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Las hormonas cambian tu piel

La piel está fuertemente determinada por la carga hormonal, por eso cuando los estrógenos disminuyen se altera el ritmo de la renovación celular, la piel se reseca y pierde firmeza. Para contrarrestar estos efectos se debe reforzar el uso de hidratantes y activos reparadores, y sacar provecho de los cosméticos que incorporan fitoestrógenos.

14 de Octubre de 2005 | 10:25 |
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La radiación ultravioleta, las agresiones del ambiente o hábitos como el tabaco no son los únicos factores que pueden determinar un prematuro deterioro en la piel. Hay otros factores internos como un cambio hormonal que también hacen estragos en la apariencia del rostro. De hecho, se estima que en el caso de las mujeres la disminución en los estrógenos tiene una influencia decisiva sobre el grosor, nivel de hidratación, pigmentación y en la regulación de la cantidad de grasa que tiene la piel.

En este sentido, la dermatóloga Patricia Cerda explica que al igual que sucede con otros órganos la piel también está regulada por las hormonas. "Las hormonas femeninas tienen una influencia decisiva sobre el aspecto y textura de la piel, ya que favorecen la renovación de las células dañadas que se acumulan en la superficie. Además, son capaces de estimular la síntesis de las fibras de colágeno para una mejor elasticidad de la piel".

La especialista advierte que ello explica el que cualquier baja en el nivel hormonal incida en lo envejecida que se vea la piel. "El déficit hormonal que se produce por ejemplo durante la menopausia provoca una pérdida del 25 por ciento de los lípidos de superficie, del 25 por ciento del agua y del 30 por ciento de las fibras de sostén", agrega la doctora.

Contrario a lo que podría creerse, el déficit hormonal y su influencia en la piel no sólo se producen en mujeres mayores que bordean la menopausia. La dermatóloga Ester Santander sostiene que existen hábitos como el consumo de cigarrillos y alcohol que hacen que los estrógenos se metabolicen más rápido, lo que podría tener los mismos efectos estéticos que la baja hormonal en la menopausia. "Así, una mujer fumadora de treinta años se puede ver hasta diez años mayor, ya que si bien produce un nivel normal de hormonas, éstas son eliminadas tan rápido, que tiene el mismo efecto que si produjera menos", explica la dermatóloga.

La doctora Santander añade que existen otros períodos como el posparto, donde se produce una baja hormonal con similares efectos. "Por lo general, durante el embarazo las mujeres gozan de pieles suaves y lozanas, lo que se altera drásticamente después del parto. La razón de ese cambio es la considerable disminución de estrógenos que se produce después del nacimiento, que hace que la piel se vuelva seca, aparezcan manchas, los tejidos pierden firmeza, y que incluso se caiga el pelo".

En cuanto a los signos que evidencian ese déficit, la especialista sostiene que las hormonas inciden directamente en tres aspectos fundamentales, el ritmo con que se recambian las células, la firmeza de los tejidos y el nivel de hidratación de la piel.

Resequedad: Cuando decae la cantidad de hormonas, no importa cuál sea la razón, todos los tipos de piel tienden a secarse más allá de lo saludable. Y una de las principales consecuencias de ello es que aparecen finas líneas de deshidratación que si no se cuidan podrían remarcarse hasta transformarse en arrugas más profundas.

Lo que sucede en este sentido es que las hormonas alteran la película hidrolipídica que se forma a partir de la grasa que secreta el organismo. Esto, porque la actividad de las glándulas sebáceas está comandada por las hormonas, y al decaer ellas, se produce menos grasa y de peor calidad. Entonces esa película se debilita y permite que se evapore más agua de lo normal, agotando así las reservas hídricas de la dermis. Al final, la piel se vuelve más seca y vulnerable a los factores ambientales que la erosionan, envejecen e irritan.

Renovación celular: Uno de los principales efectos a nivel cutáneo de la baja de hormonas es que el proceso de renovación celular se hace más lento. En condiciones normales, se supone que la superficie de la piel debiera renovarse cada 28 días, para lo cual durante los primeros catorce las células nacen y se multiplican en la capa basal y en los siguientes suben a la superficie para reemplazar a las ya dañadas y que han cumplido con su ciclo de vida. En cambio cuando los estrógenos decaen, ese proceso se ralentiza y la epidermis parece tener menos energías para renovarse al mismo ritmo. El problema es que eso repercute en la función protectora de la capa córnea y compromete las funciones de la piel. Asimismo, hace que las células dañadas permanezcan más tiempo del debido sobre el rostro, lo que se traduce en un cutis grisáceo y de textura irregular.

Flacidez: En cuanto a la firmeza de los tejidos, el efecto viene dado porque en las primeras capas de la piel existen ciertos receptores hormonales que ven alterada su función cuando disminuyen los estrógenos, ya que no tienen con quién interactuar. Como consecuencia de ello se produce una atonía dérmica que altera la elasticidad. Es por ello que se puede decir que el déficit hormonal no sólo se nota en una piel que se vuelve más seca, sino también en la creciente flacidez.

Para entenderlo es importante recordar que las fibras de sostén ubicadas en la dermis van perdiendo sus propiedades de extensión y recuperación. Y los fibroblastos, que son los encargados de producir el colágeno y la elastina, ralentizan su actividad. A esto se suma la acumulación de azúcar en la piel, que se enlaza y enreda con el colágeno. Entonces, las fibras que al principio son largas y suaves, se enroscan, pierden flexibilidad y dejan de cumplir como soporte. Así, las finas líneas de expresión se convierten en arrugas más profundas, gracias a la flacidez que las remarca. La zona en la que más se notan estos cambios es en el cuello, por eso se dice que delata la edad.


Plan de acción

A la hora de los cuidados, es importante reforzar la piel para dejarla en mejor pie ante este tipo de efectos, y también procurar el uso de cosméticos capaces de reparar el daño ya hecho. En este sentido, es esencial favorecer la aplicación de cremas de acción hidratante y humectante, a fin de reestablecer los niveles óptimos de humedad cutánea y evitar que se evapore más agua de la necesaria. Será importante también favorecer el uso de productos que inhiban la degradación de las fibras de sostén, y al mismo tiempo aumentan y mejoren la síntesis de colágeno.

En cuanto a la reparación del daño evidente, se recomienda el uso de cremas que posean entre sus componentes activos como los alfa hidroxiácidos y el retinol, ambos con la facultad de reparar estructuras dañadas y prevenir futuros daños. En el caso del retinol, se debe tener la precaución de usarlo durante la noche o emplear filtro solar si se aplica en el día porque suele reaccionar con el sol.

Una forma bastante eficaz que ha encontrado la industria de la cosmética para enfrentar el efecto hormonal en el envejecimiento es a través de la incorporación de fitoestrógenos en sus fórmulas. Estos principios activos no son sino estrógenos de origen vegetal, capaces de actuar en la primera capa de la piel, aumentando el ritmo de renovación de las células. Se sabe también que ayudan a combatir problemas a nivel cutáneo como la resequedad, así como a atenuar y retrasar las señales visibles del envejecimiento. Además, usados en forma tópica, consiguen un aumento de la respiración de la piel y mejoran el funcionamiento del metabolismo celular.
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