Ya es un hecho, las clases para muchos partirán en febrero.
En la Región Metropolitana, al menos, casi la mitad de los establecimientos (48%) abrirá sus puertas antes del 3 de marzo.
Para que ese primer día de clases no den las 07: 20 AM con los hijos revolcándose en las sábanas, dándose cien vueltas para estar listos y los papás alegando por la casa de que están todos atrasados, más vale prepararse con tiempo y comenzar con el pie derecho. Fueron más de 50 días hábiles de asueto, donde la única obligación era acostarse y levantarse tarde, comer rico, ver una maratón de películas, jugar todo el día, en definitiva, sólo pasarlo bien. Cambiar esa jornada por el "panorama" de estar horas sentados en clases requiere ayuda.
Todos los cambios necesitan un período de adaptación, de hecho, hasta el salir de vacaciones le exige al organismo un período de ajuste, comenta Chamarrita Farkas, sicóloga infantil y profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica.
En este sentido, "las vacaciones también tienen su rutina, quizá más laxa que el período escolar, pero igual es una rutina. Volver a clases implica entonces prepararse para un cambio no sólo en la hora de levantarse o en las actividades cotidianas, sino además para enfrentar un día a día mucho más demandante que en la época de verano".
Reestablecer reglas
Lo ideal es empezar a habituar el entorno y el organismo con un mínimo de 4 días de anticipación: ordenando gradualmente las horas de sueño, retomando las cuatro comidas diarias y balanceadas (sin tanto picoteo) y reestableciendo las reglas que imperarán en casa para el resto del año. Por ejemplo: acordar las horas de televisión y computador, incentivar la lectura y otros pasatiempos, darse un espacio adecuado para estudiar, etc.
Mal hábito |
El 54% de los escolares se acuestan después de las 23:00 horas, según el estudio "Alteraciones y hábitos de sueño", de la Universidad Católica, y que incluyó a 129 niños de 5° y 8° básico.
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La sicóloga infanto-juvenil Lorena Bravo sugiere sentarse a conversar con los niños el tema, para que entiendan cómo es que estos arreglos a la cotidianidad irán en beneficios de ellos y de toda la familia.
Asimismo, agrega, se puede aprovechar esta semana previa para acordar el esquema que regirá durante el año, con el propósito de aprender a organizar el tiempo libre desde pequeño. "Uno le puede dar las reglas del juego con cierto marco de flexibilidad para que el niño opine, se haga partícipe y también escoja. Si se define que lo ideal es media hora de TV y media de estudio, que él las programe en función de los programas que quiere ver en la tele".
Claro que hay que dar prioridad a lo más urgente. "Si queremos que los niños adopten alguna responsabilidad en la casa a partir de este año -lo cual les hace muy bien- y hagan la cama los domingos, tal vez sea mejor que pase marzo para incorporar paulatinamente estas otras tareas".
Todas estas iniciativas deben presentarse como entretenidas.
Sin ponerse a estudiar
Y es que aunque suene de Perogrullo, para que los niños tengan un buen inicio escolar, es fundamental la actitud de los padres. "¡Qué lata que se pasaron tan rápido las vacaciones!", "¡qué lata, comprar los uniformes!", "¡qué lata, me carga marzo!", "¡pobre que este año no estudies o te vaya mal!"..., son de las típicas frases que los adultos repiten frente a los niños condicionándolos desde pequeños a tener una predisposición pesismita, en general, frente a la vida.
En cifras |
2 horas 43 minutos diarios de lunes a jueves, dedican los niños entre 5 y 14 años a ver televisión, según el estudio Estado del Arte de la Investigación sobre Niños y Televisión que publicó en 1999 el Consejo Nacional de Televisión (CNTV).
57% de los niños tiene un televisor en su pieza (CNTV).
5 horas 54 minutos alcanza el tiempo libre de los niños cuando el clima es caluroso (entre diciembre y marzo), según el estudio Uso del Tiempo en Niños elaborado por Cimagroup en 2004.
4 horas 48 minutos de tiempo libre tienen los niños en promedio de lunes a jueves (Cimagroup).
9 horas 24 minutos es el tiempo libre con el que pueden contar los niños durante todo el día sábado (Cimagroup).
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Después de 3 meses de vacaciones los niños no vuelven cansados -muchos de ellos lo único que desean es regresar al colegio-, así que para qué "sabotear" ese sentimiento. "Hay que presentarles el regreso como algo entretenido, no como la vuelta a las tareas y las exigencias, sino que la vuelta a ver a sus amigos, a realizar su deporte o actividades favoritas, a compartir lo que hizo en las vacaciones", precisa Chamarrita Farkas.
Tampoco hay que fanatizarse. No es recomendable que los niños empiecen a repasar las materias del año anterior. Para eso los colegios contemplan la primera semana de "diagnóstico".
Lo que el niño necesita es retomar los hábitos, no los contenidos, agrega la sicóloga. Más que repasar, es preferible que haga actividades que le resulten y, de paso, le ayuden a retomar la rutina, tales como pintar, recortar, dibujar, hacer puzzles o adivinanzas con la materia que él ya maneja (ver infografía).
Además, como esta semana antes de clases se pasa más tiempo en casa, dichas actividades permitirán que el menor no caiga hipnotizado frente a la televisión. En el fondo, es como estar "en semivacaciones", propone Lorena Bravo. Cuando se tienen hijos de todas las edades, la tarea se complica. Obviamente no se le puede pedir a un adolescente que se vaya a acostar a la misma hora de un preescolar. Sin embargo, coinciden las especialistas, es importante que cooperen y "remen para el mismo lado". Es decir, que después de una determinada hora quizás se vayan a su pieza a hacer algo tranquilos.
La misma coherencia corre para los padres. ¿Cómo pedirles a los niños que se duerman temprano si la casa sigue a todo volumen como en las vacaciones?
Partir de cero
Si hasta el año pasado los niños tenían una rutina desordenada, siempre es posible decir "hijo, me equivoque. Este año haremos un borrón y cuenta nueva", dice Lorena Bravo. Además, marzo es un excelente momento.
Aunque es más fácil aprender hábitos antes de los 6 años, el organismo humano es capaz de adaptarse a cualquier rutina. Lo importante es que los papás estén de acuerdo con las nuevas reglas, explicarles a los chicos el porqué de estos cambios y ser constantes (hacer una excepción al principio, implica partir de cero al día siguiente).
Durante el período de adaptación deben apoyarlo, acompañarlo y estimularlo, sin retarlo ni descalificarlo.