Cuando tuvo a su hijo, Julio Reyes se sabía sin un modelo a seguir, pues su padre había muerto cuando él tenía 7 años. Entonces se preocupó de aprender a ser un papá presente y activo. "Desde chico llevé a mi hijo al cine, al teatro, a caminar al cerro. Si veíamos monos animados, los comentábamos. Y siempre tuvimos una relación bien dialogada".
Ahora el niño tiene 13 años y, en plena pubertad, ya no está tan comunicativo. Julio toma este distanciamiento como natural y siente que la buena relación previa les ha ayudado en esta etapa. Por ejemplo, cuando llegó el momento de hablar de sexualidad, el tema se dio dentro de la habitual dinámica de diálogo.
"Igual fue difícil -recuerda Julio-. Nos dio vergüenza a ambos. Los dos mirábamos para otro lado y queríamos que el rato pasara pronto. Pero era necesario y fue un alivio hacerlo".
Las encuestas de sexualidad juvenil revelan que la mayoría de los adolescentes chilenos, incluso los varones, conversan de este tema con su madre y no con su padre. Toda una contradicción, considerando que "hay un aspecto experiencial que sólo los padres pueden transmitir a los hijos hombres", afirma el psiquiatra infanto-juvenil Patricio Álvarez.
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Entre los 11 y 13 años, los hijos se ponen más rebeldes. En esa etapa, la presencia del padre es determinante para poner límites.
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Atreverse a hablar
Aunque para nadie es fácil, vale la pena que los papás se atrevan a tocar este tema cuando los hijos llegan a la pubertad.
"Es bueno sobreponerse al propio temor y tomar la iniciativa de abrir el diálogo", dice el médico. Recomienda hacerlo hablando en forma directa, sin eufemismos, y con propiedad. A la larga, los hijos lo agradecerán y se atreverán, más adelante, a plantearle sus dudas en ese plano.
También
en la preadolescencia se hará más necesaria la presencia del padre para poner límites. "Entre los 11 y 13 años, los hijos se empiezan a poner más rebeldes, más inquietos, y la figura de la madre no basta para poner los límites necesarios. Cuando un papá ha sido lejano, no puede llegar frente al hijo de 12 años a decirle de un día para otro 'soy tu papá, hazme caso' ", explica el sicólogo Eduardo Nicholls, terapeuta de pareja y de familia.
Por eso, el especialista enfatiza que si el padre no ha construido una buena relación con su hijo desde antes, no va a funcionar.