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32 años de matrimonio y fiel

14 de Junio de 2005 | 10:54 |
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Eugenio Tironi tiene 5 hijos y repitió el esquema de su familia de origen, 4 hombres primero y después la niñita. Está casado desde 1973, hace 32 años. Su hijo mayor está en Estados Unidos especializándose y el segundo está terminado la universidad, ambos sociólogos igual que el padre; el tercero estudia guitarra clásica en la Chile y los dos más chicos están en el Saint George, donde estudiaron padres y hermanos Tironi.

“Son bastante dispersos, cada 4 o 5 años tuvimos un hijo. Nos estabilizábamos un poco, iniciábamos una etapa nueva y teníamos un hijo. Por eso van desde los 32 años a los 11”.

-Siempre has dicho que la familia es muy importante ¿Cómo así?
“La familia tiene una importancia enorme en la estructura de la sociedad y ha ido cambiando en Chile. Que me interese el tema tiene que ver también con mi historia. En el mundo, los famosos intelectuales no hacen si no proyectar su propia experiencia vital, pero con cita bibliográfica. Yo siempre digo que soy intelectual, porque no tengo el talento para ser escritor de ficción. Eso es todo, si tuviese ese talento, no me molestaría en estar poniendo cita bibliográfica”.

- Los años de matrimonio lo reafirman ¿no?
“En lo que respecta a mi familia, mis padres son separados…eh, sigamos soy de una generación… eh, mi decisión de casarme no fue para vivir una experiencia, sino para echar raíces. Siempre estuvo en el horizonte que esto era para siempre; no por un compromiso que tomé con la Iglesia, ni siquiera me casé por la Iglesia, cuestión que no descarto para nada hacer. Siempre lo tomé así y soy fiel a mis compromisos, por eso también fui fiel a Soledad Alvear.
“Eso también me ha dado un norte para enfrentar los conflictos y para reinventar mi matrimonio y mi familia muchas veces, y ver con pavor como mucha gente amiga mía se ha dejado llevar por los conflictos y han renunciado a la posibilidad de superarlos con resultados que, a la larga, no me parecen muy buenos”.

-¿Igual de fiel con los amigos?
“Conservo básicamente a los de la época de colegio: Felipe Agüero, Guillermo Weisse, Rodrigo Garretón, Máximo Pacheco. Compartimos una parte del colegio, pero también la aventura idealista y política. Después me he hecho nuevos amigos en cada etapa que he vivido; cuando fundamos “Sur”, con Javier Martínez, Pepe Bengoa, Alfredo Rodríguez…”

-Dicen que el Presidente es muy amigo tuyo.
“Tenemos una relación bastante estrecha que, efectivamente, es muy larga, hemos vivido muchas cosas juntos, desde fines de los ‘70, pero no me atrevería a hablar de una amistad íntima”.

-¿Cercana, entonces?
“Sí, tenemos confianza. Compartimos muchas ideas, muchos proyectos juntos. Desde fines de los setenta que creo en su liderazgo; he trabajado junto a él”.

-Pero se ven muy afines en la cosa intelectual.
“Sí, sí, comparto su manera de decir, de ver las cosas. Quizás compartimos otra característica, ser muy directos en las cosas que conversamos, sin mucha retórica explicativa -dos cucharadas y a la papa-. Hemos tenido siempre una relación y un diálogo muy fecundo”.

-¿Sientes alguna frustración?
“No. Sería políticamente correcto decirte que sí, pero tendría que esforzarme mucho. Me gustaría haber llegado a viejo junto a mi padre, pero murió muy joven y no tuve oportunidad de compartir con él una relación de mayor estabilidad, de mayor madurez (de parte mía), pero así es la vida… no, frustraciones, no.

-¿Deseos por cumplir?
“Montones, no me faltan proyectos. Me dan ganas de tener más tiempo para estar solo”.

