A fines de marzo, Joaquín Mura ya adelantaba que se vendría para Chile un "tsunami de complicaciones" por lo que sería el avance de la pandemia. El doctor en Ciencias de la Ingeniería y académico del Departamento de Ingeniería Mecánica de la U. Técnica Federico Santa María creía que seguramente existía una forma en la que podía ser útil.
Por eso se puso en contacto con Marcela Henríquez, directora técnica del Laboratorio ELSA de Integramédica, de la red Bupa, a quien conocía por proyectos anteriores. Le preguntó si necesitaba ayuda y juntos identificaron un eslabón vulnerable de la cadena necesaria para enfrentar el virus: la tórula de dacrón, esa especie de cotonito nasofaríngeo que se utiliza para tomar las muestras del examen de PCR.
"La tórula de dacrón tiene ciertas características que hacen que uno solamente pueda tomar el PCR con esa y no con otra. Tiene que ver con que efectivamente se arrastren células cuando uno tome la muestra y que, por lo tanto, uno pueda obtener de ahí material genético, pero no solamente tiene que arrastrarlo, sino que después tiene que ser capaz de liberarlo en el eluido", explica Henríquez en conversación con Emol.
"Y además los materiales con los que está hecha no pueden inhibir la reacción de PCR. El algodón, por ejemplo, inhibe la reacción de la polimerasa en cadena. Por eso fue un insumo que quebró stock, porque la PCR se tenía que hacer con una tórula de ese material", añade.
Y es que efectivamente lo que Henríquez y Mura adelantaron a fines de marzo terminó por ocurrir: el 12 de mayo, diferentes centros de salud privados y laboratorios limitaron temporalmente la realización de exámenes de PCR debido a la escasez de insumos, principalmente de los reactivos para la extracción del ARN del virus y el hisopado, la tórula de dacrón.
Hoy el Minsal impulsa un nuevo método para obtener el examen de PCR a través de la saliva, pero el insumo sigue siendo necesario para la técnica estándar, que es la más utilizada. Para el momento en que el stock se mostró exigido, Henríquez y Mura ya tenían un plan en movimiento.
Un prototipo de plástico
Cuando a Mura le explicaron que necesitaban un reemplazo para las tórulas de dacrón, empezó a moverse entre los académicos de su departamento. Junto a la profesora Sheila Lascano comenzaron a reunirse con distintos laboratorios y empresas que pudieran ayudarlos a desarrollar un prototipo.
Entonces se encontraron el primer problema: el dacrón, la tela que lleva el hisopado en la punta, no se podía conseguir dentro de Chile. "Estuvimos un par de semanas buscando como locos y no encontramos dónde se fabricara en Chile", cuenta Mura a Emol. "No fue fácil", asegura.
"En Chile somos capaces de hacer cosas en nuestra industria. Tenemos científicos y personal calificado que podría fabricar muchos elementos que son sumamente necesarios. En estos contextos de pandemia es cuando sale a la luz esa necesidad"
Joaquín Mura
Entonces, ante la imposibilidad de conseguir el mismo material, llegaron a la conclusión de que tenían que inventar algo distinto. "Vimos que era posible fabricar una sola pieza de plástico que tuviera la punta con una forma especial, y que quizás eso podía resolver el problema", añade.
Se pusieron en contacto con una empresa llamada Tecmaplástico, con quienes empezaron a hacer ensayos. Luis Zúñiga, a la cabeza de esta compañía familiar, recuerda que comenzaron desde cero. "Trajeron una muestra e hicimos varias pruebas, diferentes prototipos, probamos distintos tipos de materiales plásticos y al final llegamos a un artículo", recuerda. Mura dice que en cierto momento todos llegaron a sentirse conformes. "De repente como que cuajó todo, y empezó a funcionar", cuenta.
En ese minuto sabían que se vendría "un problema gigantesco", debido a que "el producto iba a faltar y además era importado". "Nosotros logramos hacer lo que queríamos, porque el objetivo era producir una tórula, pero no fue exactamente igual a la que importábamos sino que es una que termina siendo más fácil de fabricar, y cumple con el mismo objetivo", asegura.
Una solución doméstica
La tórula que fabricaron, explica Henríquez, "tiene la gracia de que cumple la misma función de la tórula de dacrón, pero tiene algunas ventajas". "Cuando hicimos la validación del prototipo, nos dimos cuenta de que la toma de muestra era menos dolorosa para el paciente", cuenta la directora técnica del laboratorio ELSA.
"También la persona que opera y saca la muestra considera que es más fácil, y vemos que hay una tendencia a que se recupere más ARN con esta tórula que con la de dacrón. Además, definitivamente no inhibe las reacciones de PCR, entonces anda perfecto", agrega. Hasta el momento, en el laboratorio han realizado más de 60 mil muestras con esta herramienta. "Nosotros operamos con ella ahora, y gracias a eso pudimos sortear el quiebre de insumos", asegura.
"En el contexto del quiebre de reactivos, en su momento la tórula de dacrón era como las paltas: carísima. En el laboratorio incluso llegamos a pagar $1.500 por tórula", precisa Henríquez. "El costo de esta es muchísimo menor, porque es muy similar al costo habitual de la tórula de dacrón, al precio que se vende cuando no hay contingencia". En términos aproximados, el valor de esta tórula corresponde a un tercio del costo máximo al que llegó la de dacrón en el momento de más demanda.
"Lo que intentamos hacer nosotros fue no aprovecharnos de la circunstancia sino que mantener un precio ético y así poder abastecer tanto al servicio público como privado, que fuera alcanzable para todos", cuenta Zúñiga. Hoy producen entre 30 mil y 50 mil tórulas al días. Estas abastecen a toda la red de Integramédica, pero también las usan en instituciones privadas, como la Clínica Alemana, y públicas, como la ex Posta Central. Además es usada en regiones, como el servicio de salud de O'Higgins. "Es una satisfacción poder apoyar el gran trabajo que se está haciendo en el área de salud", dice. Como en la labor participa también su papá y su abuelo, dice que para ellos, es una especie de cruzada familiar
La creación del insumo, dicen los involucrados, es una buena noticia para el país. "En Chile somos capaces de hacer cosas en nuestra industria. Tenemos científicos y personal calificado que podría fabricar muchos elementos que son sumamente necesarios. En estos contextos de pandemia es cuando sale a la luz esa necesidad. Deberíamos confiar más en nosotros y tratar de buscar maneras aquí en Chile para resolver nuestros problemas y necesidades", concluye Mura.
