En el campo, un tradicional consejo de belleza entre mujeres dice que basta pasarse un caracol de tierra por la cara y las manos para que éstas se vean tersas y libres de manchas. Hoy, los "¡Llame ya!" de la televisión ofrecen, con algunas variantes, algo similar para acabar con arrugas, espinillas, cicatrices, estrías y marcas típicas del envejecimiento:
la baba de caracol.
Cremas, lociones humectantes y geles en base al extracto de este molusco pequeño y de lento andar han generado un rápido y gran negocio cosmético. Del total de productos de este tipo registrados por el Instituto de Salud Pública (ISP), sólo uno fue presentado antes de 2004. La docena restante fueron incorporados el año pasado.
En todos ellos, la materia prima la aporta la "Helix Aspersa Muller", nombre científico de la especie de caracol de tierra criollo, que hoy se cultiva en criaderos con fines gastronómicos y dermatológicos, esto último, gracias a
una serie de componentes químicos identificados en la baba y que son de uso habitual en cosmetología por sus propiedades cicatrizantes, antisépticas, lubricantes y regeneradoras de la piel.
Pamela Millas, directora del ISP, precisa que la baba de caracol aparece actualmente descrita en el listado de la CTFA (entidad que determina los productos permitidos en EE.UU.), que es utilizado como referencia por el organismo nacional. No obstante,
el primer registro de un producto cosmético con baba de caracol a nivel mundial es chileno.
Fernando Bascuñán, gerente general de Cosmética Elicina, fue el pionero y el primero en solicitar una patente para la producción de estas cremas, en 1993. A mediados de los '80 inició la crianza de caracoles para consumo culinario. El negocio no dio resultado, pero dio paso a otro.
"Observamos que la piel de las personas que manipulaban los caracoles estaba más suave y las heridas sanaban rápido".
Resultados preliminares |
La baba de caracol tendría otras utilidades, aún por confirmar: un estudio realizado por el Instituto Politécnico Nacional de México concluyó que ayudaría a desaparecer la celulitis.
En Chile, en un trabajo efectuado por Coaniquem en 38 niños con cicatrices e injertos de quemaduras en cabeza, cuello y manos, se observó que la aplicación de una crema a base de extracto de caracol actuaría favoreciendo la despigmentación de las cicatrices e injertos. En la corporación enfatizan que se trata de un estudio preliminar y, por tanto, sus resultados no son concluyentes. Por eso se está armando un proyecto de investigación más amplio para, entre otras cosas, evaluar contraindicaciones. |
Su hijo, entonces estudiante de Medicina, decidió hacer un trabajo sobre las capacidades cicatrizantes y regeneradoras del extracto de caracol con animales de laboratorio, y los resultados fueron positivos.
Tras nueve años de investigaciones, hoy venden el producto no sólo en las cadenas farmacéuticas nacionales, sino también en más de 20 países.
La bióloga Gloria Montenegro, profesora titular de botánica de la Facultad de Agronomía de la UC, precisa que el principio biológico fundamental de los beneficios atribuidos a la baba de caracol están en las características regenerativas de esta sustancia.
"Si el caracol no la secretase, al arrastrarse por la tierra se romperían los tejidos que conforman su estructura".
Un aspecto que ya conocían en la Roma y Grecia antiguas, donde la figura del caracol era el símbolo de las farmacias por sus propiedades medicinales.
"Una de las mayores virtudes de la baba de caracol son los componentes químicos que colaboran en la regeneración de su tejido y de su concha. Otra cualidad es la parte inmune, que le ayuda a sobrevivir a una serie de patógenos", explica Arturo Banda, bioquímico del Laboratorio GCA, que trabaja en conjunto con la empresa Faro Austral en la producción y comercialización de caracoles.
Quienes están comercializando estos productos aclaran que la baba es vulnerable a cambios en el ambiente, que pueden causar la pérdida de los beneficios y que, por tanto, se deben preferir las cremas autorizadas. No obstante, Gloria Montenegro precisa que
el consejo campesino de utilizar directamente un caracol del jardín tiene los mismos resultados, claro que debe haber un buen aseo previo del animal para evitar el riesgo de infección o irritación en pieles sensibles.
Los que se muestran cautos frente a los beneficios de estos productos son los dermatólogos. ¿La razón? La falta de estudios que avalen los resultados dermatológicos. "Se conocen sus componentes químicos, pero desconocemos sus efectos biológicos. No hay experiencia seria de uso y con la información que se dispone actualmente es difícil precisar si el producto es efectivo", precisa el doctor Juan Honeyman, director del Departamento de Dermatología de la Universidad de Chile.
De todas formas, el médico reconoce que se trata de una sustancia inocua, es decir, que no genera daño. "Pero una cosa es la inocuidad y otra la eficacia".