Una piscina con sapos y unas jugueras con peces de colores fueron algunas de las llamativas instalaciones que se expusieron en el MAC antes de que los andamios se lo tomaran por 14 meses y se emprendiera su reconstrucción.
Una cúpula de vidrio a punto de caerse, muros y frisos quebrados, humedad e instalaciones eléctricas destruidas, eran algunos de los problemas que hacían temer que el edificio, levantado con ocasión del Centenario de la República, se viniera abajo.
La Corporación de Amigos del MAC, creada a mediados de los noventa, pero reactivada en 1996 se propuso su recuperación y se consiguió, finalmente, que el Estado aportara los dineros necesarios, unos mil 750 millones de pesos.
Roxana Varas, quien asumió el 2001 la presidencia del grupo, vivió el proceso con expectación y hoy mantiene el mismo entusiasmo de antes para todos los proyectos que tienen en carpeta como es terminar la restauración de la colección del MAC, abrir una tienda y crear una cafetería.
“Queríamos salvar ese edificio que se caía a pedazos. Era terrible que un edificio, monumento nacional, construido para ser la escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, de nuestra Universidad de Chile, que es un emblema, estuviera así y nadie hiciera nada; era como insólito, no se le daba la prioridad”, recuerda.
-¿Se justifica que la corporación se mantenga ahora que el museo se recuperó?
“De todas maneras. Nosotros mantenemos el área de conservación y restauración del MAC, que, si no, no podría funcionar. El director la había suprimido porque no habían recursos y necesitaba un equipo, entonces nosotros nos hicimos cargo”.
-La colección alcanza a las 2 mil piezas ¿cuánto ha sido recuperado?
“Nosotros hemos ido recuperando, aproximadamente, 200 piezas. Hay tarea para rato, porque hay que completar los períodos que faltan del arte contemporáneo. Es una tarea súper valiosa y por eso, es importante que siga la entidad.
“Se trata de nuestros artistas y si tú quieres ver pintura chilena contemporánea tienes que ir a la pinacoteca de Concepción; el Museo de Bellas Artes tiene algo, pero nosotros vamos a tener 4 salas destinadas a eso”.
-Hay una discusión pendiente sobre si se justifica o no que la Universidad de Chile siga a cargo del MAC. ¿Se debe debatir el tema?
“Diría que sí. Tengo claro que esto no me pertenece, le pertenece a la universidad, pero creo que hay que ser más prácticos y evaluar un mecanismo, convenio o concesión, algo que pudiera favorecer el estado del MAC. La universidad debe evaluar si puede destinar al museo el tiempo, recursos y energía que necesita y si no, debe buscar el mecanismo que haga al MAC eficiente. Que se llegue a un acuerdo con el Bellas Artes sobre el edificio y que nosotros tengamos un espacio nuevo. Hay tantas cosas.
“Mientras, nosotros hacemos todo lo que podemos”.
-El MAC resurge en momentos que se han abiertos otros espacios, nuevos museos y más galerías. ¿Sigue siendo necesario?
“Sí, siempre son necesarios más espacios. Aquí la diferencia la va a hacer cada museo con su estrategia para encantar a la gente. Eso se va ir viendo en el tiempo y es obvio que se requieren recursos para mantener un equipo. Hay que tener presente que éste es un museo universitario, es un gran potencial para la misma universidad”.
-O sea, ¿ninguno sobra?
“Tengo un poco la mentalidad de la dueña de casa: siempre es mejor mantener bien lo que uno tiene que endeudarse y hacer otras cosas; de todas maneras. El espacio que ya existe no se puede perder, hay que defenderlo, sobre todo con la historia que se tiene como museo.
“¿Construir nuevo?, bueno las autoridades sabrán, pero no a costa de lo que ya existe”.
La Corporación de Amigos del MAC, compuesta por nueve directores, mantiene una estrecha relación con el director del museo, Francisco Brugnoli, quien resuelve sobre las exposiciones en forma autónoma, mientras la corporación financia el equipo de dos personas que se aboca a la recuperación de su patrimonio. Aún así, falta crear un centro de documentación, establecer un equipo de producción permanente (y no por medio día), contar con más funcionarios y no sólo seis auxiliares y crear un staff de guías para la colección.
Con el fin de crear un nexo entre el MAC y la ciudadanía, la corporación dicta desde el 2002 el ciclo de charlas “Para comprender mejor el arte”, pero para Roxana Varas falta mucho todavía en la senda de vincular a la gente con el arte contemporáneo de modo que se enfrenten a él sin prejuicios y sin gritar esto es un horror.
La presidenta también está convencida de que hay aún, muchos artistas que no ha encontrado un lugar donde exponer y que requieren una oportunidad. “Hay millones de chilenos que tienen talento y hay que apoyarlos; ojalá se pudieran hacer intercambios entre nuestro museo y otros de Latinoamérica. La posibilidad debe darse y el MAC es el lugar del arte experimental, del arte más vanguardista”.
-¿Y ahí tiene todo cabida? Hay algunas propuestas, como el robo de la escultura de Rodin, que son presentadas como arte.
“Yo no tengo estudios de arte, el museo tiene un director y él es quien hace la curatoria y da la línea al MAC. Brugnoli establece el lenguaje y los códigos.
“Ahora, específicamente, en el caso de la escultura de Rodin, para mi eso es una tontera, el robo es robo: no puede ser considerado arte, fue un daño y un pésimo mensaje para la gente”.