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Una empresaria autodidacta y de metas exigentes

13 de Enero de 2006 | 10:56 |
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Estudió enfermería en la Universidad de Chile y ejerció por casi siete años su profesión en el departamento de Pediatría de la Clínicas Las Condes, primero, luego haciendo salud pública en provincia, y finalmente, en el departamento de Oncología de otra clínica santiaguina.

Dos hechos muy personales y duros la llevaron a dejar la práctica. Lo más determinante fue que perdió un embarazo, porque se contagió con un virus intrahospitalario. También pesó el hecho de que en Oncología se vive con la muerte, con el dolor, en forma muy cercana y además se produce un compromiso potente con las familias que viven un cáncer, por lo dando su trabajo se convirtió en algo devastador.

“Ahí sentí que tenía que dar un giro. Dije hasta aquí llega mi contribución a los demás y por otro lado, soy creativa, entonces necesitaba cambiar a un trabajo donde pudiese tener desafíos que no tuvieran relación con lo que hacía, y más independencia”.

Con 27 años solamente y sin tener ningún ofrecimiento laboral, se fijó en un aviso económico de una empresa, Blunding, que quería contratar una enfermera para la parte comercial. La fábrica eran cinco personas y manufacturaba nueve productos básicos en 30 metros cuadrados y ella con sólo verlos sintió que “eso era mío. es lo que ando buscando, dije”.

-¿Y qué pasó que estás aquí?
“Al mes ya tenía organizada una serie de cosas, me metí en producción; era una pyme y siempre me río porque cuando entré yo hablaba de la empresa y ellos hablaban del taller. Hasta ahora yo me burlo de ellos (sus socios). Esto fue la posibilidad, sin tener mayor conocimiento del área comercial -porque las enfermeras sabemos mucho de administración, esa es nuestra característica- de hacer algo. Sabía jerarquizar, dirigir, pero no sabía estrategia y empecé a hacer cosas y al tiempo descubría que eso se llamaba de tal forma”.

-Fue intuitivo.
“Sí, de verdad muy intuitivo”.

-¿En qué momento te hiciste socia?
“Como a los 6 años, me planteé frente a los socios y les dije que era necesario hacer una sociedad anónima. Me miraron con cara de loca, pero yo ya había estudiado, lo que se requería y en el fondo, los socios y que somos amigos, han creído mucho en mi gestión. Hemos hecho las cosas bien, esta empresa es fruto del esfuerzo de todos, todos tienen la camiseta absolutamente puesta”.

Patricia Pérez se sonríe al ver lo que lograron hacer con Blunding: fabrican 380 productos, tienen certificación ISO, exportan a diferentes países, están en los principales centros de distribución en Chile, de hecho, tobilleras, muñequeras, fajas de todos los tipos se encuentran en la gran mayoría de las farmacias.

-¿En qué momento asumiste la gerencia?
“Al poco tiempo, primero fue la comercial, después de la gerencia general, con una reestructuración; hoy tenemos un número importante de funcionarios a cuando llegué. Salimos… un poco con la patudez de las mujeres cuando se proponen cosas. La primera salida fue a Bolivia, junto a ProChile, y ahí había 50 personas que querían hablar conmigo como si fuera la empresa más grande.
“Tenemos un producto de muy buena calidad y buena presentación y dábamos la imagen de empresa grande, pero no correspondía, yo los invita a conocernos, pero decía ojalá no se les ocurra ir (entre risas)”.

-¿Hoy a cuantos países exportan?
“Te diría que recién hace tres años estamos trabajando este tema, a pesar de que hemos estado exportando por mucho tiempo. Exportar no es un proceso fácil y muchas personas se desilusionan de esto porque creen que es subirse a un avión, llegar a un país y que le compren. Eso ya no existe, hoy hay que prepararse y eso fue lo que hicimos, sacamos certificaciones de calidad, implementamos sistemas de gestión que interconectaron producción, gestión y lo comercial; hay que capacitarse.
“Si bien es un proceso que en algún momento hay que partir, demora. La certificación ISO demora dos años y hay que seguir aspirando, porque se requiere ahora el certificado de la Unión Europea”.

-¿Estar en Asexma sirve?
“Sí, es importante, porque es importante que nos alineemos la parte privada con la pública. Son los privados los que tienen que decirle al Estado que es lo que se necesita de ellos para que sus recursos estén bajo una sola política que es por lo que estamos peleando, tener una política exportadora que no tenemos a pesar de haber firmado tratados con el 89% del mundo”.

-¿Y ProChile?
“Es un servicio tremendamente importante, pero está dedicado a otra realidad que es el fomento de las exportaciones. Alienar las empresas es una tarea que nos corresponde a todos”.

-Tú que has vivido el proceso de taller a empresa ¿cuál ha sido la traba más grande del camino? ¿Capital o regulaciones?
“Las trabas iniciales son de mucha regulación. Este país es el país del trámite y de la desconfianza, se parte pensando que las empresas quieren estafar al SII y no de que uno quiere hacer las cosas bien. Cuando quieres sacar una patente industrial te puedes demorar en el Sesma fácilmente un año.
“Por otro lado, te encuentras con que los requisitos que se le hacen a las empresas pequeñas, a una pyme, son los mismos que a una empresa grande y eso no puede ser. Al final, te encuentras con muchas gente que queda en el camino desilusionada por este tipo de cosas”.

Asegura que Asexma cumple en cierta forma de ente orientador de aquellos que quieren iniciarse en el proceso. “Yo me encontré con muchos empresarios que habían tenido las mismas dificultades mías y ya las habían resuelto y me contaron la fórmula. Ya tenían el camino recorrido”.

-¿Qué desafíos tienes?
“Como Blunding… las exportaciones”.

-¿Y les va bien compitiendo con las importaciones?
“El tema de las importaciones es, muchas veces, bastante injusto. Las empresas nacionales buscan llegar a ser mucho más eficientes y competitivas y no se reconoce el esfuerzo. “Muchas veces te encuentras que puedes ser una empresa certificada, que puede asegurar la calidad de lo que está ofreciendo y las decisiones del Estado pasan por optar por productos más baratos sin certificación y la nacional se queda fuera sin que se valore que está dando trabajo capacitado. Esas cosas te llevan a pensar que es mucho más fácil importar, no cabe duda.
“La mentalidad hoy es no pelear, mi visión es que ya que sabemos movernos bien en la región, sabemos como piensan los vecinos y tenemos que utilizar ese potencial y convertirnos en plataforma no tan sólo para los chinos, sino para todos los que quieran llegar. Somos un país tan pequeño que tenemos que pelear mucho por tener clientes y tenemos que ser eficientes y por eso, sabemos movernos”.

Y en forma consciente o inconsciente, pero absolutamente posesionada de su nuevo rol, no puede dejar de pasar el mensaje: “Hay empresas, que si le sumas esto más el precio del dólar, están trabajando por ser eficiente, pero se van a quedar en el camino y eso como país no lo podemos permitir. Se ha trabajado mucho por firmar tratados para que nuestras empresas terminen cerrando por una eventualidad como es el precio del cobre”.


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