Nada más fácil que meter un paquete de papas fritas o de galletas hipercalóricas en la lonchera escolar y olvidarse de la rutinaria y latosa colación escolar.
Sin embargo, ese camino va directo a la obesidad infantil, un mal que está cada vez más presente en nuestro país y que avanza a pasos agigantados a convertirse en una enfermedad nacional.
Muchos padres han dado la batalla y han conseguido que los colegios se preocupen del tema desde los primeros años, es decir, a partir del jardín infantil. Ya en esa etapa recomienda un tipo de colación saludable.
Según estudios del INTA, un simple snack puede aportar entre 110 a 550 calorías, lo que ya es bastante si se considera que a esto se suman las cuatro comidas del día. Por eso, hay que poner ojo en el tema.
Colación: |
Aquí tiene una ayuda.
Lunes: lácteos.
Martes: fruta.
Miércoles: cereales.
Jueves: sándwich o queque
Viernes: a elección
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Lo recomendable es optar por alimentos que no tengan grasas saturadas y azúcares, evitando golosinas y bebidas de fantasía. El camino adecuado entonces son los lácteos, los jugos, los cereales, las frutas y los sándwich de elaboración en casa con alimentos sanos. Todos estos productos ya se encuentran en el mercado en tamaños individuales y pequeños, ideales para llevar en la mochila.
La leche se ha convertido en una alternativa debido a sus proteínas, vitaminas y minerales y ahora, en el mercado, existen opciones descremadas y hasta sin lactosa para aquellos niños que tienen problemas. Su versión en yogurt y similares como los milk shake son otra alternativa.
Lo importante es leer bien las etiquetas y optar por todos aquellos que dicen “bajo”, “libre”, livianos” o “reducidos” en grasas y colesterol. También en azúcares si es posible. Ojalá que no tengan muchos aditivos.
Poner atención con lo que compran los niños cuando la alternativa –del todo poco saludable- es entregarle dinero para que compren cosas en el kiosco del colegio. Esa es la vía más rápida para que se llenen de comida chatarra.