El ingreso a la Escuela de Ingeniería de la Universidad marcó también su incorporación al partido Demócrata Cristiano; Juan Carlos Latorre tenía apenas 16 años y comenzaba su exitoso camino como dirigente gremial; la Fech y el centro de alumnos de su escuela fueron la cuna de este conocido político que ha dedicado su vida al servicio público y a su carrera.
-¿Siempre la opción política fue DC?
“Siempre, en realidad yo soy un DC de toda la vida, claramente. No he variado nunca mi aproximación a la actividad pública; obviamente, uno va cambiando su apreciación respecto de muchos temas, pero siempre he creído en la idea de intentar en la acción política, la presencia de una postura de inspiración cristiana. De hecho, mi acercamiento a la política tiene su origen en tareas de Iglesia, estuve muy ligado al trabajo pastoral de joven y diría que, desde allí, surge la vocación política”.
También fue presidente del Colegio de Ingenieros durante el gobierno de Pinochet, activo opositor al regimen, cuestión que incluso le valió unos días de cárcel, jefe de la Guardia Papal durante la visita de Juan Pablo II, diputado y hasta hace más de un año, subsecretario de Obras Públicas.
-¿En qué estás ahora?
“Destino la mayor parte de mi tiempo a mi trabajo profesional, como consultor en temas de ingeniería y gestión y en desarrollo de proyectos. Tengo una oficina y trabajo junto con otros profesionales y, eventualmente, con consultorías fuera de Chile. Soy presidente de una institución sin fines de lucro, que se llama “Corporación de sistema inteligente de transporte de Chile” (ITS-Chile), que promueve la integración al país de sistemas de transporte denominados inteligentes".
Aún así, el bichito de la política no lo abandona; está de lleno abocado a su cargo de presidente regional de la DC en la Sexta, a su cargo de Consejo Nacional, y al comité estratégico de la campaña de Soledad Alvear.
Además, se mantiene de consejero de su gremio ingenieril.
-¿Hay posibilidades de optar a un cargo parlamentario por la Sexta?
“Existe una mayoría dentro de la militancia demócrata cristiana en la zona que no sólo me eligió presidente regional en una disputa directa con el actual senador, sino que además esa mayoría, creo yo, desearía que fuera el próximo candidato a senador y, personalmente, estimo bastante legítima la opción senatorial que yo podría disputar en la región”.
-¿Por qué especialmente esa región?
“Fui diputado ocho años por la zona y he mantenido, desde el retorno a la democracia, a nuestro país, un vínculo muy estrecho con la región y particularmente con las provincias de Colchagua y Cardenal Caro. Vínculo que se mantenido durante los últimos 16 años con una relación muy estrecha con el mundo juvenil, cultural y empresarial de la Sexta región. Me considero, si bien nací en una oficina salitrera del norte de Chile, un colchagüino por adopción”.
-A la luz de los acontecimientos, ¿cómo evalúas tu paso por el MOP?
“Creo que fue una experiencia muy importante; de hecho, espero -junto con otras personas- publicar un libro, en que se destaque lo que yo creo ha sido un hecho extraordinario durante los últimos 15 años, que es la revolución en el ámbito de la infraestructura, que hemos tenido en Chile”.
-¿Cómo se ven desde afuera todos los problemas y crisis a los que se ha enfrentado ese ministerio?
“Más que referirme a los hechos que han sido más destacados en la historia del MOP en los últimos años, diría que hay que entender que el ministerio es un instrumento del Estado chileno para sacar adelante obras necesarias en el país y, por su naturaleza, muchas de éstas obligan a resolver satisfactoriamente múltiples desafíos. Creo que ingeniería chilena y los ingenieros nacionales, en general, lo han hecho bien.
“Tiendo a pensar que muchos de los problemas que hemos tenido en el MOP en los últimos años se deben a que no se privilegió- mira lo que voy a decir- en los roles directivos, a profesionales que efectivamente hayan sido formados para resolver los desafíos de la ingeniería civil”.
-¿Cómo así?
“Sigo hasta el día de hoy muy ligado al Colegio de Ingenieros y creo que la forma de resolver los temas o los problemas que se han presentado, hubiese sido distinta si se hubiera considerado mejor la presencia de ingenieros civiles en la resolución de los temas. No tengo ningún juicio contrario a otras profesiones, menos pensando que todos los profesionales pueden ejercer su trabajo en forma satisfactoria, pero cuando pienso en los desafíos del Ministerio de Obras Públicas, creo que es un poquito inadecuado que no se juzgue la labor de los ingenieros civiles por sus propios pares, sino que sea juzgada por otros, que nada saben de ingeniería ni de los desafíos de esta carrera en Chile”.
-O sea, ¿el problema es de dirección?
“En mis cinco años de paso en el MOP, lo puede decir la gente, trabajé con todo el mundo, no hice distinción por razones políticas y me fui como un líder del Ministerio; feo que lo diga yo, pero esa es la verdad, y en cambio he visto gente que ha estado de paso un breve tiempo, que ha despreciado a la institución y a sus propios funcionarios; obviamente, eso me parece que no puede ser lo que caracterice la labor de un ministro o del que dirige una institución. El tiempo va a demostrar quien hizo más daño. Me quedo hasta aquí para no ser tan explícito”.
