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Los excesos tienen sus bemoles

Mientras la moda de hacerse las manos crece a paso veloz, los médicos advierten que los métodos y químicos utilizados para embellecer las uñas pueden causar más de un problema.

24 de Marzo de 2006 | 08:44 |
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No hay que mirar muy lejos para darse cuenta de que las uñas están de moda. En Santiago, los centros dedicados sólo a la manicure han proliferado en pocos años; incluso algunas estaciones del metro y supermercados ya cuentan con uno.

En Estados Unidos hacerse las manos es todo un boom:las mujeres (con la ayuda de algunos hombres) gastan más de US$ 6 mil millones anuales en el cuidado y compra de cosméticos.

Es sorprendente cómo algunas mujeres con uñas larguísimas y muy bien pintadas o decoradas logran usar un teclado, marcar un teléfono celular e incluso firmar. Quizás qué deformidades articulares les esperan en algunas décadas después de usar sus dedos en posiciones tan poco naturales.

Sin embargo, muchas mujeres no tienen que esperar años para descubrir las desagradables consecuencias de esta nueva locura cosmética: reacciones alérgicas a los químicos que contienen los productos para uñas y la separación de las uñas de la carne, entre otros problemas.

También están aquellos que involucran los dedos de las manos y de los pies, resultado del uso de zapatos inapropiados, de un aseo deficiente, de una enfermedad crónica o simplemente décadas de desgaste natural y los cambios inevitables que se producen con la edad.

En la edición de septiembre de la publicación científica "Women's Health in Primary Care", dos dermatólogos de Nueva York, Herbert P. Goodheart, del Hospital Monte Sinaí, y Hendrik Uyttendaele, del Centro Médico de la Universidad de Columbia, revisaron los diversos procedimientos involucrados en las actuales prácticas cosméticas de uñas y sus riesgos.

Empezaron con el primer paso habitual en una manicure: remoción de la cutícula, a veces después de aplicar un ablandador con fuertes sustancias (álcalis) que descomponen la queratina de esa piel protectora. Según los médicos, se debería evitar la remoción de la cutícula porque puede provocar una inflamación e infecciones del tejido circundante y raíz de la uña y producir deformidades permanentes en ella.

Igualmente advirtieron contra el uso de un palillo de madera bajo las uñas típico de la "manicura francesa", lo cual puede contribuir a infecciones por hongos y pérdida de la uña.


Ojo con los químicos

Los productos cosméticos están llenos de químicos tóxicos y alergenos, que incluyen tolueno, ftalatos, alcanfor y formaldehído. Muchos de estos componentes pueden causar reacciones alérgicas, y no sólo involucrar las uñas. Cuando alguien se toca o restriega los ojos y las uñas están con quitaesmalte, por ejemplo, se puede producir una dermatitis en los párpados. Esto ocurre porque la resina de tolueno, sulfonamida, formaldehído presentes en el quitaesmalte pasa a la piel, que en los ojos es sumamente sensible.

Los endurecedores de uña con fibra, que se emplean para tratar las quebradizas, son otra fuente de reacciones alérgicas, como también lo es la goma acrílica que se utiliza para pegar muchas envolturas y puntas y las uñas plásticas que se usan para alargar las naturales. Además, al ejercer un poco de presión sobre las puntas de las artificiales se pueden dañar las naturales y producir una pérdida parcial o completa de ellas.

En las tres ediciones anteriores de la revista, los médicos Goodheart y Uyttendaele describieron los diversos cambios degenerativos que afectan las uñas a medida que la gente envejece. Si bien una mayoría de estos cambios es normal y benigno y no requiere de tratamiento, algunos las dejan predispuestas a infecciones y deformidades y otros son signos de alguna enfermedad que se debería diagnosticar y tratar.

"Las uñas de las manos se ponen más delgadas y frágiles con la edad; en cambio, las de los pies se ponen más gruesas y duras", señalaron los médicos.

Uno de los efectos más comunes de la edad es la aparición de pequeños levantamientos longitudinales, algo normal que no es signo de enfermedad, trauma o deficiencia alimenticia. Tanto las uñas aplanadas como las de apariencia cóncava (uñas de cuchara) son cambios generalmente normales que están relacionados con la edad, aunque las cóncavas a veces pueden ser una señal de anemia por deficiencia de hierro, diabetes, enfermedad a la tiroides o falta de vitaminas.

Las uñas generalmente se vuelven más quebradizas con la edad. Entre los factores que contribuyen a eso está el uso frecuente de productos para ellas, la exposición exagerada a detergentes o agua o, posiblemente, falta de hierro, enfermedad a la tiroides o una disminución en la circulación periférica.

Los problemas de uñas quebradizas se pueden reducir usando guantes de goma para lavar los platos y unos abrigados para el frío, aplicar humectantes al acostarse y después de lavarse, mantener las uñas cortas, emplear una lima suave y tomar un suplemento vitamínico que contenga complejo B.

Espejos de salud

Es común que las uñas de los ancianos se pongan opacas y descoloridas, generalmente por una infección por hongos. Las amarillas pueden ser una señal de una enfermedad en el sistema respiratorio. Las blancas pueden indicar una dolencia hepática o renal, lupus, gota, insuficiencia cardíaca o envenenamiento, o pueden ser un efecto secundario de ciertas drogas.

Entre las deformidades más dolorosas a esta edad están las uñas de pinzas -esas dolorosas puntas contraídas de las uñas de los pies- las que se pueden deber a zapatos inapropiados u osteoartritis inflamatoria. Una cirugía correctiva es una opción para estos casos.
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