Barroco tropical:
Es la propuesta más extravagante, pero al mismo tiempo la más sofisticada de las que se presentaron en Sao Paulo. Rescatando la mejor tradición tropical y colorista del estilo brasileño en telas atiborradas de diseños geométricos, motivos florales y figuras de estilo sicodélico, creadores como André Lima, Lino Villaventura y la dupla creativa Neon optaron por una silueta de notable impacto visual con vestidos con grandes ruedos.
Strapless:
Otra excentricidad estilística. Aunque siempre se ha reservado para las colecciones de verano, el escote strapless - que deja los hombros al desnudo y no requiere de tirantes- , ahora se convierte en el mejor detalle para dar sofisticación al look invernal. Y para aumentar la originalidad no sólo se limita a los vestidos de cóctel de Cori o Fause Haten, también aparece en los diseños de marcas de vanguardia como Osklen.
Retro:
No se trata de ningún revival hecho para provocar. Todo lo contrario. Simplemente consiste en recuperar el legado de la couture más clásica, donde más que las estridencias y el atrevimiento, importan el corte perfecto y los diseños inequívocamente sofisticados. Inspirados en los detalles más elegantes de la moda de los '40 y '50, desfilaron vestidos de cóctel de volúmenes generosos, texturas brillantes y colores neutrales, como los de Fause Haten.
Rayas:
Las líneas horizontales o verticales, listados en blanco y negro y las franjas multicolores se convirtieron en el estampado más repetido de la pasarela. Mientras los diseños de Cavalera recurrieron a la clásica combinación en blanco y negro para dar un toque de vanguardia a una colección inspirada en el pasado imperial brasileño, las creaciones de Forum optaron por el juego multicolor de líneas en vestidos muy cortos.
Negro total:
Aunque en estricto rigor el negro siempre ha sido sinónimo de elegancia segura, su irrupción en la pasarela paulista lo convertirá en la obligación más sofisticada de la próxima temporada. Prácticamente todas las colecciones apostaron por looks de negro monocromo para garantizar un toque dramático y clásico al mismo tiempo. La oscuridad total destacó en el desfile de Ellus, la melancólica colección de Ronaldo Fraga y los siniestros, pero chic diseños de María Bonita.
Minimal:
Más que la antigua versión de vestidos de líneas simples y una estética casi monacal, la reinterpretación brasileña de este estilo tiene el bonus track de la sensualidad. Lejos de lo obvio - figuras asexuadas en tonos bajos asociadas con el minimalismo de vanguardia- , se trata de vestidos simples en tonalidades neutras que destacan el cuerpo femenino. Ésa fue la fórmula de la colección de Huis Clos, que sacó el máximo partido de la discreción chic.
Mangas:
Arrepolladas, voluminosas, volátiles o muy modernas al estilo murciélago. Casi sin límites ni censuras creativas, las mangas se convirtieron en el nuevo capricho estilístico de los diseñadores brasileños para dar un toque de vanguardia a sus creaciones. Así se vio en los diseños en tonalidades grises de Sommer, la colección de Forum y en las deportivas creaciones de Osklen.
Gótico:
Un misterioso y dramático look con claras referencias góticas es la nueva forma que encontró la moda brasileña para reinterpretar el ideal romático y evocador que desde hace varias temporadas está marcando presencia en las pasarelas internacionales. El estilo se tomó por completo la colección de Ellus, que fue claramente influenciada por la estética dark de Tim Burton y de María Bonita, que se inspiró en la imaginería rockera más oscura.
Noche:
Para los creadores brasileños, las fiestas y el glamour obligatoriamente exigen vestidos largos con una inspiración muy etérea. En la pasarela triunfan los diseños de líneas sueltas, los ruedos de gran amplitud y las creaciones de telas livianas con impactantes detalles de lujo, como las evocadoras creaciones de Lino Villaventura. Más simples, pero igual de sofisticadas son las propuestas de Iodice y Forum.
Mini vestidos:
Femeninos y amplios, los vestidos cortos se impusieron como la nota refrescante al dramatismo desatado que se tomó la moda paulista. En telas livianas, con formas relajadas, que a ratos los hacían lucir como blusones, y adornados con aplicaciones patchwork, estos vestiditos de dimensión XL y siempre sobre la rodilla, también ganaron estilo con detalles como lazos a la cintura.
Fotorama