Una reciente investigación realizada en estudiantes de la Universidad de Chile demuestra que en la incidencia de trastornos mentales y emocionales de los universitarios, influyen principalmente los conflictos al interior de sus familias.
Impulsado por las asistentes sociales de las facultades de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Ciencias Sociales, Ciencias Forestales y Ciencias Agronómicas, el estudio trabajó con 1.514 estudiantes, los que, debido a su situación económica, reciben becas (una ayuda que varía entre $37.000 y $22.000 mensuales).
"La idea era detectar los problemas emocionales o de salud mental que los pudieran estar afectando, y que fueran causa de algún atraso académico", explica la asistente social de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Victoria Goldsack.
Más mujeres
Con esta idea, se dirigieron a la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, donde las investigadoras Rosemarie Fritsch y Graciela Rojas las ayudaron a realizar el estudio. Los resultados indicaron que el 34,8% de los estudiantes presentaban malestar psíquico y probable trastorno mental.
Esta cifra muestra a este grupo de universitarios como una población de mayor riesgo que la población general mayor de15 años, en la que el 25% presenta trastornos mentales.
La investigación también indagó en los factores de riesgo de estos estudiantes para sus problemas de salud mental. Había múltiples variables en juego, pero las únicas que eran estadísticamente significativas fueron: tener sexo femenino y presentar signos de disfunción familiar.
En la muestra, el 40,3% de las mujeres presentó malestar psíquico frente al 27,9% de los hombres. Además, los jóvenes que mostraban estos trastornos habían tenido también un menor puntaje en el test Apgar Familiar, que mide la calidad de vida familiar.
Este resultado sorprendió a las investigadoras, porque, dada la situación económica de los estudiantes -el sueldo promedio de sus familias es $ 273.152-, era esperable que aparecieran los problemas de plata. Sin embargo, lo que apareció fue la relación familiar.
Esto coincide, afirma Victoria Goldsack, con un estudio anterior sobre necesidades estudiantiles, que abarcó una muestra que no se centraba sólo en los becados, sino en el 10% de los alumnos de todas las facultades de la U. de Chile. "La principal necesidad que surgió de ellos fue la de afecto de parte de sus familias. Nosotros pensábamos que iban a salir los problemas económicos, pero no fue así".
Para ella, esta situación está reflejando una sociedad de creciente individualismo: "Los padres trabajan mucho y los chiquillos llegan a la casa y se encuentran solos. Se encierran en el computador y tienen amigos por chat. Esto los está afectando y los lleva a aislarse".
Los trastornos emocionales y mentales, que suelen desembocar en una depresión, pueden afectar el desempeño académico de los estudiantes, afirma la psiquiatra Rosemarie Fritsch. Según su experiencia clínica, los jóvenes que tienen depresión "sufren de falta de concentración, de desgano; empiezan a faltar a clases y bajan sus notas".
Tomar acción
Las asistentes sociales decidieron tomar cartas en el asunto tras esta investigación y en marzo próximo recibirán una capacitación de parte de las psiquiatras de la Clínica de la Universidad de Chile, que les permitirá enfrentar mejor lo que viven estos jóvenes.
Tras esta preparación y gracias a un manual preparado por las psiquiatras, las asistentes sociales podrán hacer terapias de grupo y ser capaces de detectar los trastornos más serios para derivarlos a los médicos. Y, además, a través de las visitas a domicilio, podrán trabajar también con las familias, dice Victoria Goldsack.
Entre las temáticas a abordar está la comunicación entre padres e hijos. "El problema que más se da en esta etapa", dice la psiquiatra Rosemarie Fritsch, "es que los jóvenes, que aún son adolescentes, quieren más libertad, pero no que los dejen solos. Y a los padres les cuesta mucho regular eso: o los siguen tratando como niños o, cansados de los conflictos, los dejan para que se las arreglen solos. Por eso, lo recomendable es ir preparando en forma gradual a los hijos para que vayan tomando sus propias decisiones y asumiendo responsabilidades".