Cualquiera pensaría que con el éxito que ha obtenido como empresario, ya no atiende público. Error. Jueves y martes atiende público, incluso mucha gente de Chile que pide horas con mucha anticipación; también de Europa y de otros países.
"El contacto con el pelo es lo que me permite crear. Si dejo eso, dejo de vivir. Así les pasa a todos los que trabajan con pasión", dice. "Picasso se murió con el pincel, yo me voy a morir con el peine… y la tijera".
-¿Por qué tu centro de operaciones será Chile desde ahora?
"Estar en Chile hoy y hacer mi centro de distribución para el mundo de la marca Giordano desde aquí, me da una paz y una estabilidad emocional muy grande. Yo digo que me van a seguir muchos empresarios, muchos artistas, porque Chile permite proyectar, da estabilidad y continuidad. Aquí no hay un problema electoral que perjudique los proyectos a largo y corto plazo.
"Acá hay una ley. Cuando hay normas y continuidad de los valores de la ley, que son lo más importante, se puede proyectar tranquilo. Hoy podemos decir que vengo con toda la fuerza para invertir de acá para el mundo y dejar la parte operativa en Chile".
Se apasiona al hablar de su último desfile en Viña del Mar; dice que él quería que fuera una fiesta y lo logró. "Nunca me pasó una cosa tan linda como ver que todos los de la primera fila, los que eran más notorios, los personajes, los apellidos importantes, fueron los primeros que comenzaron a levantarse, a aplaudir y a festejar el acontecimiento de seguir la música. Me sentí más que cómodo, además fue el segundo programa más visto del día".
-A propósito de tu búsqueda estética ¿cómo ves tú a las mujeres latinoamericanas en relación a las europeas, la norteamericanas, en glamour, look, esas cosas?
"Yo digo que en los últimos años, la mujer latinoamericana ha cambiado; sobre todo en Brasil, Chile, Argentina y todos los países vecinos. La mujer, y también el hombre, tomaron algo que antes no tenían incorporado. Ahora, el espejo, lo tienen adentro. Cada uno tomó con libertad la moda.
"La estética, eso sí, ha cambiado por la calidad de vida. Ha mejorado tanto que, como se prolonga la vida, ha nacido una estética nueva. En Chile la gente invierte ahora en cuidarse, antes eso no existía".
Asegura que los latinoamericanos, gracias a la globalización de las comunicaciones, toman de afuera lo que les gusta. Pone como ejemplo, el colorido de la ropa, cosa que antes no se veía en Chile. "Antes en Viña la gente se veía como uniformada; ahora no. Ahora ir a la tienda es como ir a comprar pan o alimentos".
-¿Los hombres también?
"Y… ¡claro! Hoy ves colores en las remeras, en los shorts, en los trajes de baño. Van al salón, se hacen las manos, se arreglan el cutis, van periódicamente. Ya no los tiene que arrastrar su mujer, es un ritual, ya no tienen miedo de usar gel, de ponerse productos. El hombre ahora se cuida las canas, se tiñe parcialmente, busca lo necesario para la alopecia, tiene un cuidado de la estética y del corte diferente. Todo tiene que ver con una ola en nuestros países, que impulsó la gente joven, que se informa y ve todo".
-¿Acercándonos más a Buenos Aires?
"¡Mucho más! ¡Mucho más! ¡Impresionante!"
-¿La estética se alejó de la silicona a lo Luciana Salazar, que ya no la traes?
"Claro, porque hace dos años las barbies -esa mujer hecha por el cirujano- eran exitosas; pero llegó un momento que saturaron. Como novedad, eran interesantes; todos miramos, todos vimos, pero después saturó. Es como una flor artificial que queda muy bien en un arreglo y uno lo ve y le gusta, pero, luego, uno tiene que volver a lo natural… la flor natural se mueve, la artificial, no.
"Fue un momento, una euforia, y lo acompañé, pero después, volviendo y buscando lo natural, el atractivo, la fuerza y la invasión de la naturaleza, todo cambió. Hasta Pamela Anderson tuvo que reducirse al 50 por ciento, porque hasta Estados Unidos se saturó".
-¿Y aquí?
"Aquí llegó más tarde la Pamela Anderson y la aceptamos. Pero yo fui el que dijo ya, hasta acá no más llegamos, porque no puedo repetir lo mismo, satura… fue, como una ráfaga, ya pasó. Si escucha mi consejo, debe seguir los pasos de la Anderson y presentarse en la otra faceta, la de un porcentaje normal".
-¿Te refieres a Luciana?
"A Luciana, a Luciana, y a otras modelos que han abusado de la silicona, de lo artificial. Por eso dije se fini a las siliconas…"
-¿A las desproporcionadas?
"A las abusivas, desproporcionadas, faltas de estética. A las proporcionadas, no, porque, en ese caso, es un arma maravillosa para embellecer. Pero, no, de golpe, para hacer dos pelotas de fútbol; el fútbol es para los pies. Termina siendo grotesco".
-¿Cómo te das cuenta cuándo se usa y cuándo no?
"Y… ¡es que hay que estar un paso adelante! Yo escucho a la gente. Tres mujeres dijeron es tan artificial eso, me da rechazo. Esas tres mujeres se metieron en mi oído. Yo escucho, tengo la sensibilidad para eso, para ver y para sentir, también. Y sentí la sensación, cuando terminó el desfile, que era algo para mirar, pero era desproporcionado. No cabe duda que fue una conmoción".
-¿Por qué dicen las musas de Giordano?
"Es que busco un equipo estable, sobre todo en calidad humana. Después, renovación. Este año incorporé chicas de 14 y 15 años, muy lindas, nuevas estrellas. Pero siempre me tienen que acompañar las que tiene un glamour, una alegría especial, como la Kenita Larraín, Pilar Jarpa, Carola de Moras… todo un grupo de Chile".
-Todas estupendas, ¿qué pasa con las más gorditas, las menos agraciadas?
"Digo siempre que nosotros tenemos algo para todo público, porque participan chicas que no tienen altura (un metro sesenta), chicas pulposas –naturalmente-; cuando están excedidas en peso, les ponemos vestidos… y no se nota, porque buscamos explotar las virtudes de cada una. Si hay una mirada atractiva, está la mujer, y no importa el peso ni nada más.
"No queremos una mujer esquelética, bulímica o anoréxica; queremos que haga su vida normal".