-Ese tema es recurrente en ti. Varias veces has dicho lo mismo en distintas entrevistas.
“Sí, es que como tengo una vida relativamente expuesta, en la que siempre estoy demandado a decir algo; quiero no tener esa demanda y poder, simple y gratuitamente, estar al otro lado del mesón: escuchar, recibir, leer, pensar, escribir, cuando quiero, cuanto quiero y lo que quiero. Sin ese súper yo que tengo siempre presente.
“Uno se va haciendo preso del personaje, del tener que decir algo nuevo. Son cosas que uno se auto impone y de repente digo ¿Para qué?”.

-Te gusta el diseño, supe.
“Me gusta mucho construir casas, diseñar jardines, espacios, me dedicaría a eso feliz”.

-La creatividad siempre ligada a tu vida.
“Sí, lo que yo realmente estudié fue arquitectura, todo lo demás es marginal”.

-¿Qué libros has leído últimamente?
“Me cuesta enganchar en la mera ficción. He hecho esfuerzos por leer “A la sombra del viento”, pero no logro enganchar. Estoy leyendo “La mujer justa”, de Sandor Marai, que es un libro simplemente, simplemente… magistral; es una novela, pero tiene una dimensión de ensayo, de una reflexión que tiene que ver un poco con mi edad, con mi ciclo de vida; me demoro en leerla –en general leo lento-, pero me gusta tanto que vuelvo atrás, me he leído todo lo de él. Otra cosa que me ha impresionado mucho es un libro de Coetzee que se llama “Desgracia”. También “La tercera mujer” de Lipovetsky. En el verano, leí la biografía de Napoleón de Max Gallo.
“Leo menos de lo que me gustaría, pero leo harto. Me leí el libro de Rodrigo Atria sobre su experiencia en el Estado Nacional, “Era hora ya” y el de Paty Verdugo, “Sobre la tortura no se habla”. Algo de Bolaño, un poco con el afán de entender el fenómeno”.

-¿Te gustó?
“No. Confieso que es algo salvaje, mi hijo mayor que es muy lector, simplemente se devora a Bolaño, a mí me cuesta mucho más entrar. En diciembre me leí un libro de Juan Villorio, que tiene algo similar a Bolaño, me gustó, claro que no como me gusta como Marai”.

-¿Y en música? Aparte de la clásica que te gusta mucho
“Estoy encantándome en la música clásica, confieso, con un autor que hace muchos años rehuía, sobre todo con sus sinfonías, que es Beethoven. Me he dedicado a escucharlo y resignarme a confesar que es absolutamente lo máximo.
“Aparte de eso, escucho algo de jazz, hay un gallo que me gusta mucho, un pianista que se llama George Winston; la música New Age; un poco esa música americana, como de Montana, media de Los Apalaches. Autores norteamericanos contemporáneos, pero clásicos, me gusta James Taylor, Bruce Springsteen; muchísimo los U2; la Joni Mitchell, tengo que confesarlo, aunque es muy sesentera, hay un disco nuevo que se llama “Travelongue”, que lo encuentro increíblemente bueno.
“Sabina, que le tenía cierta bronca, pero que lo he ido apreciando mucho, muy bueno; Serrat, en cambio, el actual, no es “la même chose”, por más cariños que uno le tenga. Me gusta muchísimo Peter Gabriel, Eric Clapton. En lo latino, los boleros de Luis Miguel los encuentro magistrales”.

-¿Hobbies?
“No, no tengo; me encantaría tener, pero no tengo algo que me haga abocarme a eso y olvidarme del resto del mundo. Quizás mi verdadero hobby es la construcción, me siento feliz cuando estoy construyendo algo, armando algo. Me gusta concebir, diseñar, construir”.

-¿Construyes tú?
“No, nos es con las manos, me gusta el diseño”.

-¿Vicio privado?
“Hacer el amor es, sin duda, mi principal fuente de satisfacción, desde todo punta de vista. Y, en el otro extremo, leer los diarios, del lugar en que esté… ¡Esa cuestión me gusta, zambullirme en lo que está pasando!”.


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