Comer cebollas, tocar arañas, hablar incoherencias son de las típicas escenas que suelen asociarse al trabajo de los hipnotizadores.
Situaciones que, a juicio del doctor en psicología de la Universidad de Stanford, Stephen Gilligan, inducen a error, pues la hipnosis es "precisamente todo lo contrario".
El terapeuta estadounidense, que realizó un seminario sobre el tema en Santiago, explica que en la hipnosis "no se busca tomar el control de la vida de una persona ni introducirle órdenes en su cabeza, sino que ayudar a crear un estado especial de relajación, para que el sujeto recupere el control de su vida, en cualquier área donde se encuentre luchando".
Esto explica en parte por qué al evento organizado por la agrupación dedicada a la capacitación y terapia Cambio PNL Chile, asistieron varios psicólogos y médicos. "Ellos están tratando de adquirir nuevas herramientas para tener una concepción distinta del paciente. Es muy diferente funcionar desde una posición lejana y superior, a colocarse en un plano más horizontal y decirle a la persona 'ok, cuéntame cómo es tu dolor"', comenta el director de la institución, Christian Thomas.
La línea de trabajo de Gilligan, como discípulo del psiquiatra Milton Erickson, plantea que la hipnosis es un estado especial de conciencia que forma parte habitual del sistema nervioso central. Es decir, todos los seres humanos utilizan recursos hipnóticos en su comunicación diaria (al contarle un cuento a un niño, al mantener interés en una conversación); y asimismo, todos experimentan estados naturales de trance. Por ejemplo, cuando frente a un libro o una caminata se cae en una especie de "desconexión" que hace olvidar todo lo demás.
Estas técnicas pueden resultar muy útiles en psicoterapia (el sujeto entra en un especial diálogo con su terapeuta que le permite ir descubriendo su dolor), como también en la consulta odontológica para reducir temores, en la preparación de un parto o cirugía e, incluso, para realizar una mejor diagnosis de los pacientes.
El procedimiento requiere desarrollar una serie de patrones, tanto verbales como no verbales. Entre los primeros destaca, por ejemplo, el uso del lenguaje metafórico que logra entablarse en el diálogo; mientras que en el segundo punto, se aprecian los cambios de entonación, el uso de pausas y silencios, una mirada presente (no invasiva, sino acogedora).
Durante la hipnosis, se activa más el hemisferio derecho del cerebro (que se asocia a la comprensión de totalidades, al pensamiento más analógico y fantasioso). En este sentido, si bien la mayoría puede experimentar algún beneficio de la hipnosis, Thomas indica que hay personas con condiciones más propicias para introducirse en el tema, como las mujeres y los niños; a diferencia de los hombres, más inclinados al hemisferio izquierdo, que es lógico y de juicio crítico.