Salió de Chile, se fue a Cuba el 19 de agosto del '73 y regresaba el 18 de septiembre, "pero no pude volver y después me cerraron la puerta, hasta que asumió Aylwin, ahí recién pude retornar". Trató de entrar dos veces, cuando murió su hermano y cuando Herval Abreu lo llamó para una telenovela, las dos, le negaron la entrada.
-¿Por qué?
"Y… haber estado en Cuba; haber tenido siempre una posición antijunta; abrir mi geta en cuanto foro internacional que existiera; tuve programas en Radio Moscú y… nada. Además no te olvides que mucho compañero que era torturado o apremiado había una especie de acuerdo que los que estábamos afuera cargáramos muchas cosas; yo me siento muy orgulloso que alguien se haya ahorrado un palo o un golpe de corriente diciendo ¡Perucci fue. Era un acuerdo tácito. No me gustaría ver mi expediente (piensa un momento), no, me encantaría verlo, porque capaz que esté acusado hasta de la muerte de Manuel Rodríguez".
-¿Fue muy duro el exilio?
"Me demoré dos meses en integrar que era un weón sin país. Una mañana, trotando por un balneario cercano a La Habana, fue como una revelación, como que me cayó un coco en la cabeza, me tuve que sentar en la acera y me dije ¡te quedaste sin país weón!. Ni siquiera tuve que asilarme, ni me torturaron, nada… simplemente no entré más".
Vivió cinco años en Cuba, trabajando en el Ministerio de Cultura; hizo más de 15 obras de teatro. Dice que ese período fue fundamental para su formación: "Era la época del socialismo top, así que estaban todos los técnicos de la URSS y de la RDA y yo aproveché eso muy bien. Estudié dirección de televisión, dramaturgia y trabajé en grupo de teatro de elite, el Bertolt Brecht. Ahí se acabó el galán, ya tenía 35 años y empecé a hacer los papeles más grandes".
El '79 trató de volver a Chile. Primero hizo una gira por Australia para conseguir los fondos necesarios y después pensó en instalarse en algún país de Centroamérica, como Venezuela. "Por ahí, como haciéndome el weón p'abajo, como de espaldas, pa' que creyeran que me iba yendo, y entrar a Chile". Así llegó a Costa Rica, de lo que dice, no se arrepentirá jamás.
Allá hizo clases, pero le seguía picando el bichito de la televisión y, afortunadamente, un compatriota que tenía un programa de concursos, lo llamó como animador y le fue muy bien. Al año, pasó a ser productor de "Fantástico", un programa que duraba cinco horas la tarde del domingo. Esa aventura duró 20 años, animando, produciendo y convirtiéndose en rostro de la estación televisiva.
Su vuelta a Chile se produjo por casualidad. A pesar de que había venido varias veces y se había reunido con gente del canal 13, nunca "me hicieron la pregunta del millón de dólares y yo, en el fondo del corazoncito, quería hacer una última novela aquí".
Un día, leyendo el diario supo del matrimonio de Liliana Ross con Raoul Pinno, ambos compañeros suyos en la escuela de teatro y él, además, de liceo. No aguantó y la llamó por teléfono; por supuesto, le llegó parte y "mi mujer, que es maravillosa, me dijo ándate de una vez".
Se devolvía un sábado y el jueves lo llama un amigo para que fuera al casting de "Hippie" a canal 13. "La adrenalina me subía y me bajaba, y me preguntaba chuta, Perucci, qué vai a hacer".
Lo vio Cristián Galaz, quien le hizo la tan ansiada pregunta. "La respuesta yo la tenía hace 20 años, los mismos que había durado el exilio, sí".
-¿No importaba la plata ni nada?
"No, ni una weá… Sí, porque uno tiene que darse gustos de vez en cuando. Además sabía que contaba con el apoyo de la familia, porque para todos siempre ha sido muy importante la realización personal".
El canal de Costa Rica ni siquiera movió los lápices del escritorio del actor, mientras se vino a hacer la teleserie y durante ese año le pagó exactamente igual su sueldo. Con lo que Perucci no contaba, era que, aunque a la teleserie no le fue bien, él volvió a ser un actor importante en Chile. De hecho, por ese papel, fue nominado al premio Apes en la categoría de mejor actor de teleserie.
El canal le ofreció quedarse dos años más, pero él prefirió matricularse sólo un año y fue parte del elenco de la exitosa "Brujas". Entonces la oferta siguió y ahora es el protagonista de "Descarados".
-¿Hasta cuando?
"No sé cuando se va a acabar esta wevá, ni me lo pregunto; uno llega a estas alturas de la vida en que ya el futuro deja de tener la importancia que tenía antes y el presente es el importante. Trato, eso sí, de vivirlo muy intensamente".
Dice que el primer año gozó Chile, cada lugar, cada olor, cada recuerdo; el Parque Forestal donde vivió siempre y donde hoy arrienda un apart hotel. El segundo año empezó a acostumbrarse más y a hacerse más rutinario; este año, ya echa de menos a la familia, aunque los hijos vienen periódicamente, igual que su mujer.
Si bien ama a su patria, tiene claro que Costa Rica es el lugar donde debe permanecer, incluso se jubiló allá (de pasada aprovecha de criticar las pensiones de nuestro país y resalta que allá son estatales). En todo caso, parece no parar, porque también ha hecho contactos en México y Miami para hacer otras telenovelas y poder estar más cerca de su familia.
-¡En qué momento piensas parar!
"No sé; tampoco quiero ponerme topes, porque sería como ponerle topes a la vida, ¿no?, y si la vida es generosa contigo, sé tú generoso con la vida. Yo aprendí que uno no tiene que doblarle la mano a la vida; de repente te hace el caminito y tú tienes que seguirlo y ya. Eso he hecho siempre. Lo mismo con el cuerpo, has lo que te pida y si te hace algo mal, déjalo; soy muy disciplinado en ese sentido".
Sabido es que sólo come las tres p (pollo, pescado y pavo), hace ejercicio diariamente, no fuma hace años y sólo toma vino los fines de semana.
-¿Echas de menos?
"A la familia, mi casa, mis perros. Porque cuando uno construye su casa, es otra historia; la hemos ido haciendo de a poco. A mis perros, Lino y Mateo, unos labradores… ¡simpáticos, los weones!"
- ¿En todos estos años fuera nunca se te fue el "weón"?
"¡Nunca, nunca, nunca!, lamentablemente".
Y es que, a pesar de su sonsonete a veces centroamericano y su hablar muy cuidado, la voz ronca y sensual, el garabato le sale fácil y es parte de su vocabulario, no molesta; al contrario, más bien da risa. Como de cada pregunta, con esta última se acuerda del acento cubano que adquirió en la isla, dice que después escuchó una cassette y no podía creer que fuera él (todo contado hablando como cubano).
-¿A qué atribuyes que a "Descarados" no le haya ido tan bien como se esperaba?
"La han tomado muy en serio, cuando puede llegar hasta ser divertida… ¡cómo un weón le va a sacar la cara a otro! Pero es una historia muy maciza que tiene más elementos atractivos que una lineal. Tal vez no pusimos los acentos donde había que ponerlos, quizás el título no fue lo mejor… no sé. Yo creo que internacionalmente le puede ir mucho mejor".
Leonardo Perucci también ha tratado de hacer teatro en Chile, pero cada vez que lo han llamado para algún montaje, está grabando una teleserie y, para peor, en exteriores, "y ya no soy un jovencito para ir y venir y trasnochar y eso".