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La vida íntima ante todo

24 de Enero de 2006 | 10:19 |
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Su amor por Silvana, con quien lleva 25 años casado, se nota en cada una de sus frases, incluso la cara parece cambiarle cuando habla de ella. La conoció en esa gira a México y Brasil por la que perdió la pega; él jugaba por la Católica y la selección, y ella, por la Chile. Según cuenta, “ella era una mujer muy guapa, pero como pará en la hilacha, entonces todo el mundo era como reticente a esta señorita”.

-¿Cómo la conquistaste?
“De la manera más sencilla y más simple… si me regalaban algo, lo compartía con ella, le conversaba. Como yo creo que se conquista a cualquier mujer, con cosas simples”.

Fue, sin duda, amor a primera vista, porque por ella deshechó incluso la posibilidad de irse a jugar profesionalmente a Brasil. Y no se arrepiente, tienen cuatro hijos: el Coke, de 22, que estudia comunicaciones; Carla, de 15; Javier, de 13 y Valentina, de 10. “Nunca me escucharás decir que me perdí alguna etapa del crecimiento de mis hijos y eso se lo agradezco al horario del programa”.

-¿Grandes frustraciones has tenido?
“Sí, que mi abuela materna, que era española, no haya conocido a mis hijos, que no haya alcanzado a ser bisabuela; porque fue una mujer que quería mucho y, como soy el nieto mayor, había una relación muy especial. Se murió muy joven y fue muy sufrida.
“Se ha pagado, entre comillas, con la relación muy cercana que tengo con mi mamá y mi papá, a quienes intento ver todos los días y que estén con nosotros los fines de semana; también mis suegros”.

Por eso, cuando cumplió veinte años de casado, aprovechando que estaban todos los padres vivos, decidió celebrarlo, aunque no se acostumbre hacerlo. “Hicimos una ceremonia en la casa, súper privada, súper bonita”.

Explica que fue como volver a casarse, pero que esta vez todo lo decidieron él y su mujer. “Cuando nos casamos no teníamos nada, estábamos en cero más cero, así que el que se puso fue mi suegro. Yo no decidí nada; prácticamente, me puse el traje y entré a la Iglesia”.

En esta nueva ceremonia, eligieron el tema Te amaré, de Silvio Rodríguez; apagaron las luces; él entró del brazo de sus hijas y Silvana acompañada de los varones; acompañados de sus amigos más íntimos. “Fue súper potente”.

-¿Se casaron muy jóvenes?
“No, lo que pasa es que yo me demoré en terminar la carrera”.

No me digas por qué, por el vóleibol.
“Si poh. Hay una cuestión que me empelota de este país, si uno es ingeniero comercial te hacen una entrevista súper sesuda; si eres deportista, valís callampa. Mi círculo más íntimo sabe que el deporte ha guiado mi vida.
“Soy un poco distinto a la gente de la televisión. No voy a inauguraciones, no me presento en cualquier programa, no quiero convertirme en ganador de Apes… no me interesa. Este es mi trabajo, al cual le dedico tiempo y esfuerzo y nada más. Hacemos esta entrevista y ¡chao!, se acabó el animador Hevia hasta el lunes que tengo que volver. Esa es mi manera de enfocar la vida”.

-O sea te importa mucho más tu vida privada que la tele. No te has creído el cuento del famoso.
“Ni me lo voy a creer nunca, tampoco. A mí me interesan mis amigos, la gente que me conoce desde que estaba en la universidad, cesante, con una casita chica, sin auto, cuando la Silvana mantenía la casa. Esos, los amigos de toda la vida.
“Tal vez por eso, alguna vez Julio César Rodríguez dijo que yo era el animador más solidario de la televisión chilena; porque me gusta escuchar, preguntar lo que la gente tiene que saber, no ser estrella”.

Agrega que uno de sus grandes logros, fue ser invitado a La Moneda, por el Presidente Lagos y cree que eso se debe a la empatía que transmite en televisión. “Pocos han tenido el privilegio de ser invitados por el Presidente”, dice feliz.

