Nada en esta tierra es infinito. Todo aquello que comienza llegará inevitablemente a su final, partiendo por la propia vida. Nada permanece igual a su comienzo. Ser humano implica ser también dinámico para acoplarse a los requerimientos de los cambios que enfrentará a lo largo de toda su vida. Así como los individuos nos transformamos, también la especie humana evoluciona. Somos bastante diferentes a nuestros antepasados simios y nos pareceremos muy poco a nuestros descendientes virtuales.
Muchas personas se aferran a lo conocido e intentan oponerse al cambio; el paso del tiempo no corre para ellos, cualquier variación les parece amenazante... Otros, en cambio, no soportan al tiempo detenido y la sola idea de permanecer en un único lugar por un largo período les parece insoportable. Entre unos y otros nos encontramos la mayoría de las personas comunes, donde el tiempo es una oportunidad para adaptarnos lo mejor posible a los distintos requerimientos vitales.
En la relación de pareja, se observan claramente los diferentes tiempos, en los distintos momentos y las dificultades que ello implica. Aquí se mencionan cuatro etapas o tiempos que, sin ser completos, son significativos.
Tiempo de inicio: Marcado por la ansiedad de lo nuevo y la inexperiencia. Los errores son frecuentes, aunque generalmente aceptados por ambos. El aprendizaje es la tarea más urgente, sobre todo en el ámbito sexual. El tiempo pasa demasiado rápido, casi imperceptible y sin darse cuenta se llega a la siguiente etapa.
Tiempo de consolidación: Se pagaron los costos de la inexperiencia y se celebran los logros obtenidos. Los hijos y la estabilidad laboral y económica son el tema central. La reiteración de las conductas es fundamental para lograr la rutina, que permitirá avanzar rápido, huyendo de la peor amenaza a la relación: el aburrimiento. Cuidado, zona peligrosa.
Tiempo de meseta o falso final: Es el tiempo de cosechar los frutos. Etapa de abundancia amorosa. El tiempo se detiene y se muestra en su real dimensión. Los momentos de amor son el mayor trofeo y la causa de la duración en las relaciones, al menos durante el mayor tiempo posible.
Tiempo de término: Aunque parezca extraño, toda relación humana tiene fin o fecha de término, no siempre explicitado en el contrato. Tiene un final voluntario o involuntario, deseado o no, aunque supone la intención de duración para siempre. Los motivos del término pueden ser múltiples: separación, divorcio, fin del amor, viudez. Independiente de las causas del final, se acompaña de dolor y sufrimiento, lo que exige una cuota de madurez y templanza. La generosidad y nobleza de ambas partes se agradece, igual que la solidaridad y comprensión del resto de las personas significativas.
Por último, recuerde que el tiempo todo lo cura... cuando se utiliza adecuadamente.