Un ¡tilín-tilín! era el llamado del carrito del heladero y los chiquillos golosos salían felices persiguiéndolo para comprar su paleta o un barquillo de colores.
¿Qué diría este viejo personaje si le pidieran un "chupete helao" de palta o uno de tomate? Seguro que pondría cara como de chupar limón.
Los sabores han cambiado y las verduras se aburrieron de vestirse de ensalada. ¡Ahora se volvieron postres!
En Alimentos Bobbo preparan sabrosos helados artesanales de... ¿cilantro? Sí. También de perejil y palta. Mantenga esa expresión de asombro porque también los han hecho de ostras y de salmón.
Es que los diseñan a la medida y están dispuestos a fabricar lo que les pida el cliente. Basta que les indiquen el ingrediente (por raro que parezca) y ellos harán las pruebas para ver si es posible, para después mejorar el sabor y la textura.
"Muchos los hacemos para impactar", dice el encargado, Javier Arancibia. Y sí que lo lograron con el estreno dieciochero del año pasado: ¡el helado de ensalada a la chilena! Quién sabe si se les ocurre el de pebre cuchareao, el de anticucho o de empanada de pino.
Arancibia asegura que mantienen el sabor salado, pero son refrescantes como cualquier helado. Así que el gustillo del tomate y la cebolla de la "chilenita" no se pierde.
"A la gente le gusta probar", afirma, y han tenido buena acogida. Especialmente de restaurantes que quieren dejar boquiabiertos a sus comensales.
Y ¡atención fieles de "San Copete"!, porque también los hacen de licores. ¿Se sirve un heladito de pisco sour? ¿Un barquillo de cola de mono? Incluso los hay de vino, tequila, daiquiri y Baileys para quedar riéndose solos.
Tienen unas 600 recetas y los venden en cajas de 4 kilos mínimo. Una cuesta desde $7.400 más IVA.
El chef Guillermo Rodríguez también se atrevió a enfrentar las caras de ¡guácala! y demostró que un helado de tomate, palta o zapallo puede ser rico.
Ofrece sus creaciones en el restaurante Bristol del Hotel San Francisco y ha tenido bastante aceptación. "La gente está siendo más agresiva al probar", dice, así que ya nadie se espanta por lo exótico.
Cuenta que también ha preparado estos postres de albahaca, betarraga, apio, zanahoria y cedrón.
Eso sí, explica que no es posible hacerlos de todo lo que se le ocurra, porque debe combinar con la base. En el hotel los ofrecen como acompañamiento de algún plato por unos $12 mil.
De hotel
En estos días tan calurosos, nada mejor que comerse un livianito helado de... ¿porotos? Eso mismo es lo que vende Assimarket. Claro que no son de los con riendas y cebollita en escabeche, sino unos que vienen de Corea y son rojos. Los ofrecen como tipo "chupete" con palito y el poroto entero, o molidos en forma de sandwich. Cuestan $550 y $700, respectivamente.
La pastelería California lleva más de 45 años haciendo helados artesanales, pero ahora se atrevió con los de jengibre y té verde. Son a pedido y cuestan $3 mil el litro. Y ofrecen dietéticos de todos los gustos.
En otros países ni se asombrarían de semejantes sabores. En España hace rato que disfrutan helados de queso roquefort, de aceite de oliva, de ginseng, whisky, tomate y apio. Incluso hay de ajo como para invitar a la polola.
En Japón, se pueden conseguir refrescantes helados de pollo, cangrejo, caballo, ballena, anguila y algas marinas.
La heladería de Lares, en Puerto Rico, tiene más de mil sabores y algunos son verdaderas comidas hechas barquillos, como el de arroz con pollo, bacalao, langosta, pescado, cebolla, cerveza y carne, entre otras delicias. "Si estuvieran en Chile los harían hasta de cazuela", dice un compatriota que vive en ese país.
¿Se tentó? |
Alimentos Bobbo: 448 3800, info@bobbo.cl
Bristol: 639 3832, visita el sitio
Assimarket: 777 5254.
P. California: 204 2382.
Yogen Früz: 218 3590.
San Francisco: (73) 197 2174.
Emporio la Rosa: 638 9257 |
Para los paladares chilensis más conservadores hay alternativas de sabores típicos, pero naturales. En Yogen Früz los helados son en base a yogurt y fruta natural que el cliente elige en el momento viendo todo el proceso. Cuestan desde $850.
Igual de sanos son los de San Francisco de Loncomilla, y no usan saborizantes ni colorantes. El dueño, Francisco Mac-Clure, dice que son fieles a viejas recetas y las variedades van desde el suspiro limeño hasta manjar merengue. Se venden en supermercados.
Un clásico del Parque Forestal, El Emporio la Rosa, renovó sus helados hace dos años con sabores no tradicionales que ahora son un éxito. Entre sus propuestas para sorprender el paladar están los de naranja y jengibre, de miel de ulmo o frutilla a la pimienta.
Una parada tradicional para disfrutar un helado es el Coppelia, que lleva 55 años fabricando estas delicias artesanales. Además, cuentan con una línea especial en base a soya para personas que tienen problemas con la lactosa, y otros sin grasa ni azúcar para cuidar la figura.