Gumucio tiene miedo y todo el mundo lo sabe. Rojo y con cola, el objeto de su fobia no es Satanás, sino esos seres que se pintan los labios púrpura y se menean al caminar... las mujeres. No teme decir que le asustan, tampoco se acobarda para escribirlo. “Yo lo he dicho, pero todo el mundo lo siente, aunque nadie lo reconoce porque no es bien visto. Es una cosa natural porque son las únicas que te pueden matar. Con ellas corres peligro de perder la identidad, que te destruyan, que te castren, que se acabe, que te pongan los cuernos, que se roben tu material genético o que tengas que cuidar el hijo de otro. Las personas defienden su identidad por sobre todas las cosas y las mujeres son las únicas que te la pueden quitar. Ahí se juega todo, tu futuro, tu permanencia después de la muerte. Es el tribunal más terrible. Lo que pasa es que la necesidad es más fuerte que el miedo”.
-¿A qué le tienes miedo?
“A todo le tengo miedo. Soy una persona muy miedosa. Los temores son muy importantes en torno a mi literatura, porque tengo una conciencia muy fuerte de ello por razones históricas y políticas. Creo mucho en el miedo, le tengo mucho miedo al miedo, le tengo mucho respeto, mucho conocimiento; tengo como un rollo en torno a eso. El temor lo que te viene a decir es que la muerte existe y eso no es alentador”.
-Ese es tu mayor temor.
“Y de todo el mundo, soy un vocero de la humanidad”.
A pesar de su temor a las mujeres y de que ellas lo lleven a la muerte, Gumucio se enamoró tempranamente. “Bueno, de mi mamá cuando nací”. Ese fue un amor que duró bastantes años, luego vinieron otros. “siempre he tenido una serie de amores platónicos, relaciones como a la distancia que se han ido sumando unas a otras y todas permanecen”.
-¿Cómo soporta eso tu esposa?
“En mala, pero sabe que son fantasías sin ninguna realidad. Es un poquito de amor. Pero también estoy enamorado de mis amigos, de muchas cosas, mucho de mí mismo también”.
“Soy bastante enamoradizo, sentimental y romántico; ni finjo, ni intento ser un duro. Es decir, soy realmente una señorita: lloro y hago regalos, menos ositos y flores, que me cargan; chocolates sí, pero me los como yo. En general, regalo cosas que me gustaría que me regalaran a mí, pero que nunca lo hacen”.
-No entienden la indirecta.
“No, es que son expertas en arrancar. No, pero ahora estoy calmado. Estoy casado, no necesito más humillaciones”.
-¿La fidelidad es un valor para ti?
“Sí, totalmente. En ese sentido soy muy conservador. Cuando entrevistaba a la gente del Opus Dei o de la UDI, después de hablar con ellos me convencían. Tienen un estilo de vida parecido y creen lo mismo que yo. Creo más o menos en las mismas cosas que cree Joaquín Lavín, pero por razones completamente contrarias. Soy muy conservador y católico, pero igual creo que el catolicismo es un desastre”.
-¿Cómo institución jerárquica?
“No, todo es un desastre. Eso que pide del matrimonio para toda la vida es una idea completamente loca y sin ningún fundamento en la realidad. Pero igual creo en ella, igual intento cumplirla; aunque hacerlo es un desastre y no hacerlo también lo es. Uno tiene que elegir por donde va a llegar al desastre.
“Pienso que creer que eso es lo lógico y que está bien, es una estupidez. En eso la UDI y toda esa gente es peligrosa. Uno tiene que creer en esto, pero saber que hay otros canales. Ahora, yo creo que Jesucristo era un loco total que sólo pidió cosas que eran imposibles; por eso se me hace creíble y eso me gusta de él, porque exige fe. Pero si Jesucristo fuera un consejero matrimonial, no habría porqué creer en él, pero como no es lógico, hay que creer no más”.
En lo que no cree, es en el tiempo libre porque al menos él no lo conoce. “Es que no tengo. No, porque lo que más me gusta es escribir y no es parte de mi tiempo libre. Después, leer... mmm... ¡cine! y televisión”.
-¿Qué te gusta de la televisión?
“No sé lo que veo, es tomar el control remoto y girar por todos los canales. No ves nada y ves muchas cosas al mismo tiempo. La verdad es que eso me gusta mucho y soy bastante adicto. He pasado buena parte de mi vida haciendo zapping.
