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Un madre con tres socios: el marido, la nana y Dios

08 de Junio de 2006 | 15:48 |
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“Con mi marido somos socios en la tienda y en la vida”, suelta María José Zañartu cuando se le pregunta si hay ventajas o desventajas al trabajar en pareja.

Asegura que el trabajo de Patricio Middleton, su esposo, en viñas de renombre (hoy es el gerente general de la MontGras) resulta súper valioso para ella, ya que ha logrado aprender de él mucho sobre promoción y venta de vinos fuera y dentro del país.

En contrapartida, el conocimiento que tiene María José de los vinos importados y nacionales también resulta valioso para él en todo lo que se refiere a poder hacer un juicio del vino que está produciendo.

De una sonrisa extremadamente fácil, y también de una coquetería a flor de piel, se niega a confesar la edad y sólo reconoce estar pasada los 40. “Cuarenta y tanto, por ahí”, dice entre risas.

-¿42?
“No, me quedan meses, muuuuuchos meses”, (y alarga la frase). “Lo importante es el espíritu. Nadie diría que tengo esta edad”.

Casados hace 17 años, pero con cuatro años de pololeo, tienen 6 hijos que van de los 17 a los 3 años. Y afirma que tener una familia tan grande es una maravilla. “Es un gran regalo de Dios”, asegura.

-No se acostumbra tener 6 hijos hoy, ¿siempre te proyectaste con familia grande?
“Nunca me proyecté con una cantidad determinada de hijos; yo he aceptado los hijos que Dios me ha querido mandar con una gratitud enorme y la verdad, creo que hubiera sido capaz de tener más hijos, no me hace asco, pero me quedé con 6 y súper feliz.
“No se me hace cuesta arriba, ni es una cosa espantosa. Todo lo contrario, tengo una familia maravillosa, lo paso chancho con ello”.

Como era de suponer, el vino es un tema presente en la familia Middleton Zañartu. Y María José lo confirma cuando reconoce que sus hijos vibran con la feria Cata y Vino, donde se ofrecen para ayudar.

“La chica de 3 años se sienta con su Coca-Cola en un vaso y la mueve, la huele y la toma y yo no le he enseñado que haga eso; lo ha aprendido porque lo ve en nosotros”, dice entre carcajadas.

-Te encuentras con mucha gente que se espanta cuando se entera de que tienes 6 hijos?
“Sí, me dicen que soy loca, inconsciente, irresponsable, todas esas cosas y la verdad es que ninguna de esas cosas, sólo aceptar la voluntad de Dios y hacerlo contenta. Y si el día de mañana me tengo que ajustar el cinturón para darles de comer, lo voy a hacer feliz.
“Dios provee de talento a la gente de acuerdo a lo que puede. A mi mandó 6 porque yo me la podía y a la que le mandó dos, es porque se la puede con dos. Ni una cosa es más mala que la otra. Lo triste es que ésa que tiene 2 ande achacada por la vida”.

-¿Cuál es la receta para crear una empresa y simultáneamente armar una familia grande?
“Creo que pedirle mucha ayuda al caballero de arriba. Sin Dios no sería capaz de hacer todo lo que hago. Con Él todo se puede, en la medida de que te entregues a su voluntad, y su voluntad es que, todos los días, maneje una empresa, cuide a mis 6 hijos y que mi marido viaje por el mundo y a veces, me toque estar mucho sola. Es la voluntad de Dios y lo acepto con alegría, porque además no es nada malo”.

-Pero te habrás fijado límites, prioridades.
“Sí, absolutamente. Trabajo hasta las 3 y media, 4 de la tarde. Ahí se me cae el lápiz porque me voy para mi casa porque mis hijos me necesitan. Mi prioridad son mis hijos y obviamente, voy a estar siempre con ellos. Gracias a Dios lo puedo hacer y el día en que no pudiera hacerlo, dejaría TWH. Eso lo tengo súper claro”.

Pese a que su nana o gerente general de la casa, la Ofelia, ya lleva 17 años con ellos, María José aún no logra recuperar algunos espacios personales que ha postergado –ciertamente feliz- por estar con sus hijos. “También doy gracias a Dios de poder contar con una persona que se preocupa de los detalles, o sea, yo compro las cosas, pero nunca sé qué hay de almuerzo”.

Aunque le encanta cocinar, atender a sus visitas y a su marido, la verdad, lo hace cuando le queda tiempo y por eso, el único espacio que se da es para su vida espiritual. “Me gustaría estar más con mis amigas; de repente, voy al gimnasio. Me encantaría tenerlo, sueño hace tiempo con ir a Patronato –ir a ver cosas para mis niñitas- pero no tengo tiempo, pero tampoco sufro. Algún día lo tendré”, asegura contenta.

-¿Qué dicen tus hijos de una madre que trabaja?
“Lo han visto siempre, es el modelo que les tocó. Soy una mamá que trabaja, pero que siempre está con ellos cuando llegan, entonces no les molesta mucho. Gracias a Dios dejé de trabajar los días sábados, porque eso sí les molestaba cuando eran más chicos”.

-¿Crees que es un buen modelo?
“Ojalá, creo que ellos tienen que aprender que las cosas se ganan con mucho sacrificio y que nada es regalado. De hecho, cuando un hijo me dice que necesita 5 lucas, yo le digo gánatelas, haz algo, limpia autos, lava vidrios, haz bolitas de nuez. Trato de formar a mis hijos con la idea de que la plata no se regala, la plata se gana con esfuerzo, con trabajo, al igual que el estudio; si te esfuerzas vas a obtener los beneficios, las notas, y además, es lo que te corresponde”.

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