El estallido social en todo el mundo que se vive en las redes sociales se ha visto evidenciado en las conversaciones políticas que se desarrollan en estas plataformas, algunas orgánicas y otras que nacen desde propaganda pagada por todos los bandos, una situación que podría limitarse de cierta forma tras la opción de que Facebook y Google prohíban el contenido de este tipo.
Se trata de una medida que ya tomó Twitter este mes -que comenzará a operar dentro de las próximas semanas- y ahora podría involucrar a más empresas dedicadas a esta industria.
La decisión busca atacar un enorme problema que ha afectado a las plataformas digitales en los últimos años: la manipulación de información dentro de un contexto de personas que buscan debatir o informarse fuera de los sitios tradicionales que se ha visto afectado por campañas masivas que se despliegan en las redes.
Uno de los grandes problemas que se genera con la propaganda pagada o publicidad política en redes sociales es que se pueden enviar mensajes específicos a grupos delimitados y así mostrar un área del programa de gobierno sin informar por completo a la población. Este no es un problema nuevo, desde las elecciones anteriores de Estados Unidos, en 2016, se detectaron diversas estrategias políticas que aún no logran ser controladas.
Para esto es que se le solicita a las empresas que propongan restricciones en la forma en que se realiza la propagan a través de sus redes, una medida que Facebook y Google han comenzado a considerar en mira de las próximas elecciones de Estados Unidos que se realizarán el próximo año.
El mayor problema que enfrentan las redes sociales en este sentido es que limitar la publicidad pagada, ya que eso deja sólo las técnicas utilizadas con cuentas robotizadas y publicaciones automatizadas que se han reportado en ocasiones anteriores.