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Una historia marcada por su origen

29 de Mayo de 2006 | 10:46 |
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Estudió leyes en la Universidad de Chile, un doctorado en derecho civil en la Universidad de Sevilla y un master en gestión y dirección de relaciones humanas en la Escuela Internacional de Negocios de Madrid.

“Siempre quise ser médico”, sorprende cuando se le pregunta qué la inclinó por la abogacía. Aunque no intentaba llevarle la contra a su padre –que le recomendaba a ella y sus hermanos estudiar leyes- Laura Albornoz se inclinaba por ser doctora porque con ello sentía que ayudaba a los otros, especialmente, a los que sentían dolor. Finalmente, de los cuatro Albornoz Pollmann, tres resultaron abogados.

Hoy se muestra convencida que el derecho es un buen instrumento con el cual se puede demandar a la sociedad e instituciones ayuda para quienes no tienen. Por lo mismo, se especializó en derecho civil y ejerció mucho tiempo de forma privada, particularmente, en relación a las mujeres. Paralelamente, se dedicó a la vida académica, haciendo clases de derecho civil y derecho humano de las mujeres en la Universidad Arcis y la Academia Judicial, entre otros, y también fue profesora de magíster en derecho minero.

Derivó al servicio público en 1997 cuando asumió como subjefe del departamento de coordinación interministerial del Sernam hasta que dos años después viajó a España. A su regreso, el 2002, asumió como jefa de gabinete de la subdirectora en el mismo servicio y fue asesora jurídica del Servicio Nacional de Menores, Sename.

-¿Qué te impulso al servicio público?
“Yo provengo de una familia de clase media, estudié en una escuela con número y en liceo con número. Estudié en la universidad con un crédito fiscal que todavía estoy pagando, mi post título fue gracias a la beca Presidente de la República; mi padre es empleado fiscal y mi madre dueña de casa por lo que no podría haber tenido una opción distinta. Hay una predeterminación también, desde pequeña, recuerdo que en mi hogar, se debatía sobre lo tremendo que era la dictadura y de lo que sufrían muchos chilenos, de lo perversa que era la economía que imperaba en Chile, de lo egoísta que era el Estado con los más pobres, de los derechos humanos. Así no existe mucha opción de ver a lo que uno quiera se quiere dedicar (dice entre sonrisas)”.

-¿Eso explica también que ingresaras a militar a la DC a los 14 años?
“Probablemente, mi familia es DC, mis abuelos, mis padres y tiene que ver con eso, recuerdo haber participado en la Federación de Estudiantes Secundarios, Feses, con mi hermano menor; después estuve en la Federación de Estudiantes de la Chile”.

-Te tocaron tiempos duros en la universidad, ¿fuiste activa militante?
“Sí, pero se regía mucho por la posición de la DC. Con mi hermano salíamos a las protestas, pero teníamos un JDC limitante, entonces nosotros gritábamos y marchábamos, pero no hacíamos otras cosas; combatíamos desde la teoría, del discurso y llevamos impreso el sello de nuestra ideología.
“Fui una militante activa y si hay algo que me puede caracterizar a mí, que muchos amigos identifican en mí, es que pertenecía a la DC. Es como la matriz de la que uno viene”.

-Se acusa a la DC de ser muy machista.
“No creo que sea así. La DC es un partido esencialmente progresista. Lo que sí creo es que al igual que otros partidos que hay en el país, la DC tiene prácticas discriminatorias hacia la mujer.
“Esto tiene que ver no sólo con la carga de la DC, diría que al país le ha costado tener mujeres en cargos de alta relevancia y Chile tiene que cambiarlo”.

-¿Tener una presidenta DC debe surtir su efecto?
“Es muy importante. Sí quisiera decir que la DC desde el año 96 fue uno de los primeros partidos en establecer normas de discriminación positiva a favor de las mujeres. Participé en la redacción de los estatutos del partido y fuimos uno de los primeros que impuso una cuota hacia la mujer”.

-Pero un ex Presidente del país y del partido (Frei) dijo por ahí que Chile no estaba preparado para una mujer Presidenta.
“Sí, pero yo no me hago cargo de lo que dicen ex Presidente de la República. Son afirmaciones de él y corresponde a un Presidente de otro contexto histórico a quien admiro y quiero mucho. Él tendrá que justificar sus propios dichos y por algo la ciudadanía dijo algo distinto”.

-¿Te consideras feminista? ¿en qué sentido?
“Sí. Feminista son aquellas mujeres u hombres que creen que se deben cambiar las prácticas respecto de las mujeres. Por feminismo entiendo reconocer hoy día que existen notorios y palpables hechos que discriminan a las mujeres, las feministas somos quienes creemos que esos hechos o circunstancias hay que cambiarlos”.

-¿Te reconoces como las feministas de los ´60?
“O de los ´70, de los ´80, hay diferentes movimientos. Yo me considero una feminista del año 2006, que es aquella de quienes creemos que existen barreras en la sociedad que discriminan a la mujer y que hay que modificarlas para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres”.

-¿Pero reconoces las diferencias entre lo femenino y lo masculino?
“Creo que existe una mirada femenina y una masculina dentro de la sociedad y que ambas tienen que compatibilizarse”.

-Hombres y mujeres nunca podrán ser iguales, biológicamente son distintos.
“Creo que sería ser ciega si yo pensara que los hombres y mujeres somos iguales desde el punto de vista físico, basta con sólo mirarnos. Cuando me dicen ministro o abogado yo les aclaro que basta con que me miren por fuera para saber que soy ministra y abogada, soy mujer. Entiendo que las mujeres somos distintas a los hombres, pero eso no significa que tengamos limitaciones para poder hacer todo lo que desempeñan hoy los hombres. Creo que tenemos que ser tratadas con los mismos derechos que los hombres, atendidas nuestras particularidades y por eso, cuando hablamos de igualdad también hablamos de protección a la maternidad”.

-¿Crees que las mujeres, en esta lucha que han dado por abrirse espacios, se han masculinizado?
“En algún momento de la historia sí; la mujer cuando se paraba en el mundo de lo público decía cómo lo hago y tenía ejemplos; podía actuar como sus compañeros hombres y ciertamente pueden haber mujeres que tuvieron un liderazgo más masculino porque la situación era tan adversa que tenían que adoptar ese modelo”.

-Comenzaron a jugar el partido con los códigos masculinos.
“Creo que sí; hay muchas circunstancias en donde hay mujeres que ejercen un liderazgo más masculino; la Presidenta Bachelet es justamente lo contrario, una de sus grandes fortalezas y de todas las que seguimos su ejemplo tiene que ver con reconocemos un liderazgo femenino. De eso hablamos cuando se dice que Bachelet es inteligente y a la vez acogedora, que ejerce el poder, pero que es simpática y empática. Esa es la doble mirada que tiene el liderazgo femenino y la diferencia de otras figuras como Margaret Thatcher que eran más masculinas”.

-Desde este ministerio se manejan muchas políticas por la mujer. Si te pusiera en la disyuntiva de elegir entre igualdad de sueldo, ampliar las salas cunas o luchar contra la violencia intrafamiliar, ¿cuál escogería como la más trascendente para la mujer?
“Todos los aspectos que has mencionado tienen que ver con el precepto de la igualdad, son tres tipos de discriminación que reflejan sólo que la mujer, en Chile, no es igual al hombre en diversos ámbitos.
“La igualdad salarial es la medida más radical porque la sociedad ve con buenos ojos todas las políticas que eviten la violencia intrafamiliar y también crear más salas cunas, pero de la brecha salarial es algo de lo que nos tenemos que preocupar en los próximos 4 años”.


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