Hace 14 años, el equipo que hacía el matinal de canal 11, en ese tiempo de la Universidad de Chile, se cambió casi completo a crear el primer matinal del TVN. Los conductores eran Felipe Camiroaga y la Tati Penna. Un tímido Jorge Hevia tenía una sección relacionada con la salud y el deporte y, entre otras cosas, enseñaba como realizar las labores domésticas de manera que no influyeran en futuras lesiones en la columna, por ejemplo.
Pero la Tati estaba embarazada y necesitó reposo; el director, Mauricio Correa ya buscaba un tercer animador ante cualquier tipo de eventualidad. "Un día, en mi sección 'Cuerpo sano', enseñando a hacer la cama, no sé por qué terminé acostado, Felipe al lado, nos tiraron música…hubo todo un ambiente y Mauricio (chasquea los dedos) dijo ¡este es el tercer animador!", cuenta entre risas.
A los cuatro o cinco meses, la conductora debió irse de pre natal; Camiroaga quiso hacer teleseries y el horario de la mañana se lo impedía; llegó Margot Kahl y, de ahí para adelante, ella y Jorge Hevia se convirtieron en los rostros que despertaban a gran cantidad de chilenos todas las mañanas y los acompañaban hasta el mediodía.
-Pero tus inicios en el periodismo fueron en Dinacos (la Dirección Nacional de Comunicaciones del gobierno militar), ¿por convicciones políticas?
"Noooo, cesantía; dos años y medio cesante, con hijo. Por eso que conozco de cerca el tema, sé lo que es no tener… ¡nada! Vivir de los suegros, porque mi papá también estaba cesante".
Cuenta que en ese tiempo su principal preocupación era el vóleibol y que, caminando por la calle, se encontró con un compañero de universidad que le informó que había un cargo de periodista disponible en la Secretaría General de Gobierno.
-¿Aceptaste de inmediato?
"Le pregunté de qué se trataba y si eso me iba a dar tiempo para salir a jugar vóleibol fuera de Chile con la selección. Me dijo que sí, porque la administración pública tiene una serie de ventajas en los horarios. Y, ya poh: la pega que hacía era súper sencilla, cubría las actividades oficiales en video y se lo enviaba a los medios que no habían ido. Eso fue todo.
"Ahora… desde la perspectiva del tiempo…eh…. no lo haría yyyy…"
-¡La necesidad tiene cara de hereje!
"Una y tampoco estaba metido en el cuento, en la política; por lo tanto desconocía. He sido muy honesto cuando digo que hay cosas que me impactan de esos años, porque de verdad así lo siento.
“Me carga que me involucren con el gobierno militar por eso (se molesta). Mi pensamiento único en ese momento, obtuso, limitado, aweonado, todo lo que querai, era ser seleccionado nacional de vóleibol. Hoy, obvio, claro que no lo hubiera hecho”.
Tanta era su pasión por el deporte que, el año'81, en que Chile había clasificado para el Mundial de vóleibol ("un hecho histórico"), Hevia trabajaba en una revista que no lo autorizó a irse un mes de gira a México y Brasil y, entonces, simplemente renunció. Por eso decidió seguir en la administración pública que le permitía compatibilizar el trabajo, con su pasión.
Después de Dinacos, se fue a la Municipalidad de Ñuñoa hasta finales de los '80. Jugaba una final entre la Católica y la Chile en el Gimnasio Nataniel y Sergio (Sapo) Livingstone averiguó que Hevia era periodista y le preguntó si le gustaba el periodismo deportivo.
-¿Así te fuiste a TVN?
"Siempre he sido muy busquilla, porque siempre necesité trabajar, no tenía gentil auspicio de nadie. Entonces, iba al área deportiva, me sentaba ahí todos los días, todos los días (lo repite como demostrando su perseverancia). Hasta que un día necesitaron un periodista para una transmisión en Las Vizcachas y yo levanté el dedito.
"Me pasaron el micrófono la primera vez y así me probé, porque estando en cámara uno lo puede pasar mal o bien; yo lo pasé bien y así comenzó".
-¿Todo a punta de perseverancia?
"Todo en mi vida ha sido perseverancia y esfuerzo. Mis contactos están fuera de todos los ámbitos, excepto el deporte; no tengo padrinos, ni nada por el estilo. Entonces, no tenía otra opción, sólo trabajar y trabajar.
"Mi llegada al 'Buenos a todos', también fue gracias al deporte, porque a Mauricio le encanta el vóleibol, un día me reconoció en el canal y me invitó a hacer una sección en su programa. Eso me ayudó, pero, yo siento que, después, fue trabajar y trabajar".
-¿Costos v/s beneficios del matinal?
"Son más beneficios; los costos son muy simplones… los que te decía antes: tener que adelantar cumpleaños, porque para mí las 10 de la noche ya es tarde".
-O sea la familia se vio involucrada absolutamente.
"Claro, por supuesto, pero la Silvana y los niños se acostumbraron y siempre me apoyaron".
Cuenta que pasó momentos complicados, como cuando "me fui a negro", después de haber estado en la mañana en el programa y en la tarde a cargo de la casa, cuando su suegra tuvo un aneurisma cerebral y su mujer se quedaba con ella en la clínica. O cuando su padre se fracturó el cráneo; aunque, casi al momento, dice que el trabajo le sirvió de terapia.
"Y una cosa bien pragmática: a ti te pagan por ir a trabajar, no por estar en tu casa. Yo trabajo porque me gusta y porque me pagan cada 30 días y muy bien, si no me quedaría en mi casa", asegura.
-¿Así de sincero?
"Si a mí no me pagaran, no trabajaría en televisión. Hago otra cosa. Si tú me preguntai cuál sería mi sueño…"
-Te iba a preguntar deseos no cumplidos.
"Devolverle al deporte todo lo que me dio en la vida. Me dio a la Silvana, la conocí por el
vóleibol, y de ahí parten los hijos y todo lo que me hace realmente feliz.
“A lo mejor soy una persona muy idealista en cuanto al deporte. Todavía me pasa que cuando nos juntamos en la cancha de arena, nos ponemos los pantalones cortos; a veces con polera, otras sin; nadie pregunta dónde trabajas, tu cuenta corriente, si la casa es chica o grande, qué auto tienes… Ahí jugamos no más. Ese ha sido mi norte en la vida; yo le doy no más ¿Para qué? Para disfrutar con los míos y tratar de ayudar en lo que pueda a los demás, por ahí va”.