-¿Y qué pasa con las críticas como las de “CQC”?
“Siempre uno anda buscando la frase como pa’ cagar esa pregunta (lo dice muerto de la risa) y se me ocurrió que eso es sólo del último año y trece, contra uno, no es nada. Estuve trece años impecable, uno qué importa… No, tengo buen aguante, buen sentido del humor. Eso también te lo da el deporte: hay que saber ganar y perder”.

-Hablando de TV, ¿cómo han sido tus relaciones con tus parejas televisivas?
“Siempre digo que he sido súper monógamo en mi vida íntima y súper polígamo en la otra. Así, recordando, aunque haya sido por una semana, no hice ‘Buenos días a todos’ con la Bolocco, con la Ely y con las demás… ¡Todas! La Ivette Vergara, la Andrea Molina, la Jennifer Wagner, la Tonka, la Margot, la Karen, la Paulina Nin, la Tati Penna, la Kenita Larraín.
“No me hago problemas por tonteras, tuve más afinidad con unas que con otras, pero trabajé con todas”.

-¿Siempre le echas pa’ delante?
“Entiéndeme una cosa, yo soy periodista, como animador me pagan una plata que no me pagarían nunca. Sería el faraón de los giles si me negara a hacer algo.
“Tengo una vida íntima intensísima y hago cosas que me gustan mucho y muchas de ellas, evidentemente como todo en esta sociedad, están marcadas por la plata… y si esto me lo da… es dos más dos ¡súper pragmático!”

-¿La Silvana siempre te apoyó?
“Ella tiene un carácter súper fuerte y nunca ha tenido razones para dudar de mí”.

-No me refiero a eso, sino a la lata de no poder salir a comer, a cumpleaños, no sé, esas cosas.
“Bueno, es que ahí está la gracia del Hevia, tengo gran capacidad creativa; no parece, pero no importa, mejor, se mantiene en el más estricto secreto.
“No, yo soy entretenido como pareja. En 25 años no hemos tenido nunca una pelea. Más de alguien dirá, el weón fome, macabeo. Poco me importa, porque yo soy feliz así”.

Ella es profesora de Educación Física y trabajó varios años, pero luego se quedó en la casa, porque así podían coordinar los horarios de ambos. “Tiene que ver con formas de vida. De verdad siento que ni uno ni otro se va a deprimir si no se puede desarrollar completamente en el plano profesional. Sí nos vamos a deprimir y nos va a afectar si no nos podemos desarrollar en la íntima. Por eso nos llevamos tan bien”, explica el animador.

Cuenta que han cambiado los escenarios, los autos, los restoranes, la casa, pero igual se mantiene lo importante: se sientan y pueden conversar por horas en absoluta intimidad. “Eso es lo que de verdad me importa, no las cosas materiales”.

Tiene 51 años, nació el 28 de octubre de 1954. Es más alto y más delgado de lo que se ve en televisión. “Bueno el tema de los kilos está en que uno gasta menos bencina que la que le echa pa’adentro. Y a mí que me gusta comer y me gustan mis copetes, vengo para acá (a Santa Rosa de Las Condes, su tercer hogar) y aquí me equilibro”, cuenta entre risas.

Le encanta toda la actividad deportiva, pero no los gimnasios. En música, le gustan los Beatles, Silvio Rodríguez, Soda Stereo, Luis Miguel y la música en español. Vuelve al vóleibol y cuenta que en las giras siempre iba una guitarra, así que se sabe todas las canciones de fogatas. Lee mucho, tanto libros entretenidos como clásicos; dice que tiene un montón para leer este verano. “Va muy de la mano con esa frase que dice el periodista tiene que tener un mar de conocimiento…

-¡De un centímetro de profundidad!
“Jajajaja, todos la conocemos”.

-¿Vicio privado?
“Algún día a la semana, que está entre el martes y el jueves, arreglarnos bien arregladitos (¡me gustan las mujeres preocupadas!). Que se ponga su tenida, se vea rica, atractiva; nos encachamos y vamos a comer”.

-¿Sólo a comer?
“Noo, con pollito al velador y todo eso. Me gusta mucho”.
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