Tiene una personalidad fuerte, franca y directa que además trasunta rigor y exigencia. Pero esa primera impresión de estrictez se aleja rápidamente cuando aflora su lado divertido, de fácil sonrisa, que puede estar concentrada en temas graves sin perder el humor.
Ésa es una de las paradojas que la marca, porque por su apariencia física y su apellido muchos creen que es brasileña, cuando en realidad es chilena de apellido catalán, que significa “tejedor”.
A los 43 años, que por cierto no representa, se le ve demasiado contenta con todos los desafíos que tiene en carpeta.
Separada después de cuatro años de matrimonio, sin hijos, hoy goza su calidad de soltera y de tía que regalonea a los sobrinos de sus hermanos.
-¿A qué dedicas el tiempo libre?
“Me queda poco, pero hago yoga, leo harto, voy mucho al cine y me he dedicado a hacer collares. Como tengo muchas habilidades plásticas, entonces el 2005 empecé a vender collares con piedras y otros.
“Bordo… (comienza a aparecer una risita), hago todo lo que hace una mujer que fue educada en colegio de monjas (el Compañía de María), también dibujo”.
Afirma que le encantaría que los días fueran más largos para poder hacer todas las cosas que le gustan, incluido poder salir más con sus amigos porque es sociable, pero en el entendido de reuniones privadas.
“No soy como muy pública, no me gustan los cócteles, soy bastante tímida, entonces no me…”
-¡¿Tímida?!
“En lo social, soy como low profile. Cuando entro a un lugar público como un acto no soy de las que se va a sentar adelante y naturalmente, me siento atrás. Piola, escucho… ésa es una parte en la que me he exigido harto, desarrollar destrezas para eso. Cuando conozco gente me encanta conversar con ella”.
-¿Te es más cómodo hoy estar en condición de soltera, donde a cierta edad se debe estar emparejado?
“O sea, todo el mundo cree que estoy casada. Creo que tengo actitud de casada”.
-¿Cuál es ésa?
“No, como que soy más parca, como que no todo el mundo usa argolla y como que yo construyo más distancia.
“Es verdad que ahora no te cuestionan el hecho de si estás casada o no como antes, en nuestra generación. ¡Se pasa mejor!”
-¿No sientes presión tampoco?
“No, para nada. Lo que sí encuentro es que Chile es un país súper discriminador. Tú en Europa ves que los casados se juntan con los solteros y aquí son los casados o los solteros. Y los solteros que no optan por una vida de mucha salida ven reducido su círculo. A mí me pasó cuando recién me separé, me dije ohh, que estoy antisocial, no voy a comidas y después, hablando con otros, me di cuenta que te dejan de invitar. He hablado esto con amigos que me reconocen que las mujeres ven a las separadas como amenaza y por eso invitan a sus amigos”.
No puede dejar de reírse con el hecho de que en una entrevista pasada dijo que los hombres estaban acostumbrados a ser proveedores y marcar la agenda y que ella, no quería eso, porque era independiente. “Mi mamá me dijo terminaste de cavarte la tumba y yo le dije por qué, si hace rato que soy mi proveedora, busco un compañero (todo muerta de la risa)”.
-¿De verdad sientes que al hombre le cuesta establecer una relación con una mujer que le resulte una suerte de competencia?
“Sí, no los más jóvenes, pero los hombres son súper competitivos”.