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Disfrutar del sol sin riesgos

Finas líneas de expresión que se transforman en arrugas más profundas, pérdida de firmeza y deshidratación son algunos de los efectos que la sobreexposición al sol puede provocar en la piel. ¿Qué se puede hacer? Usar filtros solares y cremas con SPF es un hábito diario que puede prevenir tal deterioro.

20 de Enero de 2006 | 10:05 |
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La presencia del verano supone época de descanso y pieles bronceadas. Pero no sólo eso pues, a medida que mejora el tiempo y nos exponemos a al sol sin la debida protección, también aumentan las consecuencias producto de la radiación.

Es que el sol puede hacer estragos en la piel, en especial si se considera que la única protección ambiental es la capa de ozono, y que el agujero en ella ha disminuido su efectividad. Se estima que el 1 por ciento de disminución en la capa de ozono produce 1,5 por ciento de incremento en la radiación UVB, y a más radiación, más daño.

Entre los efectos nocivos del sol, destaca la dermatóloga María Isabel Benavides, el más notorio es que envejece la piel. "Una piel fotoinducida envejece más rápido, se vuelve áspera y con arrugas profundas, porque las fibras de colágeno se fragmentan. A esto se suma el daño que originan los radicales libres, que alteran las funciones vitales de las células".

La Asociación Americana de Dermatología sostiene que el 75 por ciento de las arrugas y falta de elasticidad son responsabilidad de la radiación ultravioleta, y el deterioro es acumulativo. De hecho, se estima que el 80 por ciento del daño solar se produce antes de los 18 años, aunque se manifiesta a los 30. En este sentido, la químico-farmacéutica de Vichy Laboratoires, Paula Godoy, explica que tenemos un capital de protección formado por los medios de defensa naturales de la piel para luchar contra las agresiones solares. "Entre ellos destaca el bronceado, que aumenta la producción de melanina, capaz de absorber parte de la radiación. También tiene un efecto protector el aumento de grosor de la epidermis, y algunas enzimas que desactivan los radicales libres". Agrega que este capital no es renovable. Depende de los hábitos de exposición, resulta insuficiente ante el exceso de sol, y por eso el daño se acumula.

La sobreexposición desencadena dos tipos de alteraciones a nivel cutáneo. Una relevante desde el punto de vista estético y que tiene que ver con que tan deteriorada luce la piel, y otra que se relaciona con el mayor riesgo de los distintos tipos de cáncer a la piel. En relación a los efectos estéticos, se puede decir que mientras el envejecimiento cronológico se caracteriza por un cutis suave y arrugas finas, con el fotoenvejecimiento aparecen otras más gruesas y se altera la textura del rostro y la piel se vulve más gruesa.

El doctor Sergio Silva, dermatólogo, sostiene que la radiación ultravioleta tiene diversos efectos sobre la salud de la piel. Los UVB provocan alteraciones a nivel de la epidermis, y los UVA en la dermis, una capa más profunda donde están las fibras de colágeno y elastina. "Algunos efectos son la inflamación de la piel por el aumento de líquido, aparición de células de quemadura solar de color rojo, reducción de las células de Langerhans, y vacuolización de melanocitos y queratinocitos; es decir, su perforación y futura muerte".

La doctora Benavides explica que mientras más blanca es la persona, más pronto aparecen signos de envejecimiento. "Lo primero que surge son las líneas en el contorno de los ojos y alteraciones de pigmentación, las que se van oscureciendo con los años". Explica que otras consecuencias visibles del sol son la deshidratación de la piel y la activación de enzimas que degradan el colágeno y la elastina, produciéndose una notoria pérdida de elasticidad y turgencia en el rostro.

Filtro sí o sí

Ante un panorama así, no hay sino que esforzarse por prevenir el daño, y para eso son imprescindibles los filtros de protección solar, ya sea como productos independientes o incorporados en las cremas de uso habitual.

El doctor Norman Orentreich, dermatólogo de Clinique, recalca que el principal enemigo para el envejecimiento de la piel es el sol, y explica que por eso la edad cronológica va un paso más lento en comparación con la edad que podemos reflejar por no tener conciencia de cuán dañino es el sol. "Lo malo es que no visualizamos el daño de inmediato con líneas o pérdida de elasticidad. Es más bien un deterioro interno que veremos reflejado en el rostro más tarde".

Agrega que es esencial tomar conciencia de la importancia de usar protector solar todos los días. "Sobre todo si se considera que, además de protegernos de los rayos UV, estos productos cuentan con fórmulas que van liberando antioxidantes a medida que la piel lo necesita, lo que ayuda a prevenir aún más el deterioro".

Acerca del uso de filtros, la experta de Vichy explica que el objetivo de éstos no es prolongar el tiempo de exposición al sol, sino limitar los riesgos. Y añade que un buen protector es aquel que cubre la totalidad del espectro UVA y UVB, y que se debe elegir según el fototipo. "Mientras más blanca es la piel, el SPF debe ser mayor, porque eso implica que tiene menos melanina y menos protección natural. Las personas de tez blanca necesitan como mínimo SPF 30, y una mate, 15".

Como referencia la FDA sugiere como límite mínimo el SPF 25. No está de más aclarar que si bien existen filtros SPF 60 o más, la capacidad de filtración no es lineal. O sea, el factor 16 no protege el doble que el 8. Además, mientras más alto es el SPF más componentes químicos tiene, lo que podría aumentar los riesgos de irritación en pieles muy sensibles.

Al escogerlo también hay que fijarse en el tipo de piel y textura del producto. Los hay para cutis secos y grasos, en gel para quienes tienen problemas de exceso de secreción sebácea, y también hay leches más untuosas. En cuanto a la aplicación, es importante la cantidad de producto que se usa, su efectividad depende del espesor de la película que se coloca.

Otros cosméticos que han ido ganando espacio son las cremas hidratantes, e incluso maquillajes que poseen filtro solar. Éstos permiten proteger la piel aun estando en la ciudad. Un tema no menor si consideramos que mucho de la radiación que nos daña llega sin darnos cuenta, mientras caminamos por la calle. Benavides sostiene que si se utiliza una crema de este tipo no es necesario sumar el filtro, pero si no es así, las cremas de cuidado diario debieran combinarse siempre con el uso de un protector sobre FPS 15.

Asimismo, junto con ofrecernos variedad de filtros y cremas con SPF, la industria cosmética también se ha preocupado de desarrollar cremas que ayudan a reparar el daño solar cuando es evidente. Son productos con principios activos como el ácido retinoico y glicólico y también vitaminas antioxidantes que favorecen la renovación celular, potencian la firmeza y los mecanismos naturales de reparación cutánea.
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