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“Tener mujeres en cargos protagónicos no asegura las políticas públicas de género”

Es feminista porque cree en la igualdad del hombre y la mujer. Apuesta a que los cambios culturales sean suficientes como para no tener que dictar leyes de paridad tanto en los mundos público como privado, pero que si es necesario hacerlo para avanzar, se hará. Mientras, asume su cargo sin culpas porque es una convencida que la labor de criar a sus dos hijos también la comparte su marido.

27 de Julio de 2006 | 09:57 |
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No es de sonrisa fácil; es más, cuando aborda los temas de género, su voz suena siempre seria. Pero tiene sus dejos de humor y coquetería que revela, sin mucha presión, al momento de las fotos: pide, por favor, que la tomen con su mejor lado.

La nueva ministra del Sernam, Laura Albornoz, está absolutamente compenetrada de su cargo. Tiene claro para donde va su buque y mantiene con firmeza el timón; por eso, sus respuestas son contundentes y a cada contrargumentación, la réplica no deja espacio para las dudas.

Viene llegando de una serie de reuniones a nivel latinoamericano, celebradas en Washington, donde el tema de la paridad fue la vedette. Tanto, que se resolvió hacer un seminario sobre la materia en Chile durante el segundo semestre.

Antes tuvo la oportunidad de acompañar a la Presidenta Michelle Bachelet por su gira a España donde dos anécdotas llamaron la atención: la crítica que recibió la cena ofrecida por la Vicepresidenta española y a la cual concurrieron sólo mujeres; y la revelación hecha por la mandataria chilena -quien con su característico humor- confesó que había nombrado un gabinete paritario para que, cuando se reunieran, pudieran bailar.

-¿Cuál es tu aproximación a la polémica cena ofrecida en España?
“Creo que es un reconocimiento al liderazgo de Michelle Bachelet que ejerce no sólo en América, sino que también en el resto del mundo. Es un reconocimiento de las mujeres a una mujer líder”.

-Pero diarios como “El Mundo” apuntaron a que la discriminación positiva termina siendo un error.
“Es una polémica artificial, al día siguiente se podría haber hecho una cena con hombres o no. Las mujeres quisieron rendirle honores, me parece positivo y no hay porque darle una doble mirada, porque no la tiene”.
“El tratamiento que se le dio tiene que ver con la orientación de ciertos medios que tienen una inclinación determinada”.

-La argumentación fue que si un Presidente fuera gay o negro, también deberían hacerse cenas solo con personas de ese tipo. Más allá de la ironía, ¿qué hay de cierto?
“Mira, la población en el mundo se divide entre hombres y mujeres. El liderazgo femenino no es común, las mujeres que están en el poder no son comunes en el mundo y hubo un reconocimiento a ese hecho, a que los tiempos están cambiando y las miradas van a ser distintas; van a ser miradas inclusivas, incluyendo a mujeres, nada más que eso”.

-¿No crees que la discriminación positiva tenga algunos costos para la mujer?
“No tiene ningún costo, no me parece nada negativo que las mujeres participen junto con los hombres en la toma de decisiones”.

-Se plantea que esa discriminación deslegitima a la mujer.
“¿En qué sentido?”

-Acceder a cargos de poder por cumplir con la ley de cuotas, para algunos, resta a los méritos.
“No es por cumplir con una ley de cuotas. Lo que nosotros estamos haciendo es tomar una medida transitoria que intenta una acción positiva, o sea, busca poner a la mujer en el lugar que siempre debió estar y que hoy no ocupa porque en ella se cargan una serie de roles o funciones sólo por el hecho de ser mujer. Por solo ese hecho, las mujeres tienen que preocuparse de su hogar, ella, particularmente ella, y por eso se han podido dedicar poco a la vida pública. ¿Cómo subsanamos eso? Hay un estudio que dice que si seguimos al mismo ritmo en que estamos, en 450 años más la mujer va a ser igual al hombre. ¿Qué tenemos que hacer entonces? Adoptar acciones positivas que aceleren el proceso, porque nos parece justo que la política, que los distintos poderes en la vida pública sean ocupados por el 50% de la población también, que todo sea compartido. El mundo está compuesto por hombres y mujeres y queremos, entonces, compartir el poder político, público y privado entre hombres y mujeres, nada más que eso.”

