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“Uno cree que (el aborto) es una realidad súper lejana, pero te das cuenta que los casos son cercanos”

Directora ejecutiva del programa universitario “Estoy vivo”, muestra con hechos que los jóvenes están en acción y dispuestos a jugarse por la vida. Desde su mundo, intentan tender una mano a quienes sufren al angustia del embarazo no deseado.

26 de Enero de 2006 | 09:35 |
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Son jóvenes idealistas que se juegan por una causa impopular, para algunos; fundamental, para otros. La tarea no les ha resultado fácil, pero en la marcha han confirmado que ellos son muy efectivos al momento de conectarse, de igual a igual, con quienes están en una difícil situación y sienten el desamparo.

“Estoy vivo”, el proyecto de Gente Nueva destinado a evitar abortos juveniles, ya ha conseguido impedir que algunas estudiantes reflexionen sobre su situación y se jueguen por la vida de su hijo, aunque después lo entreguen en adopción.

La estudiante de derecho Constanza Bollmann está al frente de esta iniciativa, que consiste simplemente en visitar colegios y otro tipo de organizaciones juveniles y hacer una presentación donde se defiende la vida del que está por nacer.

“Estoy vivo”, en marcha desde 2003, ya ha llegado a más de 20 mil estudiantes de Santiago y para ser más eficaces en su acción, resolvió vincularse al programa “Acoge una vida” de la Fundación Chile Unido.

-¿Por qué ligarse a Chile Unido?
“Nos convenía aliarnos porque nuestra idea era dar charlas en colegios y nos costaba mucho llegar a ellos. Como somos jóvenes (los directivos) no confían en nosotros, nos veían como un desastre, y a Chile Unido le abren muy fácilmente las puertas, porque ya tienen un nombre”.

-¿Y en qué se ha traducido esta alianza?
“Chile Unido nos consigue los colegios y nosotros los mencionamos –al igual que el Movimiento Anónimo por la Vida- en la charla como la institución a la que se puede recurrir porque ellos tienen una red de apoyo que nosotros no poseemos. Ellos pueden acoger a las mujeres embarazadas y derivarlas”.

-¿Supongo que no se han quedado sólo en las charlas?
“No, tenemos diferentes planes de acción; uno es de marketing que está preocupado de posicionarnos en el mercado; hay otro que se encarga de los medios, participando en los debates con cartas al director o en programas de televisión”.

-¿Cómo eligen los colegios donde dan sus charlas?
“Vamos a comunas donde hay mayor riesgo de aborto; esas estadísticas también nos las entrega Chile Unido. Ahí hacemos nuestra presentación que apunta, principalmente, a explicar qué es la vida, qué es el aborto y cuáles son las alternativas a eso”.

-¿Y lo hacen a cualquier edad?
“Sí, pero cuando hacemos charlas a jóvenes de segundo medio, más que evitar un aborto, estamos buscando también prevenir el embarazo; ahí las mujeres están en riesgo de embarazarse”.

Gente Nueva, el movimiento universitario que dio vida al “Estoy vivo”, cruza todas las creencias y posiciones políticas. Son jóvenes de diferentes universidades que, sin importar el credo que se profese o el partido donde se milite, tiene un ideal en común: proteger la vida del que está por nacer.

-¿Por qué de un grupo de universitarios nace un programa así?
“Porque nos dimos cuenta que era urgente hacer algo ahora; porque aparte de los proyectos de ley que buscan legalizar el aborto y están esperando en el Congreso, la realidad nos decía que los jóvenes estaban abortando mucho y había que hacer algo. Gente Nueva nos acogió.
“Nosotros hablamos de estar a favor de la vida, no de estar en contra del aborto porque queremos mostrar el valor positivo de la vida”.

-¿Era tan cercana como realidad? ¿Dentro de la universidad?
“Uno cree que es una realidad súper lejana, pero uno se da cuenta que los casos son cercanos, en la universidad, que están abortando. Además, en la realidad nacional, las cifras aumentaban y aumentaban”.

-Tú estudias en la Universidad Católica ¿ahí también?
“Sí, en la universidad tú te encuentras con gente que ha abortado o está en la duda y necesita que la apoyen”.

-¿Cómo lo explicas? Estamos hablando de estudiantes universitarios, es decir, que están en una realidad más informada.
“A diferencia de otros países, las personas saben que se trata de una vida, no de una célula, pero un embarazo no deseado igual quiebra los esquemas, independientemente de tu situación económica, que estés o no en la universidad.
“Si no querías esas guagua y quedaste esperando, se produce una angustia y un estrés tan grande que si piensas en la alternativa del aborto, independiente de la educación que hayas recibido. Te lo planteas igual”.

