No fue de las ministras mujeres que ingresaron al gabinete con el Presidente Lagos en marzo de 2000. Estaba a cargo de la Fundación Nacional contra de la Pobreza, cuando fue convocada, en el 2002, a encabezar Mideplán y de ahí, al año siguiente, el Sernam.
De profesión trabajadora social, experta en políticas sociales, planificación y pobreza, la ministra Cecilia Pérez siente que haber estado en un gabinete por cuatro años fue un remezón a su historia, vinculada a Concepción.
“Esto para mí fue un quiebre biográfico. Definitivamente hay un antes y un después como persona tras ser ministra”, dice.
-¡¿Quiebre biográfico?!
”Sí, sin lugar a dudas; ha sido una experiencia tremendamente fascinante, muy exigente y todo superó todas las expectativas que pude haber tenido”.
Penquista de corazón, nació, estudió y trabajó siempre en la capital de la Región del Bíobio y, a su entender, cumplía con el perfil de la “antiministra”. No es militante de partido, aunque si ferviente concertacionista, estudió gracias a becas y créditos, de clase media baja y con una profesión no de las más típicas para ser ministro como abogado o economista.
“Mi familia es muy humilde. Mi padre es jubilado, quedó ciego en un accidente muy joven en la Fuerza Aérea y mi madre es dueña de casa. Sin créditos no habríamos podido estudiar en la universidad. Para mi fue una tremenda responsabilidad asumir esta tarea”, señala.
Como ministra de Mideplán le correspondió montar el programa Chile Solidario y ya en el Sernam debió terminar la tramitación de la ley de matrimonio civil o de divorcio, reformar la de violencia intrafamiliar y empezar la tramitación de la norma contra la discriminación.
-¿Qué ha sido lo más reconfortante de este tiempo?
“Ser ministra de Estado, administrar poder del Estado, tomar decisiones, da la certeza que tienes la posibilidad única de promover cambios. Yo, afortunadamente, sentí eso, sentí poder cerrar procesos; por ejemplo, en lo legislativo, terminar con la ley matrimonio que llevaba 10 años, la de acoso sexual que llevaba 13 años”.
-¿Cuál de todas las leyes dictadas será la más trascendente para el futuro de la mujer, considerando también la de régimen patrimonial, filiación y paternidad, entre otras?
“Creo que la más gravitante es la de violencia intrafamiliar porque está para servir a las víctimas. Es una ley que parte diciendo que el Estado tiene responsabilidad en esto, habla del rol de los medios de comunicación y eso la hace emblemática”.
Sabe que cuando en marzo entregue el mando quedarán varias cosas pendientes y menciona entre ellas la ley contra la discriminación y, especialmente, todas aquellas formas que atentan contra las mujeres e impiden su acceso a la vida pública y al mundo del trabajo.
-¿Pero eso no pasa sólo por la ley, sino que el estado de la economía, factores de mercado y otros?
“Sé que es un desafío más global, pero también pueden haber estímulos legislativos. La discriminación salarial de la mujer no tiene ninguna explicación, ellas reciben por el mismo trabajo un 30% menos que los hombres. Si pudiéramos regular eso, sería útil. Yo preferiría que los empleadores entendieran que no existe justificación parra gravar de tal manera a las mujeres en Chile, porque el costo de contratar a una mujer es sólo un 2% mayor y el costo de la maternidad está prácticamente asumida por el Estado”.
- ¿No es más realista apuntar al tema del cuidado infantil? Salas cunas hasta tarde y no hasta las 5 de la tarde.
“Es que eso también hay que hacerlo. Si nosotros, de verdad, más allá del discurso, decimos lo importante que son los niños, la maternidad, el problema de la baja la natalidad, y el valor de la familia, entonces todo tiene que tener expresión en las decisiones que se toman como Estado, pero también en las corporativas de la empresa.
“Tienen que confluir los esfuerzos”.
Llevada al tema en boga, considerando que Michelle Bachelet asumirá como Presidenta y ha prometido un gabinete paritario, Cecilia Pérez se energiza ante lo que está por venir y las altas expectativas que se han cifrado para la chilena.
-¿Crees que la mujer en situaciones de poder se hace más consciente de la problemática de la mujer? Pareciera que estando en altos cargos no se rodean de mujeres, ni dejan más instaladas cuando se van.
“Puede ser una impresión, porque Chile no ha sido un país de muchas oportunidades de gobierno para las mujeres y no sólo en lo público. A ella le ha costado mucho insertarse en los espacios de toma de decisiones.
“Soy de las que creo que el liderazgo femenino tiene una cierta distinción respecto del masculino. Veo una capacidad de tener miradas más comprensivas sobre la realidad y actuar sobre ellas con igual eficiencia que los hombres y veo una capacidad de tomar decisiones en forma más colectivas. Pero también soy consciente de que hay liderazgos femeninos, puntuales y específicos, que pueden llegar a ser más masculinos que el de los propios hombres.
“Uno no puede hacer una generalización de poner virtudes sobre uno y demonizar el otro, pero sí creo que hay cualidades distintivas y las identifico en mí por lo pronto”.
La ministra es clara: “Lo que necesita la política, la empresa, es abrir un espacio y una etapa de entrada de mujeres. Una etapa en que se juegue la posibilidad de las mujeres de gobernar. Lo que le ha faltado a las mujeres han sido oportunidades y cuando las han tenido, por lo menos en Chile, han sido buenas experiencias”.
“Creo que tu pregunta es un tema abierto”, concluye.