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Juicio a la madurez sexual de los chilenos

El revuelo que provocó una encuesta y otros signos revelan una mentalidad adolescente frente al tema.

07 de Marzo de 2006 | 13:46 |
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"Los chilenos dicen tener sexo cada tres días", "Los chilenos tienen más sexo que el promedio internacional", "Cachetones e insaciables". Son los titulares que poblaron los diarios nacionales a fines del año pasado. Y es que una encuesta mundial sobre comportamiento sexual, realizada por una multinacional fabricante de condones, mostró lo que muchos querían oír: nuestros connacionales decían hacer el amor 112 veces por año. La media global era de 108.

Más allá del rigor metodológico -se trató de un sondeo por internet y no de una muestra representativa-, lo más notable de esta encuesta fue el impacto que causó en la población. Debates en programas radiales, llamados de los auditores, notas televisivas y mucho, pero mucho comentario de pasillo.

¿Qué nos pasa a los chilenos con este tema que provoca tanta reacción?

Para los investigadores de la sexualidad local, este revuelo no tiene ningún misterio: si a esto se suma una idiosincrasia más bien conservadora y un tema que alude a la intimidad de las personas, no es raro que el tópico provoque hoy tanto interés.

Hablar en serio

Pero aunque el sexo acapare cada vez más espacios en los medios desde los años 90, siguen existiendo un montón de mitos que no ayudan a una sexualidad más madura ni más plena.
Señales de cambio
Pero también hay signos positivos de cambio. La sicóloga Soledad Torres dice que en la medida en que los medios de comunicación aborden el tema, muchas personas están tomando conciencia de sus problemas y consultando a especialistas. "Muchas pacientes han llegado diciendo cuando fui a ese foro o cuando leí ese artículo, me di cuenta de que tener un orgasmo es un derecho, por ejemplo ".
El urólogo y sexólogo Eduardo Ceruti afirma que cada vez son más los hombres que se atreven a consultar por distintos tipos de disfunciones. La sexóloga Elena Sepúlveda detectó que el promedio de edad de los hombres que consultaban bajó de 65 a 45 desde los años 90 hasta esta década. Y una reciente encuesta del laboratorio Bayer indicó que la mayoría de los chilenos desea tener una vida sexual plena y que la condición para ello es compartir esto junto a su pareja. Sólo falta que el cine empiece a mostrarlo.

¿Qué no funciona?

Los especialistas en sexualidad coinciden en que, en este minuto, el problema más serio que estamos enfrentando los chilenos -jóvenes y adultos, hombres y mujeres- es el trastorno del deseo. "La falta de tiempo para crear intimidad de pareja, el estrés, las exigencias de la vida diaria generan en el organismo una falta de sustancias que son fundamentales para la vivencia del placer", dice la sexóloga Elena Sepúlveda.
El urólogo y sexólogo Eduardo Ceruti agrega que los riesgos que hoy conlleva el sexo fuera de una pareja estable están generando en los hombres un temor que los lleva a la falta de deseo.


"El punto no es si se habla o no de sexo en forma pública. El tema es desde dónde se habla. Una cosa es hablar desde la fantasía, desde una sexualidad imaginaria o cinematográfica; y otra, desde las vivencias reales", dice Sandra Ahumada, de la Unidad de Sexualidad Humana del Hospital Clínico de la U. de Chile.

"En los medios de comunicación se está hablando de sexo desde el punto de vista de la sensualidad, pero no de la sexualidad y de la afectividad entre las personas", advierte Elena Sepúlveda, ginecóloga, sexóloga y académica de la U. de Santiago.

La profusión del doble sentido en nuestro lenguaje también dice algo: "No se habla de sexualidad en forma tranquila, serena, adulta. Se le tiene miedo al tema y es más fácil hablar desde el chiste". El típico humor picante de los chilenos sería una forma de evasión, de no enfrentar en serio algo que nos inquieta.

Y nos inquieta porque no estamos seguros de estar bien en este plano. Como no se habla del tema en serio, como no hay una educación sexual sistemática, poco sabemos sobre qué es lo sano en este ámbito. "Y andamos buscando saber qué es lo normal, lo correcto, lo que debería ser. Por eso estas encuestas que muestran, por ejemplo, promedios de frecuencia, tienen tanta resonancia entre las personas", dice la sicóloga Soledad Torres, de la mencionada Unidad de Sexualidad Humana de la U. de Chile.

¿Cuál es la frecuencia normal? ¿Cuánto debería sentir? ¿Cuánto debería demorar en llegar al orgasmo? Son preguntas que los sexólogos y sicólogos viven escuchando de parte de sus pacientes. "Hay muchos mitos en torno a estas respuestas, pero la verdad es que lo normal, en este plano, es un concepto bastante complejo y que lo da la propia pareja en términos de cómo se sienten ellos en la intimidad", dice la ginecóloga Patricia Aliaga, también de la U. de Chile.

"Una pareja puede hacer el amor cada dos semanas y si uno les pregunta su grado de satisfacción y te dicen estamos OK, es absolutamente normal. Son ellos los que definen su forma de encuentro", agrega Aliaga.
Aunque no todo ha sido encuestas ni humor de doble sentido. El tema de la sexualidad también se ha abierto, en los últimos 15 años, a nivel de políticas públicas. "Pero se ha hecho desde la prevención (VIH-sida, embarazo adolescente). El mensaje hoy es que el sexo está lleno de peligros y nadie habla seriamente de su dimensión gozosa y placentera", apunta Patricia Aliaga.

Ignorar este aspecto de la sexualidad es algo que viene de antiguo en nuestra cultura. "Es parte de las construcciones culturales, del tema de la culpa y del cuerpo, que parte desde la niñez, cuando nos dicen '¡no te toques!' y '¡que no te toquen!'. Y eso queda marcado en el cuerpo de la gente", dice la sexóloga Elena Sepúlveda. Ella hace talleres con mujeres y, relata, "lo que más les cuesta es incorporar a su cuerpo una sensación placentera, al bailar o moverse".

Un estudio sobre las escenas de sexo en el cine chileno, de Daniel Olave y Alfredo Silva, refuerza esta mirada de los especialistas: el sexo no suele vivirse como algo transparente ni gozoso.

"Creo que el cine, la literatura y el arte en general se adelantan en su diagnóstico a los estudios de ciencias sociales. Al hacer una película, el director está metiendo sus propios rollos y los de sus amigos; está contando una historia que sale de vivencias reales. Una película como "En la cama" te está hablando de una sociedad que tiene conflicto en esta área", dice Claudia Dides, socióloga de la Flacso.




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