Cuando el periodista y crítico de cine Daniel Olave se propuso revisar todas las escenas de sexo del cine chileno, no tenía ninguna idea preconcebida.
Pero lo que vio, lo sorprendió mucho: "Desde los dramas más terribles, hasta las comedias más malas, cuando tratan el tema del sexo, siempre es en forma negativa. Muestran una sexualidad turbia, frustrada, oculta, muy poco gratificante".
Esta investigación, que Olave está realizando junto al cineasta Alfredo Silva, tomará el próximo año la forma de un documental y de un libro, ambos bajo el mismo título: "Amor a la mala. Sexo en el cine chileno". Para ello, han revisado alrededor de 40 películas y entrevistado a más de 25 actores y directores.
De este universo cinematográfico, que va desde "Largo viaje" (1967) hasta la recién estrenada "En la cama", Daniel Olave ha llegado a establecer tres categorías:
Sexo frustrado: son las escenas que muestran a parejas en un profundo desencuentro. Por ejemplo, el matrimonio representado por María Izquierdo y Boris Quercia en "Sexo con amor", que tratan de tener relaciones sexuales, pero no pueden porque ni siquiera son capaces de comunicarse en torno a su problema. Finalmente, él consuma su pasión con su sobrina, en lo que podría ser un ejemplo de la siguiente categoría.
Sexo ilegítimo: en estas escenas hay placer, pero todas son o con amantes o con prostitutas. Aquí de nuevo hay un ejemplo de "Sexo con amor": el personaje de Álvaro Rudolphy lo pasa muy bien en la cama, con distintas mujeres, pero ninguna es su mujer. Muchas de estas escenas son protagonizadas por la gran cantidad de prostitutas que pueblan el cine nacional, desde "Julio comienza en julio" (1979) hasta "Los debutantes" (2004). En ambas, Daniel Olave ve el mismo mecanismo: la pérdida de la inocencia a través del sexo.
Sexo en situación límite: aquí el sexo se da como un escape de situaciones mucho más profundas y desgarradoras. Emblema de esto es una escena de "La Frontera", la más recordada por todos los actores y directores entrevistados para el documental: el encuentro sexual bajo una palmera entre los personajes de Patricio Contreras y Gloria Laso. Él, un exiliado en su propio país, y ella una inmigrante española que ha perdido a su hijo. "Ambos cargan con dolores tan grandes que no tienen posibilidad de amarse sin ataduras. Ese coito bajo la palmera no es una escena de gozo, es un acto desesperado por encontrarse y acogerse en medio del dolor", dice Olave.
Pero la excepción confirma la regla y aunque cuesta encontrar una escena de sexo gozoso en el cine local, hay una que recordaron varios de los entrevistados del documental: a los personajes de Marcela Osorio y Óscar Castro, en "Ardiente paciencia" (la primera versión de "El cartero"), jugando desnudos con un huevo. "Una de las pocas escenas donde el sexo es concreción del amor, y algo bueno y bonito", dice Daniel Olave.