-¿Pero una ley no sería una medida transitoria?
“Sí, hay leyes que son de carácter transitorio. Hay distintas políticas que apuntan a la discriminación positiva, por ejemplo, políticas de viviendas que van dirigidas a grupos que están en situaciones de discriminación como los más pobres; lo mismo con los indígenas. Todas las políticas públicas, en general, se dirigen a los discriminados y muchas de esas políticas son transitorias”.

-¿La ley de cuotas que planteas, donde se establece que a el 40% de los candidatos de los partidos sean mujeres, tiene esa mirada?
“Desde la primera entrevista he dicho que estamos buscando mecanismos transitorios que promuevan una mayor inserción de la mujer en la vida pública. La situación es la siguiente: en el Congreso existe un 15,8% de mujeres en la Cámara de Diputados y sólo 2 mujeres son senadoras, si lo llevamos a las rectorías de las universidades o directorios de grandes empresas, es una situación que claramente no corresponde con la realidad. Somos el 52% de la población y no es lógico que existan 2 senadoras de 38.
¿Cómo en Chile no pueden haber 60 excelentes mujeres que puedan ser diputadas o 20 que puedan ser senadoras? ¿En todo el país? Ésa es una situación anormal. ¿Cómo lo solucionamos? Estableciendo medidas de acción positiva, por ejemplo, una de ellas sería establecer un mayor acceso de la mujer a los cargos de elección popular con una ley de cuota. Hay otras medidas como el Código de Buenas Prácticas Laborales”.

-Según nuestra idiosincrasia, ¿por cuánto tiempo debiera existir una medida transitoria?
“No puedo establecerlo yo, el Poder Legislativo es el que sanciona las leyes”.

-Pero haciendo una proyección, ¿este país genera los cambios en forma muy lenta?
“Creo que Chile ha ido avanzando considerablemente. Desde el retorno a la democracia, hemos puesto una agenda de género que antes no existía. Hace 16 años atrás, cuando una mujer golpeada iba a denunciar el hecho, Carabineros le decía señora, usted algo habrá hecho, no habrá tenido la comida caliente para su marido, o a lo mejor no le respondió en la cama, por eso le habrán pegado. Hoy día, cuando vas a Carabineros, toma la denuncia y se somete a un proceso judicial porque existe una ley que sanciona la violencia y maltrato habitual.
“Las cosas han cambiado en 16 años, hemos ido a buen paso, pero hoy tenemos una gran carencia que es la participación de la mujer en el mercado del trabajo y en la vida pública”.

-¿Crees que los cambios son profundos? Muchos tienen el temor que el próximo Presidente no aplique paridad y volvamos a tener tres ministras.
“Ojalá que esto se asiente. Creo que nadie podría afirmar que el marido le puede pegar a la mujer por el sólo hecho de ser el marido, la sociedad se ha abierto a los cambios. Respecto del tema de la paridad, efectivamente surge de una acción personal de la Presidenta, pero lo que hace ella es constatar un hecho claro y ése es que somos el 50% de la población. Perdón que sea reiterativa, pero es importante señalarlo. Lo que hace la Presidenta cuando dice que quiere una sociedad más inclusiva es que participen hombres y mujeres. Hoy la sociedad, como está, los cargos y decisiones importantes preferentemente, desde los inicios de nuestra historia como país, han sido adoptados por una sola forma de ver la vida que es la masculina y queremos que lo hagan también las mujeres. No sólo participar en la casa cuando resolvemos qué detergente comprar, sino que en qué gastamos los recursos fiscales”.

-¿Sería mal visto un hombre retrocediendo en políticas de paridad?
“Creo que sí, creo que el país dio una señal concreta al elegir a Michelle Bachelet Presidenta y al apoyarla a ella, que adoptó una medida de paridad, Chile está dando una señal distinta; está diciendo que queremos ser más inclusivos y que queremos, hombres y mujeres, participar en la construcción del país. Chile impone requisitos de productividad que no podremos lograr con sólo un 37,5% de las mujeres en el mercado del trabajo”.

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