"No hay que ser un bicho raro ni un budista sentado en la cima de un monte en la India para beneficiarse de la meditación", dice el doctor Jon Kabat-Zinn, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachussetts.
Luego de estudiar y practicar por años la meditación de atención plena (mindfulness), hace dos décadas Kabat-Zinn desarrolló un programa de meditación para reducir el estrés basado en esta técnica budista. Hoy su programa se está volviendo popular entre sicólogos y siquiatras estadounidenses, que entrenan a sus pacientes con desórdenes de personalidad, depresión o ansiedad para que mediten una hora diaria durante algunos meses, como una ayuda para superar su problema.
"En Chile se está practicando más la Terapia Conductual Dialéctica, especialmente en pacientes con trastornos graves de personalidad y de impulsividad. Esta terapia busca que el paciente desarrolle el autocontrol emocional y maneje la impulsividad, para lo cual incorpora, entre otras cosas, la meditación de presencia plena o mindfulness", dice el siquiatra Edgardo Thumala, coeditor de libro Avances en Psicoterapia y Cambio Psíquico, lanzado este viernes en el congreso del mismo nombre organizado por la Sociedad Chilena de Salud Mental y la Universidad del Desarrollo.
La capacidad de abrirse a todas las emociones y sentimientos que pasan por la mente sin enjuiciarlos es una característica de la meditación mindfulness que también ha demostrado ser especialmente valiosa para el desempeño de los sicoanalistas.
Uno de los principales impulsores de esta corriente es el sicólogo Jeremy Safran, autor del libro Psicoanálisis y Budismo, un Diálogo en Desarrollo.
Budismo al diván
Safran estuvo en Chile participando en el congreso de Psicoterapia y Cambio Psíquico.Durante la terapia sicoanalítica, el terapeuta muchas veces puede sentir rabia, desinterés, frustración o humillación producto de la transferencia de emociones que su paciente proyecta sobre él , explica Safran. "Practicar técnicas de meditación mindfulness ayuda al terapeuta a tomar conciencia de esos sentimientos sin enjuiciarlos ni negarlos. Así, le es posible abrirse más plenamente a lo que vive el paciente".
El sicólogo explica que un terapeuta mejor contactado consigo mismo y sus emociones crea un mejor vínculo con sus pacientes, lo que se traduce en un tratamiento más exitoso.