-¿Y no pasa por una cuestión de ser personas de fe y profesar un credo?
“No, hay de todos, abortan católicos y no católicos. No tenemos el análisis porcentual, pero se da”.

-¿Cuál es la mayor necesidad de quienes están en el dilema?
“Lo que necesitan es una alternativa distinta al aborto. No que sólo le digan no abortes, si no que no abortes y haz esto, puedes dar tu guagua en adopción. De hecho, uno lo plantea y al final, algunas se quedan con su guagua aunque haya pensando en darla en adopción.
“Ellas necesitan saber que hay alguien más, que pueden hacerlo, que alguien las apoyen y que se le diga igual vas a ser feliz”.

-¿La mayor razón para abortar es que la guagua interrumpe un proyecto de vida?
“Sí, era algo que no tenían planeado”.

Aunque no manejan datos de cuántas jóvenes no han abortado tras escuchar la charla “Estoy vivo”, si han levantado encuestas, con Adimark, para saber qué pasa después de la presentación. Y ellas señalan qué hay un cambio de posición.

“Nosotros llegamos de jóvenes a jóvenes y eso es súper bueno, porque en el fondo hablas el mismo idioma. Uno empatiza más y ellos se abren más y cuentan su situación”, dice Constanza.

-Quienes viven en la pobreza deben recurrir a procedimientos clandestinos, mientras que quienes tienen mejor situación recurren a clínicas privadas y le dan otro nombre la procedimiento. ¿Qué te parece?
“Es que independientemente del nombre que se le ponga al procedimiento, o de si alguien es más rico o más pobre, se está terminando con la vida de un inocente, igual el aborto es horrible.
“Ése es el argumento que dan quienes están a favor del aborto, plantean legalizar el aborto para que así las mujeres no se pongan en peligro con una infección, pero aunque las lleves a una clínica, el aborto sigue siendo aborto”.

-Pero ¿no hay un doble discurso en parte de la elite que dice estar en contra del aborto y lo practica igual?
“Sí, pero en todo tipo de cosas uno encuentra personas que no actúan en forma coherente con lo que piensan o con lo que dicen”.

-Hay muchas propuestas; unos hablan de legalizar para sincerar las cifras; otros de sancionar más a los colaboradores y a la mujer y otros de combatir más a las clínicas. ¿Qué lo más efectivo?
“Nosotros creemos que se debe sancionar más a los aborteros, pero no a la mujer, porque ella ya está pasando por un momento difícil y es una de las víctimas del aborto. No creemos en legalizar; es como decir hay muchos drogadictos, legalicemos la droga, no lo soluciona y se ha probado, en los países que lo han legalizado, que el aborto ha aumentado.
“Creemos que se debe promover más y dar más apoyo a las campañas pro vida, que la gente sepa que hay alternativas distintas”.

“Estoy vivo” cuenta con 50 voluntarios que se han repartido por distintas comunas de Santiago, a los que se suman otros 20 de Viña del Mar. La idea de Gente Nueva es poder ampliarse a otras regiones y Concepción está en la mira.

-¿Cuántas veces te has enfrentado a la reacción: “tú no tienes idea de lo que estás hablando”?
“Si bien yo no lo he vivido y algunos de los voluntarios tampoco, hemos estado en contacto con muchos jóvenes que si han abortado. Las experiencias uno las conoce igual.
“Siempre cuento la historia de la Anita, de 19 años; ella iba de vuelta a su casa en Vicuña Mackenna y la violaron, Cuando llegó a su casa, todo el mundo la apoyó, pero cuando se supo que estaba esperando guagua la cosa cambió y los padres y amigos le dijeron que al tener la guagua se iba acordar del violador y la violación toda la vida; el jefe también le dijo que con una guagua ya no le servía. Así se quedó sola y no sabía qué hacer, pero alguien le dijo que tuviera a su guagua y que la diera en adopción. La Anita tuvo su guagua pensando en darla en adopción, pero no quiso y le puso Victoria porque fue su victoria frente a toda la diversidad y hoy está feliz.
“Además, también sabemos de gente que llama diciendo que abortaron hace 30 años y que no hay un día de su vida en que no se puedan perdonar y que todos los días se acuerdan de su guagua. La alternativa no es el aborto y uno sí los entiende”.

-¿Cómo enfrentan los movimientos pro abortos?
“Con sus propios argumentos; ellos reconocen que existe el síndrome post aborto, es decir, el sentimiento de culpa que tienen tanto la mujer como el hombre después de haberse practicado un aborto. De hecho, en Estados Unidos, cuando te hacen el procedimiento te pasan al tiro el pack con toda la información y métodos para hacerse una terapia.
“Mira lo incoherente que es; ellos saben cuáles son los efectos y que no se les va olvidar nunca más ese hecho”.

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