EMOLTV

El reto de rescatar la individualidad del hijo

Fomentar las características particulares de cada niño potencia su desarrollo, pero el proceso se hace más difícil cuando los padres son muy autorreferentes.

13 de Febrero de 2006 | 11:25 |
imagen
"Sé que mis hijos son diferentes, pero en el apuro suelo esperar lo mismo de todos. Como con las tareas, en que quisiera que las menores fueran tan independientes como el mayor, en vez de buscar qué hay detrás de sus distintas necesidades", cuenta la profesora María Ester Munita sobre sus hijos de 12, 9 y 6 años.

Como ella lo sugiere, rescatar la individualidad en cada hijo requiere de disposición. "Muchos papás creen que los asuntos de niños son juegos, pero revelan lo que ellos son. Para conocerlos hay que estar presente", complementa su marido, el ingeniero civil industrial, Gerardo Wijnant.

Ver realmente al hijo y estimular sus potencialidades y rasgos es clave. Si no, éstos van desapareciendo porque en vez de ser él mismo, el menor se adapta al entorno en su deseo de ser amado, explica Carmen Ortega, monitora de la organización PRH (Personalidad y Relaciones Humanas) que da un taller al respecto.

En adolescentes cuyos padres no se interesaron en desarrollar sus características se pueden observar problemas como conducta antisocial o síntomas depresivos, advierte el siquiatra y sicoanalista, Rogelio Isla.
Sin embargo, aceptar una individualidad distinta a la propia no es fácil, especialmente para los padres con rasgos narcisistas, o sea que son muy autocentrados.

Padres narcisos

Ya en 1914, Sigmund Freud escribió en su "Introducción al Narcisismo" que el hijo es la prolongación del deseo del padre, como si fuera una continuación corregida de sus progenitores.

Y aunque todos los papás tienen aspiraciones respecto de sus hijos, es diferente cuando éstas no exigen su perfección, sino que incluyen la posibilidad de que el niño tenga problemas o sea distinto a lo esperado, señala Isla.

Los padres narcisos pueden ver al hijo como un reflejo de su éxito y educarlo en establecimientos prestigiosos e involucrarlo en actividades donde se relacione bien. "No es malo querer lo mejor para el niño, el problema es cuando ocurre a costa de sus necesidades. Por ejemplo, hay muchos alumnos con problemas de aprendizaje en colegios bilingües y lo pasan mal", agrega.

Hoy los papás están más preocupados de sus hijos que hace dos generaciones. Tienen una estructura social que apoya el ejercicio de su paternidad en aspectos tan variados como contar con la ayuda de una nana, tener acceso a una sicopedagoga o a un profesor de tenis. Pero esto no implica que tengan más herramientas para saber qué les pasa a sus hijos o cuáles son sus necesidades.

Un modo de lograr saber quiénes son es escucharlos realmente, lo que no es simple. "A menudo, mientras estás con ellos piensas en tu trabajo o tus problemas, pero para el niño tú eres su mundo. Cuando te habla debiera ser tan importante como cuando lo hace tu jefe", grafica Gerardo Wijnant.

Fomentar la individualidad del niño implica irlo descubriendo a medida que crece y alentarlo en sus intereses, aunque éstos no sean del gusto paterno. "Si juega fútbol se sentirá más importante y querido si los papás van a un partido a que si ni siquiera saben que hizo un gol", ejemplifica Ester Jordán, monitora de PRH.

Para ello hay que propiciar una buena comunicación, que incluye saber preguntar. "Si les digo 'cómo te fue' te responden que bien, pero si les pregunto 'qué hiciste' o 'cómo te sentiste' te cuentan más y va surgiendo un diálogo", dice María Ester Munita.

Los papás suelen caer en errores como la comparación entre hermanos en vez de indagar por qué tienen diferentes requerimientos. O enfatizar lo negativo y no reconocer lo positivo, lo que provoca que el menor tenga una pobre imagen de sí mismo.

Permitir que tome decisiones de acuerdo a su edad -por ejemplo, decidir a quién invita a su cumpleaños en vez de convidar a los hijos de los amigos- es otro modo de que desarrolle sus propias ideas.

De esta forma se va generando un vínculo amoroso con el hijo que ayuda a superar etapas como la adolescencia. "Una de las características de esa edad es desafiar la estructura paterna. Y aunque es doloroso, si los padres pueden entenderlo como parte del desarrollo y mantenerse cercanos es algo que se agradece a futuro", dice Isla.

Criar hijos individuales implica ser consecuentes y también darles la libertad de elegir cuando se trata de temas como la profesión. Al respecto, Carmen Ortega cuenta su experiencia: "Tengo un hijo que siempre tuvo interés artístico y yo decía 'por qué no estudiará arquitectura', pero entendí que era su vida y no la mía y hoy es un pintor feliz".
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?