“Soy como el Mozart del control remoto, realmente un artista. Sé hacer todo: puedo ver dos segundos de un programa y saber de qué trata; después pasan 20 minutos, vuelvo a ese canal y entiendo lo que no he visto”.
-A diferencia de la televisión ¿tienes gustos particulares en el cine?
“No, si en televisión tengo gustos particulares, pero tengo tantos gustos particulares. Me encantan las buenas películas, también muchas malas; también me gustan los programas científicos, los de historia, los talk show violentos. Entonces, son tantas las cosas que me interesan y me entretienen, que me gusta todo. Además, la mayor parte de la información que manejo la sé gracias a este método. Por ejemplo, soy un gran adicto a los canales del Congreso. En Estados Unidos veo las conferencias de George Bush sin cortes. Yo podría ser completamente como Elvis Presley y estar con una parrilla de televisores en frente”.
-Y el cine.
“Me gustan mucho las películas buenas. Scorsese hasta “Casino”, Coppola hasta “Los jardines de piedra”, Visconti, Fellini. Soy bastante cinéfilo y sé bastante. Es un tema que me gusta mucho; del que nunca escribo, por cierto”.
-¿Por qué no?
“Parece que a mí me cargan las personas que citan películas, canciones; me produce alergia”.
-Y la crítica de cine.
“Nunca me han pedido. Pero siento que las películas y las músicas son como la polola, uno no anda exhibiéndola todo el tiempo. Tengo una relación tan fuerte con el cine y con la música, que no me dan ganas de exhibir esa intimidad. Cuando escribo, las películas y las canciones son muy importantes para mi manera de estructurar las novelas, pero decir estaba escuchando a Bob Dylan, me parece una pendejada”.
-¿Cuán importante es la música?
“No puedo escribir sin música. Es decir, cuando empiezo a escribir pongo música. Mira, en literatura tengo buen gusto porque, como leo muy poco y me aburre mucho leer, sólo puedo leer cosas que me han recomendado. Entonces, mis gustos literarios son súper buenos o más bien refinados porque no son los míos, son de la gente inteligente en que confío.
“En el cine pasa un poco lo mismo, porque aunque me gusta mucho, ir no me agrada demasiado. Pero he visto más basura y me gusta más basura. Tengo un gusto más amplio, puedo ver cosas que su equivalente en libros no leería jamás.
“En música soy un consumidor de gustos amplios. Ponte tú, a veces me da con ‘Genesis’ que me parece detestable, vomitivo ideológicamente. El equivalente a ‘Genesis’ en literatura, que debe ser como Osho, no lo leería ni amarrado. Si hicieron una película con un argumento de una de las canciones de ‘Genesis’, tampoco la vería”.
-Entonces tu gusto en la música es...
“Pésimo. Bueno, también escucho las cosas buenas, pero soy de una amplitud que raya en la esquizofrenia. Y en televisión la amplitud ya es absolutamente total, va desde una tertulia en UCV hasta “The office”, que me parece una obra maestra”.
-Has trabajado en televisión, cine y literatura ¿en música has incursionado?
“No, porque no tengo ningún talento. Lo que mas he hecho es que programo una canción al día en el programa de radio. Pero es la gran frustración de mi vida, si hubiese sido músico quizás sería un hombre feliz. También me hubiera gustado mucho dirigir películas, pero es como decidir ser estafador. Todo es con plata, con estafa y con cosas como eso con las que me moriría”.
-Por el sistema que implica.
“No, también porque imponer tus ideas en el cine demanda carisma y poder. El iluminador, el fotógrafo y todos también tienen sus ideas, que son mortales en general y sacar de ellas lo mejor sin perder la tuya, es imposible para mí. Encuentro que la gente que lo hace es heroica”.
-Entonces no te aventurarías.
“Sí, si estuviera sí. Tendría que llegar un súper productor y decirme ya, te tengo todo producido y no vas a perder ni un peso en esto; siéntate y dirige. Lo haría feliz, pero eso ya no existe en ninguna parte del mundo. Quizás si hubiera vivido en el sistema de Hollywood antiguo, hubiese sido un buen director. Pero no, menos en Chile donde no hay industria y los cineastas son como exploradores de safari”.
-¿Vicio privado?
“Bueno, ya te los he dicho todos. He dicho demasiado”.