenos y atacar la reproducción de células desde dentro.
"En condiciones cuando el cáncer es muy grande, dentro del tumor hay poco oxígeno. Entonces estas células, al verse sometidas a este bajo oxígeno, prenden este sensor que permite que las células cancerígenas sobrevivan y se multipliquen bajo condiciones de bajo oxígeno", apunta el investigador de la UDD.
Así, se ataca "esta molécula para que las células sea mucho más susceptibles y mueran más fácilmente", puntualiza Retamal.
Del oxígeno a grandes aportes científicos
Para el científico del ICIM, el aporte de los tres homenajeados este lunes con el Premio Nobel de Medicina es fundamental: "Ellos abrieron un abanico de posibilidades, no sólo de investigación, sino de tratamiento para muchas enfermedades".
"A través de este descubrimiento surgieron muchísimas líneas de investigación, relacionadas no sólo con fisiología, sino que con patología, en el ejercicio, en el sistema inmune y en muchas otras cosas", apunta y agrega que su trabajo fue "no sólo en ciencia básica, sino también en ciencia aplicada".
Por su parte el investigador de la UNAB aclara que gracias a estos tres científicos "hoy sabemos que las funciones de HIF-1alfa son muy relevantes también en otros procesos, como el desarrollo embrionario de un amplio número de especies, así como también en la mantención de muchas de las propiedades de las células madres".