Karla Rubilar es doctora, con un post grado en salud pública. Y que haya cambiado la medicina por la política tiene una motivación profunda.
Cuando estaba en el colegio nunca pensó en ser medico pese a que sus padres lo son. Al contrario, quería estudiar ingeniería y se preparó para la PAA en física, pero una semana antes de la prueba “le bajó” la idea de entrar a medicina en la Universidad de Santiago, que estaba recién partiendo con la carrera.
“Creo que fue una muy buena decisión. La cercanía que te produce la medicina con el sufrimiento de la gente, el dolor humano, te permite conocer a la persona, tú desarrollas la empatía, sino te va ir mal. El tema humano es importante y probablemente en carreras más ligadas a los números no se desarrolla”.
Asegura que eso le ha permitido hoy intentar desarrollar su carrera política con un prisma más humano.
-¿No fue tan fuerte la vocación para seguir? De hecho, no te especializaste.
“No, me gustaba mucho la pediatría y la ginecología, y de hecho salí de la universidad a hacer una beca de gineco-obstetricia en el Hospital El Salvador. Corría para acá y corría para allá y en una de esas me pegué un accidente más o menos que me llevó a replantearme todo. Voy a correr toda mi vida en esto me dije y de una u otra forma se sumó que me tocó vivir cosas fuertes como la muerte de niños. Pensé que cuando yo fuera el médico tratante a lo mejor no lo podría soportar. Me sentí súper débil y decidí no seguir; quizás fui un poco cobarde”.
-¿Estuvo muy influenciado por tu accidente?
“Probablemente, tuve un accidente más o menos cototo y son experiencias de vida que a uno el va diciendo algo. Me tocó ver a un niñito que había sido atropellado por una micro y yo justo tenía a mi hijo chico”.
-¿Esto explica tu viraje?
“Sí, me empecé a preguntar cómo los médicos podían ayudar a que otros desarrollaran mejor su trabajo y por eso desencadené en la salud pública. Uno empieza a descubrir un mundo no muy conocido de la medicina, que no tiene un lado tan humano, pero que puede ayudar en forma sustancial a la forma como médicos y enfermeras se desempeñan”.
-¿Ese fue tu primer paso a la política?
“Sí, me proyectó la salud pública. Y también ver a mi mamá hacer cosas como alcaldesa que con su gestión le ha cambiado la vida a personas. Ella ha roto hitos, asumió en una comuna de izquierda como concejala y después fue electa alcaldesa, empezó a generar todo un cambio. Yo vi como era Renca antes y después de Vicky Barahona”.
-¿Diste el paso aún sabiendo que la política es una de las actividades más desprestigiadas del país?
“Sí y también por una frase que le escuche a Allamand que aseguró que así las cosas era muy difícil que los jóvenes entraran a la política. Pero eso no es verdad, creo que somos muchos los que queremos contribuir y trabajar para cambiar esa percepción.
“Hay cosas ciertas y otras no. Es cierto que hay algunos que usan la política para fines y lucimiento personal, pero también hay otros que creemos que en esto la vida no se nos va y queremos contribuir. Si no seguimos aquí, podremos seguir con nuestra vida profesional y no nos va a pasar nada, si estamos aquí no es porque lo necesitemos, no somos políticos de profesión”.
-¿La vieja guardia de la política es eso, profesionales de la política, un día en un cargo y después en otro?
“No puedo hablar de todos en general y creo que hay personas muy valiosas y con capacidad y méritos para estar, pero otras cosas me molestan. Hay personas comunes y corrientes que no pueden optar a un cargo porque no tiene la especialización, que no puede ser guardia porque no ha hecho el curso y en política, algunos que van cambiando de cargo como si nada, o sea, un día trabajo en obras públicas y después a educación y luego a una embajada. Yo no creo que la gente tenga las capacidades para hacer de todo”.
-¿Por eso presentaste el proyecto de ley que busca limitar la reelección de alcaldes, concejales, parlamentarios?
“Sí, de verdad creo que es necesario el tiraje a la chimenea. Creo que en 12 años las personas pueden aportar todo lo que podían desde sus cargos, creo que es un tiempo más que suficiente y si quieren seguir aportando lo pueden hacer desde otro ámbito, creando cosas nuevas. Hay que darle espacio a personas que vienen con otra mirada y eso me incluye a mí, he propuesto un proyecto que me va a afectar en 12 años más y bien; Karla Rubilar para la casa”.
-¿Cuáles son los efectos negativos de apernarse a los cargos?
“De una u otra forma hay tanta seguridad que se produce desidia, conformismo, no ser autocrítico, se deja que las cosas pasen porque es mucho más fácil. Obviamente, puede haber tendencia a la corrupción, a ocupar tus contactos para beneficio de grupos fácticos, por lo menos existen esas posibilidades”.
-¿Qué dice Vicky Barahona de este proyecto?
“Vicky Barahona dice que no tiene ninguna intención de eternizarse en un cargo político. A ella le gusta mucho la alcaldía, pero no cree que uno deba estar eternamente en el cargo, es súper abierta en estos temas. Imagínate que me apoyó en mi campaña siendo ella UDI y yo RN y explicaba por qué lo hacía”.
-¿Cómo ha sido vivir la política en el Parlamento?
“Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Yo feliz con lo que hago, pero el Parlamento es muy especial; se trabaja más de lo que muchos creen o percepción que la gente tiene, pero también tiene etapas inútiles que no sirven mucho y que hacen que a uno le empiece a molestar el training”.
-¿La formalidad de los procesos?
“La formalidad, la poca disciplina de muchas cosas”.
Y comienza a detallar los lomos de toro de la gestión parlamentaria que ya detectó, como que cuando se vota un proyecto, todos los parlamentarios quieran hablar, aunque ni siquiera sean especialistas en el tema.
-¿Son discursos para la galería?
“Probablemente. Todos piensan que tienen que opinar, pero tenemos una responsabilidad con el tiempo que ocupamos ahí, con lo que dejamos de hacer por estar en eso. Sí ya se discutió en la comisión, deben exponer la postura de cada partido los que más saben del tema y c´est fini, pero que 15 personas hablen del tema por bancada, no me parece”.
-¿Qué te ha llamado la atención del Parlamento?
“Obviamente la cuestión de la formalidad, que todos saluden como está diputada. Ya lo dije, con tanta formalidad uno tendía a creerse un poquito el cuento. Y mucha gente le dice ojalá no vaya a cambiar. Parece que hay gente que se cree un poco el cuento y hay que tener presente que en 4 años más puede que se vayan pa´ la casa”.
-Tienes 29 años, ¿es handicap a favor o en contra en la política?
“Me siento chicha fresca, feliz, pero puede que hayan personas que digan esta cabra chica. No me ha tocado que nadie me descalifique directamente, pero he tenido la sensación de que como que uno tuviera que luchar contra esa percepción y ganarse el espacio para que digan parece que la niñita tenía argumentos. Tengo 29, pero con una carrera de 7 años, con un post título y con una campaña en un distrito tremendamente difícil”.