El juego es la mejor herramienta que utiliza el niño para revelar sus estados de ánimo, miedos y expectativas. Sin embargo, están cada vez más absortos en la televisión y los videojuegos, que no cumplen la misma función. La terapeuta estadounidense experta en "terapia del juego", Eliana Gil, propone a los padres reencantar a sus hijos con la esencia del juego al aire libre para que los niños aprendan a resolver problemas, expresarse y descargarse. "Si no juegan, ¿cómo van a lograr todo esto?".
27 de Febrero de 2006 | 10:37 |
Un cajón de arena y un sinfín de pequeñas figuras infantiles - entre soldaditos, muñecas, animales y otras- forman parte del material de trabajo que utiliza en su consulta la sicóloga norteamericana Eliana Gil. Desde hace más de 30 años, esta terapeuta infantil viene ocupando la "terapia de juego" para tratar a sus pequeños pacientes, quienes cuando entran en su despacho y se encuentran con estos juguetes, no resisten la tentación de manipularlos e ir armando sus propias historias.
Haciendo este ejercicio, de paso, los niños van revelando sus miedos, ansiedades y preocupaciones. "Los niños utilizan el juego de muchas formas: para expresarse, para comunicarse con otras personas, para resolver problemas. Al observarlos, podemos entender qué está pasando con ellos, qué cosas tienen en su mente", explica esta experta, quien estuvo el mes pasado en Chile dictando el seminario "El poder sanador del juego" a especialistas nacionales.
La sicóloga explica que a través del juego los niños pueden externalizar su mundo, "y lo hacen de forma natural, ya que para ellos no es natural hacerlo a través de las palabras. Hay niños a los que les dices ¿cómo estás? ¿cómo te sientes? y te cuentan, tienen esa habilidad de decirte hoy día estoy triste porque mis padres se están divorciando, pero la realidad es que casi la mayoría de los niños no se pueden expresar así tan fácilmente".
Comenta que la semana pasada estuvo con una niñita que eligió jugar con una familia de osos, y puso al papá oso en la cama con botellas de cerveza. "Ahí ella representó esa situación que le está preocupando, que probablemente es el ambiente de su casa".
- ¿Existen determinadas pautas para interpretar qué revela cada elección de juguete? “Vemos dos cosas: el proceso del niño cuando está jugando, y después el contenido del juego. Es decir, puede ser que el niño elija jugar a la guerra, algo muy normal en los varoncitos, pero cuando los niños están con problemas en su casa, es posible que pongan una guerra, pero que es contra una sola persona, donde no hay balance de ningún tipo. Eso puede ser un indicio de que está en una situación donde se siente amenazado”.
Explica que, además de representar alguna mala experiencia, los niños pueden recrear lo que ellos quieren que ocurra, y eso les da seguridad. "El juego, para ellos, tiene un poder sanador", afirma.
Sin embargo, su diagnóstico es que los niños están dejando de jugar, y han cambiado la entretención al aire libre por interminables horas sentados frente a la televisión, el computador y los videojuegos, con consecuencias que ya se están dejando notar.
En su consulta de Estados Unidos, Eliana lo ve casi a diario: muchos de sus pequeños pacientes presentan cuadros de ansiedad y extremada preocupación por su entorno cercano. "Están aprendiendo demasiadas cosas. Tienen preguntas para las cuales no hay explicaciones, y eso les puede crear ansiedad. Han comenzado a sobreestimularse de un tipo de información que no está acorde con el momento que les corresponde vivir".
Además, le preocupa que estén dejando de lado su parte relacional y de movimiento del cuerpo. "El computador es algo que los niños prenden y se pierden, entran en unos juegos donde en verdad no pueden hacer crecer sus fantasías propias, sino que están respondiendo a algo ya determinado, no hay contactos con otras personas. Tampoco están haciendo nada con su cuerpo, lo que acarrea la obesidad, que en Estados Unidos ya es un gran problema. La rapidez con que los juegos ocurren parece que también tiene una incidencia en el desarrollo de los niños".
- ¿Esa rapidez es la que está provocando que los niños ya no se entretengan con juegos simples? “Claro, y ésa es la razón por la que nosotros tenemos que reencantar a los niños con el juego, para que desarrollen su parte relacional, de su mente, y su coordinación, todo lo que es resolver problemas, ver alternativas, comunicarse, expresarse, descargarse. Si no juegan, ¿cómo van a lograr todo eso? En tiempos pasados los chicos salían a la calle y recogían piedras para jugar... A los niños les gusta jugar con tierra, subirse a los árboles, ir a la cocina, coger una cuchara y pegarle a una olla. Son capaces de encontrar placer en el ambiente y explorar, y por eso los padres tienen que estimular estas actividades”.
- ¿Cómo disminuir la frecuencia de horas que pasan frente al televisor o a internet? “Cuando hablo con los padres les digo que ya sé que sus hijos los presionan por las computadoras y los juegos de video, que es lo único que quieren tener. Pero tienen que lograr hacer negociaciones con ellos y permitírselos por un período de tiempo determinado, una vez a la semana, pero no todos los días tres horas al día. Lo mismo pasa con la televisión. De vez en cuando es bueno que toda la familia vea junta un show, y después los padres comenten con los hijos qué pasó con el show... De ninguna manera hay que usar la televisión como si fuera una niñera. A mí me preocupa en especial que los niños vean tantas telenovelas, que tratan temas tan adultos”.
- ¿Y cómo pueden reencantar los padres a los niños con el juego? ¿Habría que enseñarles a jugar? “No es que haya que enseñarles, pero sí estimularlos. Yo siempre les estoy recomendando a los padres a que se sienten con los niños y jueguen, que salgan afuera y pasen un rato con ellos, que no es lo mismo que pasar ese mismo rato viendo televisión. Tienen que estar afuera, respirando el aire, y que los niños recojan una cucaracha y digan mamá, ¿qué es eso?, mira cómo camina, mira cómo se cae. Haciendo estos pequeños ejercicios se va estimulando la curiosidad en los niños”.
- Pero para muchos padres es difícil hacerse tiempo. “Pero aunque sean diez minutos. La idea es tener un momento en que puedan sentarse junto a sus hijos y hacer contacto, porque la verdad es que cuando usted juega con los niños, los niños se acuerdan de usted. Se crea un lazo muy especial, porque uno les demuestra interés y ellos retribuyen”.
- ¿Hay recomendaciones para jugar con los niños? “Primero que nada, estar con ellos y mostrarse muy interesados y compenetrados con lo que los niños estén jugando. Sé que es difícil, porque hay muchos padres que están agotados, pero aquí lo más importante es establecer una conexión. Luego, no hay que dirigirles mucho el juego, nada peor que decirles juega con esto, ahora juega con esto otro, porque los vas induciendo, y aquí la gracia es que sean ellos los que manden. Si tu hijo te dice mamá, toma ese mono y di esto, hay que seguirles la corriente”.
- ¿Qué pasa si el niño no logra entrar en la dinámica? “Eso significa que hay algo apagado en él. Es una señal de que está deprimido o tiene un problema, porque a todos los niños les gusta jugar”.